En posesión de veinticinco medallas -récord mundial en gimnasia artística-, Biles es un referente de la fuerza de voluntad de las mujeres.

Simone Biles es una singular atleta: tiene más medallas que edad.

Nacida hace 22 años, obtuvo, el fin de semana, en los Campeonatos Mundiales de atletismo, en la sureña ciudad alemana de Stuttgart, su medalla número 25.

La joven deportista se constituyó en la atleta más condecorada –entre mujeres y entre hombres-, en estas competencias, habiendo superado el récord de 23 que había logrado el bielorruso Vitaly Scherbo.

Y se convirtió, de momento, en la GOAT (Greatest of All Time, Mejor de todos los Tiempos) en su especialidad.

Su logro se suma al hecho de que es campeona olímpica, además de que ha obtenido medallas en todas las áreas del deporte en el cual se desempeña: barra, barras paralelas, salto, suelo, tanto individualmente como en equipo.

Nacida en 1997, en Columbus, la capital del norteño estado de Ohio, la infancia de Simone -y sus tres hermanos- transcurrió, en diferentes momentos, en hogares para niños, ya que su madre, Shanon Biles, recurrentemente careció de capacidad para mantenerlos.

Logrado su récord –que incluye 19 medallas de oro, la atleta dijo, a periodistas, en Stuttgart, que “no soy una persona de números”, y aseguró que “salgo, y hago lo que vine a hacer, y eso es competir para el país”.