El algodón orgánico, cultivado sin peligrosos pesticidas, herbicidas, fungicidas y sustancias químicas agresivas, es un excelente material para cubrir la piel
Como adulto, puede absorber hasta 60 % de lo que aplica a su piel. Con los niños, el porcentaje es mucho mayor. El índice de absorción de la piel de los niños tiende a ser de 40 a 50 % más alto que el de los adultos.
Y una vez que una sustancia ha atravesado cualquiera de los 5 millones de poros en la piel (tan solo en el rostro hay 20.000), puede entrar en la linfa y el torrente sanguíneo a través de sus órganos.
Dos fuentes diarias de sustancias químicas potencialmente peligrosas que tienden a pasar desapercibidas son las sábanas y las toallas de baño. Pasa cerca de un tercio de su vida con el cuerpo y rostro en contacto directo con las sábanas y fundas de almohadas. Y después de cada baño, seca su cuerpo entero con su toalla.
Lo que muchas personas no toman en cuenta es que una mezcla horripilante de sustancias químicas, que han demostrado ser potencialmente dañinas para la salud humana o cuya seguridad no ha sido evaluada por completo, podría estar integrada profundamente y de forma permanente en la fibra de las sábanas, ropa, medias y paños (entre otros).
Por lo general, estas sustancias químicas no se desprenden con el lavado, lo que significa que permanecen en la superficie y el interior de las fibras de sus ropas, toallas y sábanas. Y, con el uso, pueden emitir vapores y liberar partículas microscópicas, lo cual lo pone en riesgo de absorberlas a través de la piel o inhalarlas mientras duerme.
Gracias a las alternativas a la moda disponibles en la actualidad, puede tener toallas grandes, suaves y cómodas, y sábanas satinadas y delicadas que no sacrifican su salud ni su economía.
El algodón orgánico es la forma más pura de algodón, cultivado sin peligrosos pesticidas, herbicidas, fungicidas, sustancias químicas agresivas, defoliantes, aguas residuales ni semillas transgénicas.
Los agricultores con certificación orgánica cultivan algodón orgánico con la ayuda de fertilizantes naturales, insectos benéficos y técnicas innovadoras para quitar la maleza. Estos sistemas reponen y mantienen la fertilidad de la tierra, mientras que aumentan la biodiversidad para proteger el aire y el agua.