
La cocina profesional, a nivel mundial, es un planeta de dominio masculino, en el cual una chef tica está abriendo camino para las mujeres.
Yuzdra Cristiá dice que, desde que recuerda, ha estado en el ambiente culinario, que la cocina es una pasión, y que la lleva en las venas.
Mientras dialoga con Petra, en Jacob’s Coffee Bar, el restaurante, en Plaza Itskatzú, del que es chef y propietaria, Yuzdra confiesa, entre risas, que le gusta cocinar y comer.
Jacob’s es un lugar en cuya cocina de alto nivel, por obra de Yuzdra, se combinan las culturas de Costa Rica y Bélgica, con la creativa fusión del “yodo” tico –en decenas de originales y sofisticadas presentaciones –y el waffle belga –en una oferta de alta variedad– .
“Desde muy pequeña, en realidad, me ha gustado, me ha encantado la cocina”, aseguró, animada por el flashback a su infancia, y reafirmó que, “desde que tengo memoria, siempre he pasado en cocinas, viendo a mis abuelas, a mis tías, hasta a mis padres, cocinando”, de modo que se trata de algo que siempre “me ha encantado”, y por lo que “siento mucha pasión”.
De modo que, al momento en el cual surgió la interrogante respecto a qué hacer, esa pasión fue determinante.
“Entonces, cuando ya llegué a un punto de la vida muy decisiva –es decir: ‘qué voy a hacer con mi vida?’–, no lo dudé, dije: ‘me encanta la cocina, eso es lo que voy a llegar a estudiar, voy a ser profesional en eso’, y, dicho y hecho, así fue”, relató, al echar otro vistazo retrospectivo a su pasado –no muy lejano, considerando que tiene 24 años–.
Lo que siguió fue su incursión en el mundo universitario, la que se enmarcó en algunas dudas de quienes constituían su entorno académico inmediato, las que fueron vencidas por su decisión –porque no tenía “plan b”– .
“Mis profesores del colegio (enseñanza secundaria), tuvieron miedo de que yo llegara a la universidad y no me gustara la carrera”, pero “yo, en lo personal, no tenía segunda opción, estaba muy decidida en que, estar dentro de una cocina, crear, hacer, era lo mío”, subrayó.
“Pude entrar, y –wow!–, fue increíble, me encantó, y dije: ‘este es mi charco’, fue una sensación muy, muy bonita”, aseguró.
Y, aproximadamente a la mitad de sus estudios, comenzó a desempeñarse, simultáneamente, como emprendedora en el campo de la gastronomía, para lo cual contó con el apoyo de sus padres.
Así, y tras una visita a Bélgica, surgió Jacob’s coffee bar, cuyo lema es “The original Belgian waffle” (“El waffle belga original”).
De modo que es emprendedora, “formalmente, desde que nace la empresa, hace cuatro años”, relató, para a aclarar, de inmediato: “pero, siempre, la cocina ha estado en mis venas”
Pero, como ocurre en virtualmente –y quizá, sin “virtualmente”– todas las áreas de emprendimiento económico fuera del hogar, la cocina, como entorno profesional, es ambiente “de hombres” –porque, en el histórico ordenamiento social patriarcal, la cocina como área doméstica es el lugar “de las mujeres”–.

“Hoy en día, mundialmente, casi que el noventa por ciento de los chefs son hombres –y es una realidad–, muy pocas mujeres destacan”, por lo que, el culinario profesional, “es un ámbito un poco complicado”, expresó Yuzdra.
“Y me parece un poco injusto, porque la actividad de la cocina fue dada a la mujer, primeramente”, no obstante lo cual, “luego, el hombre llegó, y se apoderó de la profesión –y de la cocinada y la alimentación–, pero muy pocas mujeres son reconocidas, en realidad”, agregó.
“Y, sí, es bastante duro, en razón de, por ejemplo, emprender, como mujer, que señalen –‘es que es una mujer’–, y todos los prejuicios que hay –que ‘la mujer necesita, siempre, un hombre’, o ‘una mujer no puede ir sola’–, y eso no es verdad”, reflexionó.
«A mi criterio, una mujer puede hacer lo mismo que el hombre –sin menospreciar a ninguno de los dos, porque todos somos importantes, todas las personas somos muy diferentes–», siguió planteando.
A manera de ejemplo concreto, relató la dificultad –una, de muchas–, surgida de una combinación de prejuiciadas actitudes –en cuanto a género y en cuanto a edad– con la cual un funcionario municipal le dificultó uno de los numerosos trámites burocráticos que padeció para lograr la instalación de su restaurante.
“En el tema de permisos, es muy difícil, aparte, soy una mujer joven, también como que a uno no le dan mucha pelota, mucha bola (atención)”, porque “te menosprecian, o dicen ‘ella no sabe lo que se está metiendo’, ‘ella no sabe’”, indicó.
“En realidad, me pasó abriendo este local”, ya que, al cumplir uno de esos trámites, “me tuve que enfrentar con un funcionario de una municipalidad (…) y, sí, sentí su rechazo, su menosprecio”, por “ser mujer y joven, sólo por ese hecho”, continuó narrando.
A causa de que «no me pudo solucionar, tuve que ir a instancias mayores, y, al final, tuve una reunión con su jefe, y yo le dije, al jefe, lo que había pasado, porque no me pareció justo, realmente, no me pareció –me menospreció–», reflexionó Yuzdra.
“Es cierto, soy noven, pero, sólo por eso, no me pueden desechar así, porque sí”, ya que “sé lo que hago, y sé hacia dónde voy”, porque “soy alguien muy profesional”, aseguró.
La original fusión gastronómica tico-belga, marca la diferencia, en Jacob’s, de acuerdo con la visión de Yuzdra.

“La verdad, me considero una persona que se ha salido del famoso cuadrado, me he salido de lo tradicional, he buscado nuevas experiencias, combinaciones nuevas, porque me parece que, hoy, la gastronomía –y alrededor del mundo–, es igual, es monótona”
Eso ocurre aun en los casos de restaurantes que presentan opciones culinarias tales como la italiana, en cuyo contexto, y no obstante la natural variedad –pastas, pizzas, arroces–, la oferta no trasciende lo tradicional, según explicó.
“Por decirte un ejemplo, dicen: ‘voy a abrir un restaurante italiano’, y, ok, lo abren (…) pero, qué más ofrece la cocina italiana aparte de las famosas pastas, las pizzas, el risotto, que, en todo lugar usted lo puede encontrar?”, agregó.
En la visión de esta joven chef costarricense, eso requiere romper moldes, porque “la gastronomía, es un arte, son sabores y experiencias, y va mucho más allá”.
“Ahí nace empezar a idealizar un concepto totalmente nuevo, escuchar a las personas –qué buscan, qué no buscan–, y, de ahí, explotar el café y explotar los waffles belgas, por supuesto, algo nuevo”, explicó, riendo.