El sexismo no es un tema exclusivamente de mujeres, tal como el racismo no es un tema únicamente negro.

Por lo tanto, el combate a ambas patologías sociales implica unidad, lo mismo que comprensión y solidaridad.

Al expresar así su visión sobre ambos temas, la tenista campeona afroestadounidense Venus Williams planteó la necesidad de que, además, los grupos de poder, que tienen el privilegio de ser escuchados, lo usen constantemente.

“Así como el sexismo no es solamente un ‘tema de mujeres’, el racismo no es solamente un ‘tema negro’”, escribió la deportista, en un extenso mensaje que difundió en la red social Instagram.

Williams hizo así referencia a la desigualdad de género existente en el campo del tenis, principalmente en materia de remuneración económica en los principales torneos de participación internacional, y a la histórica discriminación racial imperante en Estados Unidos, en particular, en materia de brutalidad policial racista.

Respecto a la inequidad que afecta a las tenistas, Williams relató la lucha que impulsó respecto a la premiación en los torneos Grand Slam -los que respectivamente se llevan a cabo en Wimbledon (Reino Unido), Australia, Estados Unidos, Francia-.

En cuanto al primero, indicó que, “en el pasado, he tenido el honor de luchar por igual premio monetario para todas las jugadoras en los grand slams del tenis”.

“Cuando luchamos por y ganamos igual premio monetario, todos participaron, hombres y mujeres, de todos los colores y de todas las razas. Y ganamos”, relató.

El esfuerzo en ese sentido fue inicialmente impulsado por la estadounidense Billie Jean King, ganadora de 39 títulos Grand Slam -12 individuales, 16 en dobles femeninos, 11 en dobles mixtos-, en las décadas de 1960 y 1970.

King, quien en 1973 ganó, frente al también estadounidense Bobby Riggs el partido “Batalla de los Sexos” (“Battle of the sexes”), ingresó, en 1987 al Salón de la Fama del Tenis Internacional, tras haber creado la Asociación de Tenis de Mujeres y la Fundación de Deportes de Mujeres.

En el caso de Williams, la tenista se reunió, en 2005 con autoridades de los torneos francés y británico, ya que se negaban a pagar los premios, en términos de equidad, a mujeres y a hombres.

Un hito en esa lucha fue marcado por un artículo de opinión de Williams, publicado en 2006, por The New York Times, un día antes del inicio del torneo británico -el de Wimbledon-.

“Siento muy fuertemente que la posición de (las autoridades de) Wimbledon desvaloriza el principio de meritocracia y menoscaba os años de duro trabajo que mujeres en el circuito han puesto para ser jugadoras profesionales de tenis”, escribió entonces.

“Wimbledon ha argumentado que el tenis de mujeres es de menos valor por una variedad de razones”, denunció Williams, quien, al refutarlas, aseguró que, “a los ojos del público en general los partidos de hombres y de mujeres tienen el mismo valor”, y precisó que, “para el récord, la final de damas en Wimbledon en 2005 duró 45 minutos más que de los hombres”.

“Tengo la intención de hacer todo lo que yo pueda hasta que el sueño original de Billie Jean, de igualdad, sea realidad”, aseguró.

Un resultado inmediato radicó en el hecho de que el entones primer ministro (1997-2007) británico, el laborista (centroizquierdista) Tony Blair, y algunos parlamentarios, apoyaron lo planteado por la tenista, además de que, también en 2006, la Asociación de Tenis de Mujeres (Women’s Tennis Association, WTA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) se unieron en una campaña para promover la igualdad de género en el los deportes.

Y solicitaron, a Williams, que dirigiera la campaña.

La presión fue considerable, y las autoridades del torneo de Wimbledon, y de su similar francés, anunciaron, en 2007, con un día de diferencia, la respectiva implementación de la equidad en materia de premios económicos.

Al respecto, el diario Sun-Times, de la norteña ciudad estadounidense de Chicago, aseguró entonces que Williams fue “el factor individual” que “cambió la mentalidad de los muchachos”.

Su “voluntad de asumir una posición pública la separa no solamente de sus pares femeninos sino de nuestros más celebrados atletas varones”, agregó el periódico.

Al ganar el torneo femenino de Wimbledon, ese año, Williams se convirtió en la primera mujer beneficiada con la equiparación de género, ya que obtuvo el mismo premio monetario que el suizo Roger Federer, ganador del torneo masculino.

La lucha de Williams fue tema para un documental estrenado seis años después.

En su mensaje del 8 de este mes, Williams también se refirió al racismo históricamente imperante en Estados Unidos, una de cuyas manifestaciones más violentas radica en la brutalidad con la cual las fuerzas policiales de las diferentes ciudades, en general, actúan cuando se trata de personas integrantes de la comunidad negra de ese país.

Al igual que en el caso del sexismo, planteó la necesidad de eliminarlo.

En alusión al asesinato del ciudadano afroestadounidense George Floyd, por un gente blanco de la fuerza policial de la norteña ciudad de Minneapolis, quien, tras detenerlo y esposarlo, lo asfixió, sobre el asfalto, apoyándole en el cuello, durante casi nueve minutos, una rodilla, no obstante el hecho de que el detenido expresó, reiteradamente que “no puedo respirar!” (“I can’t breathe!”), según lo videos grabados en teléfonos celulares, por testigos del homicidio.

El crimen policial desencadenó masivas manifestaciones de protesta, a nivel nacional -y en ciudades de otros países, a nivel mundial-, así como contra la actitud del presidente estadounidense, Donald Trump, señalado y repudiado, en las manifestaciones, como fomentando la brutalidad policial racista.

Respecto al homicidio de Floyd, la tenista escribió que “esto apenas roza la superficie del repulsivo rostro del racismo en Estados Unidos”.

“Tómense un momento para imaginar esto: si la brutalidad policial puede existir y ser tolerada durante tantos años a esta escala, imaginen los otros insidiosos actos de racismo que permean nuestro país: en el lugar de trabajo, en el sistema judicial, en el sistema de salud, en el sistema educativo”, planteó.

“Hasta que se haya caminado en estos zapatos, como afroestadounidense, es imposible entender los retos que uno enfrenta en el país, en este mundo. Lo que se siente cuando uno no se es escuchado, se lo considera estúpido, tonto o imprudente por pensar que el racismo todavía existe a todo nivel”, reflexionó, más adelante.

Sin embargo “esto ya no cae en olidos sordos”, indicó, para agregar que “estoy sorprendida por la solidaridad que ha estallado en todo Estados Unidos”, y expresar que “me ha emocionado hasta las lágrimas”.

Williams llamó a poner fin al racismo, manteniendo la protesta.

“No podemos dejar que el racismo sistemático persista”, para lo cual “tenemos que amarnos unos a otros. Ayudarnos unos a otros. Escucharnos unos a otros, creer unos en otros, aun si no entendemos o nunca caminaremos en los zapatos de nuestro vecino” expresó.

“Sigan haciéndose oír. Haciéndose oír, mañana, el mes que viene, el año que viene, todos y cada uno de los días hasta que todo sea igualitario para los afroestadounidenses”, agregó, y subrayó que “DEBEMOS ganar!”.