La cultura machista y la cultura de la inmediatez atentan contra nuestra salud, bienestar y felicidad…
Un estudio de Harvard que abarca más de 75 años concluye que aquello que hace que vivamos más, más saludables y más felices son las relaciones. Ni la fama ni el dinero. Las buenas relaciones; Relaciones con la familia, los amigos y la comunidad. Relaciones de calidad.
En una sociedad patriarcal y machista, no solo no se fomentan las buenas relaciones, sino que se transmiten patrones de relaciones de dominación del macho alfa sobre los demás miembros de la familia, y en general, de los hombres sobre las mujeres. Podríamos concluir, a contrario sensu, que este tipo de relaciones son dañinas para nuestra vida y nuestra salud.
Por otro lado, el capitalismo crea constantes necesidades para obligarnos a estar consumiendo. Nos genera la ilusión de que vamos a ser más felices con la última tablet o el último iPhone, hasta que seis meses después aparece el siguiente modelo y ya no somos tan felices hasta que lo compramos y descartamos el anterior. Ad infinitum.
Es mucho más fácil sacar una tarjeta y comprar un teléfono de tecnología de punta, que nos permita tener 2000 “amigos” de Facebook, estar en varios chats de Whatsapp o Telegram, en donde con una tecla nos “comunicamos” simultáneamente con varias personas…
Volviendo al estudio de Harvard, sin embargo, las relaciones más satisfactorias, en palabras de los mismos participantes del estudio, son aquellas en las cuales se puede realmente contar con la otra persona sin importar qué. Sería muy común e incluso predecible, que ante un grave problema que nos aqueje, esos 2000 amigos cibernéticos elijan darnos la espalda o ignorar el llamado… y muchos nos “desamigarían” por importunarlos de esa forma…
La cultura machista y la cultura de la inmediatez atentan contra nuestra salud, bienestar y felicidad. Construir relaciones duraderas basadas en la confianza y el respeto mutuo, contribuirá a la larga a darnos mayor bienestar y felicidad, una vejez más lúcida y placentera y más satisfacción en nuestra vida.
Como sociedad estamos lejos de lograrlo, más bien marchamos en dirección opuesta. Como individuos, podemos elegir tomar un sendero distinto y poco a poco ir cambiando las cosas. Esforzarnos más en construir mejores relaciones.
Y ya en el mero campo de la especulación, si se le hubiera preguntado a los 750 jóvenes con quienes iniciaron el estudio, cómo trataban o se dirigían a las mujeres en general, imagino que aquellos que llegarían a vivir más y ser más felices, serían aquellos que siempre las trataron con respeto y de igual a igual; que no las valoraron por un criterio único de belleza; que las juzgaron capaces de alcanzar grandes logros y méritos académicos y laborales; que jamás participaron de un acoso callejero… Me pregunto: ¿cuántas personas cambiarían sus esquemas y patrones machistas para construir mejores relaciones si tuvieran conciencia de que eso los hará más felices y los hará alcanzar una mayor esperanza y calidad de vida?