Las mujeres y niñas constituyen casi sesenta por ciento de los miles de personas desplazadas internamente por el caos sociopolítico y humanitario que golpea al empobrecido isleño país del Caribe

La indetenible violencia pandillera en Haití, principalmente en Puerto Príncipe -la capital nacional-, afecta a la población, en términos generales, y a las mujeres, en particular, contexto en el cual aproximadamente tres mil embarazadas están en riesgo de verse imposibilitadas de acceder a atención médica esencial.

Sumado a ello, mujeres y niñas constituyen casi sesenta por ciento de los miles de personas desplazadas internamente por el caos sociopolítico y humanitario que golpea al empobrecido isleño país del Caribe francoparlante, que se mantiene, desde el 3 de marzo, en estado de emergencia.

En ese sentido, altas funcionarias de Naciones Unidas asignadas a Haití, han coincidido en advertir que es urente contar con inversión para mejorar la situación nacional, con énfasis en la población femenina -lo mismo la adulta que la menor de edad-.

Al informar, mediante un comunicado que emitió, el 8 de marzo (8M) -Día Internacional de la Mujer-, sobre ese dramático cuadro de insostenible situación, Naciones Unidas denunció que la violencia sexual es utilizada, por las violentas gangs (pandillas), como arma de control territorial y de dominación.

“Las violencias causadas por las bandas armadas, particularmente en Puerto Príncipe, contribuyen al deterioro de las condiciones de vida de la población en general, y de las mujeres en particular”, indicó la organización mundial, en el texto, difundido en francés, que tituló “El sistema de las Naciones Unidas en Haití exhorta a invertir a favor de la seguridad de las mujeres” (“Le système des Nations Unies en Haïti apelle à investir en faveur de la securité des femmes”).

“La inseguridad imperante ha obligado al desplazamiento de miles de civiles, mayoritariamente, de mujeres, y convertido en extremadamente difícil el acceso a los servicios sociales de base, empeorando más una vida cotidiana que ya era precaria”, agregó, en el comunicado de siete párrafos fechado en Puerto Príncipe.

La declaración de prensa incluyó datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), actualizados a diciembre de 2023, según los cuales, el número de desplazados internos es superior a trescientos mil, además de que, en un 56 por ciento, se trata de niñas y mujeres.

Naciones Unidas también denunció que “las violencias sexuales contra las mujeres y las niñas son utilizadas como arma de guerra, de intimidación, de control territorial, y de dominación”.

A ello se suma el hecho de que “la presencia operativa de las organizaciones socias en materia de prevención de violencia basada en género (VBG), en los sitios de deslazados internos, es reducida o está suspendida, y la mayoría de los puntos de servicio VBG están cerrados por razones de seguridad y de acceso”, precisó.

La organización mundial advirtió asimismo, en calidad, simultáneamente, de denuncia y de exhortación, continúa las próximas semanas, cerca de 3,000 mujeres embarazadas corren el riesgo de no poder acceder a los cuidados esenciales de salud”.

Además, “cerca de 450 de ellas podrían sufrir complicaciones obstétricas, potencialmente fatales, sin asistencia médica calificada”, siguió revelando.

Sobrevivientes a violencias sexuales

Por otra parte, “cerca de 521 sobrevivientes de violencias sexuales podrían encontrarse sin cuidados médicos, de aquí al fin del mes de marzo”, pronosticó.

Respecto al brutal contexto en materia de victimización de género, citada en el comunicado, la jefa de la Oficina Integrada de Naciones Unidas en Haití (Bureau Intégré des Nations Unies en Haïti, Binuh), la ecuatoriana María Isabel Salvador, se refirió a la necesidad de empoderar a las haitianas.

“Para lograr una mejoría duradera de la situación de seguridad y sociopolítica en el país, es imperativo invertir en las mujeres, en favorecer su participación en las diferentes instancias de gobernanza del país, lo que comprende el nivel político”, planteó Salvador, una ex canciller (2007-2008) del andino y amazónico país sudamericano.

“Naciones Unidas y sus socios continuarán acompañando los esfuerzos del gobierno y de la sociedad civil con miras a la legalidad, y a favor del bienestar de las mujeres, en todos los aspectos de la vida”, agregó la funcionaria, quien, además, es representante especial del secretario general de las Naciones Unidas, el portugués António Guterres, en Haití.

Por su parte, igualmente citada en la declaración de prensa, a coordinadora residente de Naciones Unidas en Haití, la sueca Ulrika Richardson, se refirió al nivel de la inseguridad de género provocada por el accionar de las violentas estructuras criminales.

“Hoy, demasiadas mujeres y mujeres jóvenes, en Haití, son víctimas de la violencia ciega cometida por las gangs armadas”, planteó Richardson, quien también se desempeña como asistente representante del Guterres en el convulsionado país caribeño.

“Naciones Unidas se mantiene a su lado (de la población femenina) y se compromete  seguir aportándoles asistencia en lo que ellas necesiten”, aseguró.

“Luchar por detener la violencia contra las mujeres en Haití, e invertir a su favor, es una condición sine qua non para garantizar una sociedad justa, próspera, y pacífica”, planteó, a manera de reflexión y de llamado.

De acuerdo con versiones periodísticas internacionales, Haití es un país colapsado, que está, de hecho, bajo el control del jefe pandillero Jimmy Chérizier -alias “Barbecue”-.

Chérizier es jefe de G-9 una Familia (G-9 an Fanmi, en créole haitiano), una de las gangs de mayor poder en el país.

“Barbecue” lidera, además, una coalición de pandillas –G-9 una Familia y Aliados (G-9 an Fanmi e Alye)- en ofensiva antigubernamental conjunta, cuyo objetivo es derrocar al primer ministro haitiano, Ariel Henry, quien asumió, de facto, la conducción del gobierno, a raíz del asesinato, el 7 de julio de 2021, del entonces presidente, Jovenel Moïse, magnicidio que desencadenó la presente crisis nacional.

Henry viajó, al final de febrero, a Kenya, donde firmó, el 1 de marzo, un acuerdo bilateral de seguridad, con miras a la integración de una fuerza multinacional que restablezca el orden en Haití.

Al verse impedido de regresar a territorio haitiano, a causa de la ofensiva pandillera que busca su caída, el primer ministro se desplazó a Puerto Rico, en cuya capital -San Juan- decidió permanecer temporalmente, apoyado por Estados Unidos.

El gobierno del presidente estadounidense, Joe Biden, ha exhortado, reiteradamente, a Henry, a que dé solución a la crisis.

En ese sentido, el primer ministro anunció, hablando en kreyòl ayisyen (créole haitiano), en un video difundido el 11 de marzo, la decisión de renunciar, manteniéndose al frente del gobierno hasta que sea instalada una administración de transición, respecto a lo cual no mencionó fecha.

Mujeres y niñas se enfrentan a una realidad social inhumana

En un mensaje que difundió, el 4 de marzo, en redes sociales, el jefe pandillero escribió que “pedimos a la Policía Nacional de Haití y al ejército que asuman su responsabilidad y arresten a Henry”.

Citada en un comunicado que, sobre la crisis socioeconómica y de seguridad haitiana, el no gubernamental Comité Internacional de Rescate (International Rescue Committee, IRC) emitió, el 4 de diciembre de 2023, Nathalie Eleonor Vilgrain, coordinadora general de la organización feminista local Marijàn, denunció que “las mujeres y niñas se enfrentan a una realidad social inhumana”.

Las habitantes del mayoritario sector poblacional de escasos recursos, habitantes de “los barrios marginados, están expuestas a violencia física y psicológica”, precisó.

Se trata de un contexto caracterizado por “golpizas, intimidación, violación grupal, y asesinato”, que “son sólo algunos de los métodos que utilizan las pandillas, para establecer su dominio, forzando, a las mujeres y niñas, a una sumisión total”, siguió planteando.

De acuerdo con recientes datos del Banco Mundial (BM), la pobreza golpea a un 60 por ciento de la población haitiana -estimada en casi 11.5 millones, un 50.5 por ciento de la cual está constituida por mujeres-.

En declaraciones también reproducidas en el comunicado, la directora de Emergencias del IRC, la estadounidense Nora Love, coincidió con lo planteado por Vilgrain, al señalar que “Haití viven desde hace más de una década, una inestabilidad política, y unos niveles de inseguridad, sin precedente”.

“La intensificación de la brutalidad a la que se enfrentan las personas haitianas, es extremadamente preocupante”, aseguró.

Love denunció, igualmente, que eso es así, “especialmente, para las mujeres y las niñas, cuya vulnerabilidad es aún más explotada por las pandillas, con una influencia cada vez mayor en todo el país”.

Foto: Zachary Vessels