Las mujeres y las niñas son, en el marco de la guerra que hace un año conmociona a Sudán, víctimas de violencia sexual, que incluye asesinatos, violaciones, secuestros, y matrimonios forzados e infantiles

La brutal agresión de género perpetrada por ambos bandos en el conflicto, mantiene, a la población femenina, en situación de absoluta indefensión.

Al cumplirse un año desde el estallido de la guerra interna, el Fondo de Población de las Naciones Unidas(United Nations Population Fund, Unfpa), denunció la situación, y dio a conocer el testimonio de tres víctimas.

“La violencia sexual ejercida como arma de guerra no tiene límites respecto de la edad y carece del más mínimo sentido de misericordia”, la agencia mundial especializada en salud sexual y reproductiva, en el comunicado que, sobre esa dramática situación, difundió el 12 de abril, en su sitio en Internet.

La “desgarradora violencia sexual en Sudán (…) incluye violaciones, secuestros, y matrimonios forzados e infantiles”, aseguró respecto a la crítica vulnerabilidad en la que se encuentran las mujeres, las niñas, y las adolescentes, quienes constituyen son un 50 por ciento de la población total de ese nororiental país africano -estimada en alrededor de 47 millones-.

Unfpa aseguró, en términos generales, que, “después de un año de guerra e inseguridad, Sudán está experimentando las mayores emergencias de desplazamiento interno del mundo: unos 6,6 millones de personas obligadas a huir de sus hogares a otras zonas del país”.

La agencia especializada de Naciones Unidas hizo, así, referencia al conflicto armado que estalló el 15 de abril de 2023, en el contexto de la crisis política, económica, y étnica que golpea a Sudán, con saldo provisional de aproximadamente 16 mil víctimas fatales, y millones de desplazados internos y refugiados en países vecinos.

El fondo también reveló que el sistema de salud es uno de los sectores más afectados por el conflicto -en el cual, entre ambos bandos, participan algo más de 400 mil combatientes-, lo que constituye un componente que, con particular fuerza, agudiza la vulnerabilidad de la población femenina.

Sobre ese aspecto específico, informó que “el sistema de atención sanitaria en Sudán no se ha salvado de la debacle: cerca del 80 % de los hospitales de las zonas afectadas por el conflicto ya no funcionan debido a la escasez de suministros y del personal desplazado”.

“Los centros que permanecen en operación, se ven abrumados por personas que buscan atención, lo que debilita grandemente el sistema”, precisó, para agregar que, “en medio de esta catástrofe, hay 150,000 mujeres embarazadas desplazadas”.

Citada en el comunicado del Unfpa, Fawzya relató su brutal experiencia en el marco de la guerra.

La joven de 26 años dijo que, mientras se dirigía, con una familiar, hacia la frontera occidental -con Chad-, huyendo de la guerra, un combate interrumpió su desplazamiento.

Tuve que correr, y perdí a mi tía”, siguió narrando.

Una familia me ofreció refugio, pero después de tres horas de combate, irrumpieron hombres armados y nos gritaron: ‘dónde esconden las armas?’!”, agregó, además de indicar que, no obstante el hecho de que todas las personas en la casa estaban desarmadas, el propietario fue asesinado cuando uno de los combatiente le disparó a la cabeza.

Fawzya dijo que, a continuación, “los hombres me dijeron que fuera a la habitación de al lado, y les trajera algo de comer”.

“Me fui, y tres de ellos entraron tras mí y cerraron la puerta”, agregó.

Uno, me apuntó con un arma a la cabeza, y me dijo que me quitara la ropa”, y, “cuando me negué, disparó una bala al techo”, continuó relatando, y detalló que “estaba tan asustada”.

La joven dijo que, de inmediato, los atacantes le ordenaron que se echase sobre el suelo, tras lo cual la violaron.

Vomitaba y lloraba”, cuando “una mujer vio a la habitación, después que se marcharon los hombres, me cubrió, y comenzó a llorar conmigo”, reveló.

Fawzya planteó que le resulta “imposible olvidar ese momento: no puedo olvidar ese olor, no puedo olvidar sus rostros”, y aseguró que “este momento me atormentará, mientras viva”.

Por su parte, Sarah, de 14 años, dijo que “nos quedamos sin comida, después de escondernos durante un mes”.

A causa de esa crítica situación, “salí, con mi hermana, a buscar algo de comer, pero tres hombres armados nos encontraron”, agregó.

Mi hermana logró escapar, pero a mí me violaron”, debido a lo cual “estuve desmayada durante horas”, relató, a continuación.

Cuando desperté, me encontré con algunas señoras mayores que me reconocieron y me llevaron a donde mi madre”, dijo, además.

El caso de Shakra, de 22 años, implicó secuestro, además de la violencia sexual.

La joven narró, al Unfpa, que se hallaba, una noche, en la casa de una amiga, cuando “cuatro hombres me obligaron a subir a un automóvil, y condujeron durante dos horas”.

Me violaron, y me dejaron allí, durante dos días, sin agua ni comida”, agregó.

Después encontré a gente de mi tribu, y les pedí que me llevaran a mi familia”, señaló, sin identificar a su comunidad.

El Unfpa informó, en el comunicado de 18 párrafos, que mantiene operativas varias clínicas, “para llegar a algunas de las personas en las zonas más remotas, proporcionando suministros y servicios de salud materna esenciales, incluidas la atención obstétrica de emergencia y el tratamiento clínico de la violación”.

Hasta la fecha, se han desplegado, en todo el país, 33 unidades móviles, y se han creado 64 espacios seguros para ofrecer protección, tratamiento, y remisión a especialistas, a las sobrevivientes de violencia de género”, agregó, para puntualizar que “la mayoría de las mujeres y niñas de las zonas afectadas por conflictos, no tienen acceso a los necesarios servicios de salud reproductiva”.

En ese sentido, citada en la nota informativa una partera quien se desempeña como integrante de uno de esos equipos de asistencia, específicamente en el oriental estado de Al Jazirah, relató que “una mujer que sufría complicaciones del embarazo, tuvo que ser transportada en una carreta, por 10 kilómetros”.

Foto: Mikhail Nilov