La carga de cuidados y el periodo de maternidad incide en que las mujeres, recurran a tomar pausas laborales para después retornar a su trabajo, por medio de programas que pueden incluir flexibilidad en el horario y teletrabajo

Tomar pausas laborales es cada vez más común. Según una investigación de ManpowerGroup, el 57% de los hombres y 74% de las mujeres millennials anticipa dejar su carrera profesional para cuidar a los niños, a los ancianos o para apoyar a su pareja en un trabajo, una tasa mucho más alta que la de generaciones anteriores.

Entre estas políticas para que las mujeres se reinserten al mercado laboral se encuentran las “rampas de maternidad”, implementadas en algunas empresas de Estados Unidos. Se trata de programas de retorno gradual después de la maternidad. Estos programas pueden incluir flexibilidad en el horario o la posibilidad de comenzar con un trabajo remoto o con un horario a tiempo parcial antes de volver al trabajo presencial de tiempo completo.

Sin embargo, las rampas de trabajo no solucionan el desbalance que existe en la distribución del cuido de menores de edad, adultos mayores y enfermos, los cuales son atendidos en su mayoría por las mujeres.

“Las acciones afirmativas, como las ´rampas de maternidad´, no son la solución al problema, porque este es mucho más complejo; es decir, se sigue reconociendo que la carga de los cuidados es para la mujer, y buscamos cómo pueda insertarse al mercado laboral aún con esa carga; sin embargo, nos deberíamos estar enfocando en redistribuir esas cargas, por ejemplo, en los hombres”, afirma Natalia Calero, abogada, especialista en igualdad de género yacadémica del Tec de Monterrey, en una entrevista publicada recientemente en El Economista.

La especialista opina que también se debe considerar el rol que juegan los otros actores, como el gobierno y el sector privado, para solucionar ese problema estructural que son los cuidados.

Expone que se tiene que entender que el hecho de que la mujer no esté en la fuerza laboral, por un lado, afecta el crecimiento de la economía, y por otro, también sus derechos económicos al depender de alguien más, su marido, por ejemplo.

“Si las mujeres no puedan reinsertarse en el mercado laboral por cuestiones de cuidados, traerá problemas de pensiones y pobreza, porque si hoy el sistema que tenemos no permite tener una vida digna cuando trabajas en la formalidad, mucho menos para quienes no están en este sector, por lo que esta situación también hace vulnerables a las mujeres, afirma Calero.

La abogada especialista en género concluye, que si bien las “rampas de maternidad” son acciones positivas que suman, no deben ir solas, se tienen que acompañar de otras medidas que permitan atender el problema de raíz.