En 2015, el Registro Civil inscribió 29.625 matrimonios y 12.794 divorcios, mayo fue el mes que registró más disoluciones, 1.886 en total, asimismo se tramitaron 52 separaciones judiciales.
Nancy Barahona se casó muy enamorada, a los 16 años contrajo matrimonio, su entonces esposo tenía 18 años, como ella dice, un par de chiquillos, ella se dedicó por completo al hogar, a sus hijos y a su marido, solo vivía para ellos, él se trabajaba y hacía los mandados y otros trámites.
A los 10 años sus ex suegros murieron, por lo que su entonces compañero entró en una depresión muy fuerte, no aceptó la ayuda que ella le brindó, Barahona pensaba que en algún momento iba a reaccionar y darse cuenta que tenía una gran mujer a su lado.
“En el trabajo le dieron la oportunidad de estudiar y yo podía aprovecharla también, pero por no dejar a los chiquillos solos, que ya eran de 13 y 12 años, o sea no tan chiquillos, decidimos que mejor fuera solo él, justo en ese momento entró a su vida una mujer y un día en la mañana me dijo ‘ya no quiero estar con usted’”, recuerda.
Para Nancy eso fue una puñalada, reconoce que tenía a su ex en un altar, ahí inició la separación, primero él se pasó de cuarto y pocos días después ella le pidió que se fuera de la casa.
“En ese momento toqué piso, me vi sola, con dos hijos adolescentes y sin un título, tuve que salir a trabajar, yo no sabía lo que era hacer un mandado, pagar un recibo, hacer un presupuesto, ir a la feria, yo era 100% dependiente de él”, expresó.
Aunque consiguió trabajo, la depresión no la dejaba vivir, le pedía a Dios que las cosas se arreglaran, cuando los muchachos se iban el fin de semana con su papá ella agarraba la calle para no quedarse sola en la casa y siempre estaba pendiente de lo que hacía, hasta lo llamaba por el más mínimo detalle.
Por medio de una publicación de un familiar conoció el grupo Solteros, Viudos y Divorciados Cristianos de Costa Rica, asistió a charla llamada “Cerrando ciclos”, gracias a eso tuvo el coraje de cerrar sus perfiles en las páginas para buscar citas.
El mundo de Nancy era su exesposo, por medio del grupo comenzó a llenar ese vacío espiritual, ansiaba reconstruir su vida sentimental, sin embargo pese a tener cuatro años de separados ella no había iniciado los trámites de divorcio, fue muy duro firmarlo, ella creía en el matrimonio para toda la vida.
Unos meses después conoció por medio de ese grupo a Harold Montero, con quien comenzó a salir, admite que con mucho temor, la relación prosperó y hace un año se casaron.
A su exesposo no le guarda rencor, tienen una buena relación, ya son abuelos, respeta la relación que tiene con Harold: “el matrimonio fue bonito, es una persona a quien yo le tengo aprecio, deseo que le vaya bien, lo bendigo”, manifestó.
Tiempo para llorar
Si bien es cierto cada persona es diferente y las circunstancias no son las mismas, pero nunca está de más asistir a una terapia para superar el divorcio.
Carol Garita, Psicóloga Clínica de la Unibe, comentó que este proceso tiene que ser voluntario, la duración dependerá de las características del involucrado, de la naturaleza de la situación y de lo que en sí se desee trabajar, no hay una duración establecida, aunque hay procesos que llevan hasta un año.
Garita explicó que la principal causa de consulta es precisamente el deseo de superar el golpe y seguir adelante y cuando hay hijos, se busca una forma adecuada para lidiar con ellos.
“Es muy frecuente que los miembros de la pareja se sientan culpables; ya que el divorcio es una separación y ruptura significativa, es común que se experimenten sentimientos de culpa, angustia, desolación, entre otros”, indicó Garita.
Según la experta, los principales temores son el creer que no se puede superar la situación, no llegar a rehacer su vida, en algunos casos pensar en que no encontrarán nunca más una pareja y por supuesto, el impacto que causará en los hijos.
Nunca faltan los consejos de los allegados, en especial el famoso “un clavo saca otro clavo”, sin embargo, Garita no recomienda buscar otra pareja. Nancy contó que a ella le decían que se buscara un novio, pero que no se volviera a casar.
“La persona debe primero procesar las emociones que conlleva, permitirse sentir el dolor, manejarlo poco a poco, retomar áreas de su vida que quizá se hayan dejado de lado, redescubrir sus potencialidades para entonces estar listo para enfrentar las exigencias del ambiente”, declaró.
Para algunos el matrimonio es un triunfo o un sueño, mientras que el divorcio es un fracaso, Carol Garita añadió que siguen existiendo los prejuicios y que recaen tanto en hombres como en mujeres.
De igual declaró que ambos sufren los efectos de la ruptura, lo que puede variar es la manera de afrontarlo, pero en realidad depende de las características de cada persona y de todas las circunstancias que rodean el divorcio.
HaroldMontero y Nancy Barahona
Otro apoyo
En nuestro país funciona un grupo llamado “Solteros, viudos y divorciados de Costa Rica”, Ronald Abarca es uno de sus fundadores, hace 10 años su esposa murió en un accidente, él quedó al cuidado de sus cuatro hijos, el menor en ese momento tenía dos meses.
“Comprendí que hay muchas personas que viven una situación parecida y psicológicamente pasamos por una etapa muy dura, así que estudié este fenómeno, hace tres años y medio comenzó este grupo, éramos unas 15 personas”, explicó Abarca.
La visión del grupo es ayudar a las personas a restaurarse e incluso a prepararla para una segunda relación, expresó que algunos por no estar solos buscan pareja en el lugar equivocado.
Realizan paseos, hacen distintas actividades, buscan que se estrechen lazos de amistad entre los miembros, enseñarles a relacionarse con otros y que se recuperen anímicamente para rehacer su vida.
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