En términos generales, el deporte se ha constituido, a pesar de los tradicionales obstáculos, en un espacio de desconstrucción de prejuicios machistas
Las jóvenes españolas están empoderadas de un espacio de actividad física cuyo auge es relativamente reciente, y que -al igual que la mayoría de las actividades humanas- tuvo origen como ámbito exclusivamente masculino: el skateboarding, o skate -el deporte de la patineta-.
No obstante, el avance en materia de igualdad de género en esta área en particular, el machismo sigue teniendo presencia en esta especialidad atlética que, lo mismo a nivel aficionado que profesional, avanza en el difícil desmantelamiento de prejuicios.
Al informar sobre ese contexto, la Corporación de Radio y Televisión Española (Rtve), reprodujo testimonios de skaters -patinetistas- vencedoras de discriminación.
El skateboarding data del final de la década de 1940 y el inicio de la siguiente, cuando surfistas, en California, en la costa oeste estadounidense, se veían imposibilitados de practicar su deporte, durante períodos de ausencia de olas adecuadas.
Algunos surfistas se hicieron de rudimentarias patinetas -cajas de madera o tablas con ruedas de patines adosadas a la base- para desplazarse, en vía pública, en lo que denominaron “sidewalk surfing” (“surf de acera”).
La producción de skateboards -patinetas- perfeccionadas comenzó en la década de 1960, con la fabricación de estructuras similares, en forma -aunque de menores dimensiones-, a las tablas de surf.
Las ruedas fueron mejoradas durante los años ’70, proceso que se ha mantenido, en diferentes aspectos, hasta la actualidad.
El skateboarding también ha evolucionado, y, si bien su popularidad es ascendente a nivel aficionado, adquirió, en 2020, la categoría de deporte olímpico, estatus logrado en los juegos llevados a cabo en Japón.
La especialidad deportiva está, provisionalmente, aprobada para figurar entre las competencias programada para 2024, en Francia.
Respecto a la persistente desigualdad de género en el skateboarding aficionado -específicamente, en el español-, Rtve indicó, en la nota informativa que difundió el 1 de julio, que se trata de un fenómeno presente en el contexto cultural citadino en sus múltiples variantes.
Las redes sociales se han constituido en un componente clave en la desconstrucción de obstáculos característicos del patriarcado en general, de acuerdo con lo revelado por el medio de comunicación.
“Cuando pensamos en culturas urbanas, siempre han sido más visibles los hombres que las mujeres: rap, grafitti (graffiti), ‘break dance’, incluso el ‘skate’”, señaló.
“El territorio femenino del ‘skate’ en España surgió apoyado en un grupo de pioneras y se ha afianzado gracias a las redes sociales y a una nueva generación de patinadoras con actitud y discurso”, planteó.
En respuesta a la pregunta “¿a qué barreras se enfrentan ellas?”, y para ilustrar el contexto, el medio de comunicación citó expresiones testimoniales formuladas por varias skaters, algunas de las cuales integran el Shojo Collective.
Se trata de una agrupación femenina de skaters -que también incluye a personas de la comunidad sexualmente diversa- cuyo principal punto de reunión, para competencias informales, en Madrid, es el sector del Arco de la Victoria.
Cindy Lima, joven skater de Shojo, explicó que “la principal barrera, cuando empecé a patinar fue, básicamente, la vergüenza”.
Ello, “porque, antes, ibas a un ‘skatepark’ (área de patinaje), y eras la única chica”, precisó.
A causa de los prejuicios machistas, “el hecho de ser chica y empezar significaba que yo misma me saboteaba, pensaba que todo el mundo me iba a mirar, me iba a juzgar”, siguió revelando.
Esos preconceptos tienen considerable incidencia en la práctica popular del skate, coincidieron en denunciar las entrevistadas por Rtve, quienes aseguraron que, de diferentes maneras, los han padecido.
“Sí hay machismo”, planteó Macarena Magaña, coordinadora de Shojo Collective.
“Cuando es verano, los chicos patinan sin camiseta, pero, si ellas patinan en biquini, son sexualizadas por redes (sociales)”, agregó, a manera de ejemplo.
“La gente las critica, y pregunta por qué tienen que patinar en biquini, y es porque hace calor, y no por otra cosa”, expresó, a continuación.
Lima también se quejó de los skaters quienes, prejuiciada y ofensivamente, suponen superioridad de conocimientos en la materia.
“Lo he llegado a vivir en mis propias carnes, porque me han infravalorado”, comenzó a relatar.
“Chicos, que no me conocen y no saben que llevo patinando un montón de tiempo, me dan trucos básicos, que yo ya sé”, dijo.
Rtve informó, asimismo, que “el debate sobre la apropiación de los espacios públicos para patinar, por parte de algunos hombres, todavía continúa, y mantiene su vigencia, cuando hablamos de mujeres y ‘skate’”.
Al respecto, Magaña reflexionó, a manera de sugerencia, que “es muy importante que haya espacios seguros”.
“Eso no significa que sean espacios exclusivamente de mujeres, pero sí que creo que es importante retomar espacios que, normalmente, han sido dominados por hombres, y que haya representación femenina”, subrayó.
En cuanto a ese punto en particular, Marta Loter, también skater de Shojo advirtió que “sería un error segregarnos entre chicos y chicas”.
Parte de la solución consiste en “normalizar el que haya un montón de chicas patinando en ‘skateparks’, igual que hay un montón de chicos”, agregó, para señalar que “la diversidad nos da riqueza”.
En cuanto al aporte igualitario del espacio cibernético, Magaña historió que su incursión en este tipo de patinaje ocurrió “gracias a las redes sociales”.
Ello, debido a que, “durante la pandemia, el ‘skate’ pasó por un ‘boom’, y en Tik Tok, en Instagram Reels, se veía a mucha gente patinando, y me entraron las ganas”, reveló.
“Después del confinamiento, encontré un post de Instagram, de Shojo Collective, y les mandé un mensaje directo: ‘Oye chicas, quiero patinar con vosotras’”, continuó narrando.
En opinión de la socióloga Amparo Lasen, quien se desempeña en la pública Universidad Complutense de Madrid (UCM), “las redes sociales han supuesto un impulso para crear comunidad para las mujeres, y para encontrar escenas más seguras”.
“También es verdad que, en ciertos espacios que están muy masculinizados, a veces las mujeres no se sienten tan cómodas ni tan acogidas por los varones”, aclaró.
Sin embargo, “en sitios donde se sienten más cómodas, como los foros de Internet, encontramos bastante información sobre que, realmente, hay un interés femenino por el deporte, por la música, incluso por el ‘skate’ también”, puntualizó, a continuación.
En términos generales, el deporte se ha constituido, no obstante los tradicionales obstáculos, en un espacio de desconstrucción de prejuicios machistas.
Al respecto, en declaraciones que formuló, en 2021, la periodista deportiva mexicana Marion Reimers, aseguró que la práctica de alguna actividad en ese campo, constituye un acto de empoderamiento y de sublevación, por parte de las mujeres quienes la llevan a cabo, además de que es un camino hacia el logro de la autonomía de género.
Se trata, asimismo, de un nuevo campo de oportunidad en la lucha por este objetivo, dijo, a la emisora mexicana W Radio.
“El practicar deporte, sigue siendo un acto de resistencia, sigue siendo un acto en el que conectamos con nuestro cuerpo, en el que también, a través de muchas otras dimensiones encontramos autonomía”, aseguró Reimers, a quien, la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres), designó, en octubre de 2021, embajadora de buena voluntad.
El ejercicio de alguna disciplina deportiva, “es una nueva área de oportunidad que ha detectado ONU Mujeres”, precisó.
En la visión de Reimers, la idea consiste en determinar “cómo el deporte nos permite, a las mujeres, también sublevarnos”.
Foto: Trinity Kubassek