El movimiento feminista no es una batalla contra los hombres, sino una lucha por acabar con siglos de dominación y de infravaloración, durante los cuales se ha sometido a la mujer a los más tristes vejámenes
María Isabel Solís Ramírez*
No comprendo por qué algunas mujeres rechazan, menosprecian y miran con desdén el movimiento feminista, una lucha gestada décadas atrás en diferentes partes del mundo, con la finalidad de desterrar los atropellos que se han cometido durante siglos contra este colectivo humano: el 50% de la población mundial.
Todas las mujeres sin distingo de posición económica, social, color, religión, credo político, religioso…deberíamos ser feministas, pues esta lucha no es una majadería como he escuchado decir a muchas personas, tampoco es un movimiento superficial, todo lo contrario.
El movimiento feminista no es una batalla contra los hombres, nada más alejado de la verdad, sino una lucha por acabar con siglos de dominación y de infravaloración durante los cuales se ha sometido a la mujer a los más tristes vejámenes.
La escritora costarricense Yadira Calvo nos ofrece en su libro la “Aritmética del Patriarcado” toda una investigación que, posiblemente, le costó muchas horas de desvelo, de estudio, de lectura, de análisis …para describir y poner en blanco y negro y, en una línea de tiempo, cómo en Costa Rica y en otras partes mundo, las mujeres hemos sido consideradas inferiores, inhábiles, ingenuas, sin cerebro, dóciles animales domésticos. Sí, así de triste.
Lo que nos describe Yadira Calvo no son elucubraciones, ni opiniones son realidades que, tras hurgar diversos documentos, libros, escritos… nos van señalando las injusticias cometidas por notables filósofos, médicos, políticos, investigadores…contra este 50% de la humanidad.
Esa publicación, debería ser un libro de texto en secundaria y en las universidades, quizás de esta manera podríamos elevar la conciencia de propios y extraños para que cada día tengamos una sociedad más solidaria, más colaboradora, más justa, más humana.
El movimiento feminista es una lucha que tiene que ver con la igualdad de derechos y oportunidades que tenemos los dos bastiones fundamentales de la sociedad. Afortunadamente, este movimiento ya ha dado rédito y hoy las mujeres tenemos mejores posibilidades de crecimiento, de estudiar, de votar y estar gerenciando diversos proyectos para provocar cambios sociales, políticos y económicos que procuren una sociedad más justa y más igualitaria.
La paridad en algunos colectivos no se puede considerar vacua y menos de mero trámite. No. Es un tema que tiene que ver con procurarle a las mujeres las posibilidades de participar en la toma de decisiones.
La escritora nos pone en nuestras manos una valiosísima investigación que nos permite tomar conciencia y aplaudir todos los esfuerzos realizados tanto en el país como allende de sus fronteras para proporcionarle a las mujeres todo lo que se les ha quitado durante siglos.
Me llena de satisfacción, por ejemplo, ver como la máster Yanancy Noguera, una mujer inteligente, estudiosa a quien vi crecer como profesional, se convierta, a partir del 1 de enero del próximo año, en la Presidenta del Colegio de Periodistas y Profesionales de la Comunicación. Desde la fundación de ese colegio, en 1969, es la tercera mujer que ha dirigido esa institución.
Los ejemplos de mujeres valiosas sobran en nuestro medio, muchas de ellas trabajan como hormigas y sin mayor alaraca para llevar adelante proyectos en favor de la sociedad. Doña Laura Rodríguez en la Biblioteca Nacional, Patricia Vega, investigadora de primer mundo, Olga Arguedas en el Hospital Nacional de Nacional de Niños, Sandra Kauffman en la NASA, María Laura Arias en la Universidad de Costa Rica y miles más, son muestra de la inteligencia y el valor que tiene este colectivo y que durante siglos se ha perdido.
Las mujeres debemos saltar, alzar la voz y recobrar todos los derechos y espacios que nos han usurpado y todo de los que se no ha privado durante la historia de la humanidad. Hemos avanzado, pero todavía nos falta mucho camino por recorrer, no falta reconocernos a nosotras mismas que somos personas valiosas, con derechos y con oportunidades.
*Periodista y salubrista