Serie La Rebelión de las Mujeres – Parte 3
Al tercer día de la Rebelión, fueron publicados sendos documentales en Netflix y la BBC acerca del trabajo doméstico y el cuido no remunerado, que comprende las actividades requeridas para el mantenimiento cotidiano de las familias, como limpieza, crianza de niñas y niños y el cuidado de personas ancianas, enfermas o con capacidades diferentes.
Aunque hay hombres que comparten las tareas domésticas y cuidos con sus compañeras, o lo asumen en su totalidad, los datos demuestran que son pocos. Ambos documentales mostraron cifras provenientes de la OIT y el Banco Mundial que estiman que las mujeres dedican “de una a tres horas más al día al trabajo doméstico que los hombres; de dos a diez veces más tiempo al día al cuidado de niños, ancianos y enfermos, y de una a cuatro horas menos a las actividades comerciales”. En resumen, las mujeres realizan al menos 2,5 veces más trabajo doméstico y de cuidado no remunerado que los hombres.
La quinta avenida de New York, el Paseo de la Reforma en México, la Gran Vía en España, la Collins Street en Melbourne, Australia y la avenida de los Champs Elysées, en París, entre muchas otras avenidas y calles importantes en el mundo, fueron atiborradas de cuerpos femeninos con pancartas que leían “Paro doméstico”, “Que cocinen y laven los platos nuestros maridos”, “Exigimos pago remunerado por trabajo doméstico”, “Liberté, égalité, fraternité”.
Los documentales pusieron al relieve una verdad que muchos conocían, pero ignoraban: que el trabajo no remunerado de las mujeres es el que permite que muchos hombres estudien, se desarrollen personal y profesionalmente con menos limitaciones y preocupaciones, ocupen muchos más puestos de liderazgo en las empresas y gobierno, porque sus madres, hermanas, esposas e hijas limpian, cocinan y cuidan a los miembros de sus familia.
Líderes femeninas de diferentes partes del mundo, en radio, televisión y redes sociales pronunciaron discursos acerca del valor del trabajo doméstico y del cuidado no remunerado, afirmando que el mismo es de vital importancia en la economía mundial, pues representa entre un 10 y un 39 por ciento del producto interno bruto.
Ecuaciones y fórmulas económicas se dieron a conocer en diferentes foros, en donde se demostraba que este tipo de trabajo tradicionalmente menospreciado, tiene más peso que la industria manufacturera, el sector comercio o el del transporte a nivel mundial.
Los datos contundentes levantaron un chispero entre las manifestantes airadas, al punto de que en Washington un grupo de unas 150 de mujeres dramatizaron una segunda toma del capitolio, al estilo de los seguidores de Donald Trump, derribando vayas, escalando paredes e irrumpiendo la sesión en la que precisamente se discutía reformas a las leyes laborales del país y del sistema de salud, para brindarle los beneficios de aguinaldo, vacaciones y Medicaid a las mujeres que realizaban trabajo doméstico y cuido no remunerados.
Como a diferencia de los neo nazis de Trump, las manifestantes no portaban armas, ni vandalizaron la propiedad, fueron recibidas en el plenario por la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi, quien solicitó que una delegación de 10 mujeres elegidas por el mismo grupo de pseudo terroristas, cargadas de cacerolas y cucharas, se quedaran en el recinto, y las demás se marcharan en forma pacífica.
“Después de más de 200 años, ni siquiera la quinta parte del Congreso está compuesto de mujeres”, así inició Pelosi la reunión improvisada con las subversivas.
El fortuito encuentro propició que líderes políticos mundiales como Alexander Boris de Pfeffel Johnson, primer ministro del Reino Unido, Pedro Sánchez Pérez-Castejón, presidente del Gobierno de España, el presidente de Argentina, Alberto Ángel Fernández y el de México, Andrés Manuel López Obrador, entre otros 34 mandatarios, coordinaran reuniones relámpago con las lideresas de la rebelión para llegar a un acuerdo que detuviera el paro, pues ya comenzaba a afectar emocionalmente a los hombres.
El actor Daniel Craig, acompañó a las lideresas de Londres en la marcha por la calle Oxford y en una entrevista con la prensa inglesa expresó, «Las mujeres son responsables de dos tercios de los trabajos realizados en todo el mundo y sin embargo ganan solo el 10% de los ingresos totales y solo el 1% de las propiedades… ¿Hay igualdad? Hasta que la respuesta no sea sí, no podemos dejar de preguntárnoslo». El príncipe Harry se unió a la causa asegurando que «Cuando las mujeres tienen poder, mejoran inmensamente las vidas de todos los que están a su alrededor».
Los informes de 39 países, incluyendo algunos de los que conforman la zona Euro, Asia occidental, América Latina y los Estados Unidos, confirman un elevado ausentismo laboral por parte de los hombres, debido a situaciones vinculadas al cuido de los menores de edad y la limpieza del hogar. Las llamadas al 911 de padres solicitando auxilio a causa de la incapacidad de calmar los pleitos de los chiquillos o de obligarlos a comer -algo insólito antes del paro-, son frecuentes.
El drástico aumento de las solicitudes de divorcio en los juzgados civiles, siendo los demandantes los hombres, así como el crecimiento vertiginoso en el uso del servicio exprés de comida y el de lavandería en los países de renta media y alta, confirman que el paro doméstico está haciendo efecto.
A pesar de esta realidad, diferentes observatorios de violencia de género hacia las mujeres reportan una baja en denuncias de agresiones y feminicidios, debido principalmente a la conformación de un grupo de hombres denominado “Soy tu compañero”, que se han unido a las manifestantes para apoyar el derecho a la igualdad y equidad de género. Ellos han enviado reiteradamente mensajes de solidaridad y respeto hacia la causa de las mujeres, además de contar con un batallón de sicólogos que a través de sesiones virtuales y telefónicas brindan asistencia a los hombres que experimentan síntomas de estrés y depresión, debido a la carga del trabajo doméstico y de cuido.
*Relato ficticio basado en datos y citas reales.