Los comportamientos en los trastornos de conducta suelen ser más graves y pueden incluir agresión hacia personas o animales, destrucción de propiedades, mentiras frecuentes o robo
La distinción entre un niño con un trastorno de conducta y uno que es calificado como «caprichoso» es importante, ya que implica diferencias en el origen, la consistencia y la gravedad de sus comportamientos. A continuación, algunas diferencias clave:
1. Consistencia y persistencia: Los trastornos de conducta muestran patrones de comportamiento negativo, desafiante y hostil de manera consistente y durante un período prolongado. En cambio, un niño calificado como caprichoso puede exhibir comportamientos difíciles de forma más esporádica o situacional.
2. Gravedad de los comportamientos: Los comportamientos en los trastornos de conducta suelen ser más graves y pueden incluir agresión hacia personas o animales, destrucción de propiedades, mentiras frecuentes o robo. Un niño calificado como caprichoso puede tener berrinches o ser desobediente, pero estos comportamientos son menos severos.
3. Impacto en el funcionamiento diario: Los trastornos de conducta suelen tener un impacto significativo en el funcionamiento diario del niño en la escuela, en casa y en interacciones sociales. En contraste, un niño calificado como caprichoso puede funcionar bien en la mayoría de las situaciones, excepto durante episodios específicos.
4. Causas: Los trastornos de conducta pueden tener causas complejas que incluyen factores genéticos, ambientales, neurológicos y psicológicos. Un niño calificado como caprichoso puede exhibir comportamientos difíciles debido a factores situacionales como la falta de sueño, hambre o estrés.
Es importante buscar ayuda profesional ante la presencia de síntomas en niños con diferentes problemas, el diagnóstico a tiempo nos da un mejor tratamiento integral.
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Foto: Keira Burton








