La aguda crisis de gobernabilidad que se disparó en 2023 en Ecuador contribuyó, en buena medida, al aumento de los casos de femicidio a nivel nacional

La población femenina en Ecuador -lo mismo la adulta que la menor de edad-
careció de seguridad, y sus derechos fueron severamente vulnerados.
Al exponer el cuadro de situación Lizi Ernst, defensora ecuatoriana de los
derechos de las mujeres, denunció, a manera de ejemplo, que los femicidios se
dispararon, dramáticamente, en el lapso de apenas dos años.
En declaraciones reproducidas, el 22 de enero, por el medio de comunicación
local GK, la activista aseguró que no existe una política gubernamental clara en lo
que tiene que ver con la violencia de género en el andino país sudamericano.
“El año que pasó, no tuvimos ninguna certeza”, precisó Ernst, quien preside la no
gubernamental Coalición de Mujeres del Ecuador -una oenegé fundada, en 2014,
para incidir en la elaboración de políticas de género lo mismo en materia de
seguridad que de acceso a la salud sexual y reproductiva-.
“Y, en el gobierno de Guillermo Lasso, los derechos de las mujeres y de las niñas
se vieron bastante perjudicados, menguados”, señaló.

La defensora de derechos humanos hizo, así, referencia al derechista banquero
cuya cuestionada presidencia -inaugurada en 2021- se vio interrumpida, en
noviembre de 2023, en el marco del agudo caos político que incluyó una crisis sin
precedente en materia de violencia de crimen organizado.
Ausencia de política pública clara
Lasso fue reemplazado, tras elecciones de emergencia llevadas a cabo en dos
vueltas de votación -respectivamente, el 20 de agosto y el 15 de octubre de 2023,
por el actual mandatario interino, el también derechista Daniel Noboa -ciudadano
estadounidense-ecuatoriano-, cuyo mandato de 18 meses inició el 23 de
noviembre.
En opinión de Ernst, “no ha habido una política pública clara de situación”, en
materia de agresión machista.
“Si el Ministerio de la Mujer, que consideramos simbólicamente una cuestión
positiva, no tiene presupuesto -o una estructura nacional-, no sirve de mucho”,
aseguró, respecto a la cartera creada, en noviembre de 2022, por Lasso, en el
marco de la violencia que venía golpeando al país.
“Haberlo creado creo que fue un canto a la bandera, para congraciarse con las
mujeres después del femicidio de María Belén Bernal”, aseguró.
La activista aludió así al asesinato de Bernal, una abogada, perpetrado, en
setiembre de 2022, en la sede de la Escuela Superior de Policía, por su esposo, el
teniente e instructor policial Germán Cáceres.
Desaparecida el 11 de ese mes -luego de una de una violenta discusión con
Cáceres- fue encontrada, sin vida, 10 días después, en un sector del cerro
volcánico Casitagua, en la periferia norte de Quito -la capital nacional-.
Al citar a Ernst, GK informó que la no gubernamental Alianza Feminista para el
Mapeo de los Femicidios en el Ecuador “calificó al 2023 como el año más violento
para las mujeres”, en el país.
Respecto a esa evaluación, la activista señaló que ello obedeció a “por lo menos
dos factores” que se combinan.
Por una parte, “hay más casos”, y por la otra, “el tema de inseguridad que
atraviesa el país precisamente”, dijo.
“Por ejemplo, los asesinatos de mujeres (…) en el 2022 (fueron), 294, y, en el
2023, 438”, indicó.
En cuanto al hecho de que el mapeo de la alianza incluye asesinatos de mujeres
enmarcados en acciones violentas de estructuras de crimen organizado, la
defensora plateó que, “según el Protocolo de Femicidios y Muertes Violentas de
Mujeres, toda muerte violenta de mujer debe ser calificada inicialmente como
femicidio”.
“Porque hay muchas muertes que pueden surgir a partir de venganza, de
retaliación” que tienen motivación de género, precisó.
“A los hombres les dicen: ‘cuídate, porque yo no te mato a ti, pero mato a tu
mujer’”, razón por la cual “creo que, por el tema de inseguridad, también hay más
muertes de mujeres”, agregó, de inmediato.
“La violencia llama a la violencia”, reflexionó, para explicar que, “entonces, los
sicarios, que son jovencitos, deben pensar: ‘si yo mato a esta persona y no me
pasa nada, puedo matar a la mujer, que importa menos todavía (…) si mi mujer se

porta mal conmigo, yo la mato nomás. ¿Qué problema habrá? Si ya maté a ni sé
quién, ya maté a ni sé cuántos”, dijo.
Ernst explicó, asimismo, que, en cuadros de situación extremos, como el
registrado por Ecuador, “el tema de la vida humana tiene cada vez menos valor”, y
“el tema de los derechos ni siquiera cuenta”, lo que resulta, de hecho, en que “las
mujeres no tenemos derechos (…) y, por eso, se las puede matar tan fácilmente”.
Foto: Andres Ayrton