Johanna Castro García es una educadora que ha dedicado gran parte de su vida a trabajar por las personas con discapacidad

El bien común es un concepto muy popular que no todos ponen en práctica, sin embargo, quienes si lo hacen, dedican su vida a servir a los demás de forma contundente y activa.

Johanna Castro García es una educadora con más de 24 años de experiencia que se ha desarrollado profesionalmente en el Ministerio de Educación Pública y que desde hace ocho años labora como directora ejecutiva de la Fundación Yo Puedo ¿Y vos?, fundación que, tal y como se describe en su página web, nació inicialmente en el 2012 como una campaña publicitaria, y luego en el 2013 como fundación sin fines de lucro, la cual busca y promueve acciones para generar espacios inclusivos para las personas con síndrome de Down en la familia, en el centro educativo y en el trabajo.

“Desde pequeña sentí esa inquietud por trabajar por y para las personas con discapacidad, vivía cerca de la Escuela Fernando Centeno Guell y durante mi paso por el colegio había un aula integrada para personas sordas, además tuve un sobrino con discapacidad y eso me terminó de motivar, siempre quise ser maestra, ese fue mi norte”, comentó Castro.

La educadora ha realizado todo tipo de labores en virtud de las personas con discapacidad, en la fundación ha evaluado personas para la bolsa de empleo, además de dar capacitaciones, talleres, de varios temas como inclusión laboral, modelo social, respeto a la diversidad y también es docente en la Universidad de Costa Rica en la Facultad de Educación y Lenguas Modernas en donde imparte cursos de inclusión educativa, laboral y trabajo en equipo por y para la diversidad.

“Deseo en un plazo no muy largo realizar campañas de concientización para las familias, centros educativos y docentes, ya que considero que aún nos falta mucha educación, aún está latente la discriminación y no hay tanta apertura, quisiera orientar más a los maestros en estos temas”, manifestó la docente.

Además, asegura que si pudiera cambiar algo en la sociedad sería el trato que se le brinda a las personas con discapacidad, porque aún hay mucha carencia de sensibilización.

“Debemos entender que no hay personas “normales” o “especiales”, somos universalmente diferentes, así me gustaría que la gente viera a las personas con discapacidad, dignas de vivir una vida plena, de tener empleo, de ser aceptados socialmente. Debemos dejar de perpetuar estereotipos como el “pobrecito” o vivir de la lástima, es tiempo de un cambio de mentalidad”, expresó la maestra.

Un mundo inclusivo

Johanna hace un balance diario de lo que ve a su alrededor, lee en las noticias y escucha en los medios y fortalece su deseo de seguir trabajando por una verdadera inclusión, una donde estamos metidos todos.

“Todos somos diferentes, pero iguales, todos tenemos derecho a una educación y esa educación debe ser inclusiva y de calidad, debemos de naturalizar la discapacidad y verla como esa diversidad que existe en el mundo, me encantaría una sociedad sin barreras”, concluyó