Indistintamente de que Dilma Rousseff sea o no culpable de los señalamientos, una de las grandes preocupaciones de la comunidad internacional es el comportamiento misógino que ha permeado la discusión pública.
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ha salido a la prensa nacional y extranjera a fustigar la aprobación de un proceso de destitución en su contra, en la Cámara de Diputados, que se aprobó por una aplastante mayoría (367 votos a favor, 137 en contra).
El proceso abrirá la puerta en el Senado para decidir si hay base para un juicio en su contra por presunto maquillaje de las cuentas públicas, a pesar de que ningún órgano judicial ha presentado acusación en su contra por desvío de dinero público, enriquecimiento ilícito o de tener dinero en el exterior.
Los que apoyan a Rousseff han cuestionado la moral de quienes votaron a favor del proceso de su enjuiciamiento, debido a que el 60% (200 de los 367) de los representantes legislativos brasileños tienen causas judiciales pendientes, gran parte de ellas por corrupción. Unido a esto, 36, de los 65 miembros de la Comisión de Impeachment (proceso de juicio para una persona que ocupa un alto cargo público), que elaboró el informe favorable a la destitución de Dilma Rousseff, enfrentan acciones judiciales por los más diversos delitos.
Indistintamente de que la Presidenta sea o no culpable de los señalamientos, una de las grandes preocupaciones de la comunidad internacional es el comportamiento misógino que permeado en la discusión pública.
Los comentarios indignantes dirigidos a la mandataria han roto cualquier línea que haya existido entre lo profano, pedestre y misógino, al punto de que la Organización de las Naciones Unidas para las Mujeres (ONU Mujeres) ha condenado la violencia sexista y política que se está ejerciendo contra la presidenta de Brasil, instando a que se salvaguarde el estado de derecho.
“Ninguna discrepancia política o protesta puede abrir margen para justificar la banalización de la violencia de género -práctica patriarcal y misógina que invalida la dignidad humana”, destacó ONU Mujer en un comunicado de prensa, en donde pidió serenidad en las manifestaciones y no violencia frente a los debates públicos.
La agresión hacia Rousseff, promovida por los diputados de oposición, que se han oído y leído en pancartas y “post” en redes sociales, incluyen el uso de insultos que van desde llamarla “autista”, “vaca”, “bruja” y “fea”, hasta “puta”.
Pablo Gentili, Director Ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) dijo: “El Congreso brasileño es simplemente repugnante, misógino, machista y reaccionario. Como con la prensa, todo el mundo piensa que el congreso de su país es el peor del mundo. Desconozco si existe un termómetro de repugnancias, pero la del Congreso brasileño quizás sea imbatible”.
No conocemos el futuro político de doña Dilma, pues se requiere todavía que los senadores aprueban el impeachment, que abrirá las puertas a que ella sea licenciada por 180 días, quedando a la espera de la decisión de la Corte Suprema de su destitución como Presidenta.
Lo que sí parece ser cierto, es que más allá de un juicio por corrupción y una acción política por salvaguardar la soberanía popular, base y fundamento de la democracia, la 36° Presidenta de la República Federativa del Brasil, ex Jefa del Gabinete Civil de la Presidencia y ex Ministra de Minas y Energía de Brasil, ha sido víctima de quienes todavía insisten en preservar las bases racistas, discriminadoras y sexistas sobre las que se construyó la sociedad brasileña.
Esto queda demostrado no solo por el permisivo decadente debate público, sino también por las cifras que colocan a Brasil en el segundo porcentaje más bajo de representación de mujeres en cargos políticos (10%) y entre los diez de mayor femicidios en el mundo.
Dilma Rousseff: La Juana de Arco de la guerrilla, sobreviviente al cáncer linfático
Nació en Brasil, el 14 de diciembre de 1947. Hija de madre brasileña y padre búlgaro, se crió en el seno de una familia de clase media alta. Se instruyó en un colegio público. Se casó en 1968, con tan sólo 20 años, con Claudio Galeno Linhares, periodista, y tras divorciarse a finales de los años ’70, se casó con un guerrillero, Carlos Franklin Paixão de Araújo, 11 años mayor que ella y con quien tuvo a su única hija estableciéndose en Rio Grande do Sul. Se separaron en el año 2000. En 1977, se graduó en la Escuela de Ciencias Económicas de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul mientras participaba en la reestructuración del Partido Trabajador Brasileño, posteriormente llamado Partido Democrático Laborista.
Dilma participó en la resistencia contra la dictadura brasileña de los años ’60, primero en la organización de izquierda Política Operária y después en un grupo guerrillero, «Vanguardia Armada Revolucionaria Palmares». Fue entrenada para disparar y fabricar artefactos explosivos. Sus funciones también consistían en dar clases de marxismo, en contactar con los sindicatos y en lanzar un periódico.
Detenida en 1970, fue condenada por un tribunal militar y permaneció en prisión durante 3 años. Los 20 días de torturas y los años de cárcel que pasó durante aquellos años quedarían grabados a fuego en su memoria. Cuando salió de la cárcel pesaba quince kilos menos pero seguía con la misma fortaleza de carácter.
Debido a que Dilma había sido condenada por «subversión», se le aplicó el Decreto-ley nº 477, del 26 de febrero de 1969, y fue expulsada de la Universidad Federal de Minas Gerais.29 Por esa razón debió dar examen para ingresar a la carrera de Economía en la Universidad Federal de Río Grande del Sur, graduándose en 1977.
A partir de 1978 Dilma empezó a frecuentar la Universidad Estatal de Campinas, con la intención de cursar las maestrías en Teoría Económica y en Derecho y el doctorado en Economía Monetaria y Financiera. A lo largo de varios años, cumpliría con los cursos pero no llegó a presentar las tesis finales.28 se dice que Dilma aún continua intentándolo.
En esa época comenzó a participar en un grupo de discusión en São Paulo con otros exintegrantes del VAR-Palmares, entre ellos Rui Falcão, Antonio Roberto Espinosa, su compañero de prisión y, eventualmente, Carlos Araújo. Con reuniones trimestrales, el grupo duró cerca de dos años, leyendo obras de Marx, Poulantzas y Althusser, discutiendo cual sería el mejor momento de retomar la actividad política.2
Durante el gobierno de Alceu Collares en Rio Grande do Sul, entre 1991 y 1995, es nombrada Secretaria de Energía. En 1998, Olivio Dutra, miembro del Partido de los Trabajadores, ganó las elecciones estatales con el apoyo de Partido Democrático Trabajador y regresó a su puesto. En 1999, cuando la coalición se rompe y el Partido Democrático Laborista exige a sus miembros que dejen sus cargos; Rousseff abandona el partido y se integra en el Partido de los Trabajadores, continuando en el gobierno.
En enero del 2003, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva la nombra Ministra de Energía, cargo que ocupa durante dos años, hasta el 21 de junio del 2005.
En diciembre del 2006, la Comisión Especial de Reparación de la Oficina de Derechos Humanos del Estado de Rio de Janeiro aprobó la solicitud de indemnización de Rousseff. Fue llamada la «Juana de Arco de la guerrilla» por su importancia dentro de la organización. Según el diario Folha de Sao Paulo, fue en esa época cuando Rousseff es enviada a un campo de entrenamiento militar en Uruguay bajo las órdenes de la guerrilla oriental MLN-Tupamaros, algo que nunca fue desmentido.
El 26 de abril de 2009 informó que se le había detectado un cáncer linfático y que debería someterse a tratamiento de quimioterapia y que se le extirpó un tumor.
Posteriormente fue nombrada Ministra de la Casa Civil de Brasil, convirtiéndose en la primera mujer en asumir el cargo y donde tuvo bajo su mando las principales acciones del Ramo Ejecutivo: «Programa de Aceleración del Crecimiento» (PAC), «Luz para Todos», «Mi Casa, Mi Vida», así como la definición de reglas para la explotación de pozos de petróleo del pre-sal. Fue también presidenta del consejo de directores de la empresa estatal petrolera brasileña Petrobras, y elegida por el presidente como su sucesora para la candidatura presidencial por el PT en las elecciones del 2010.
El 31 de octubre de 2010 fue elegida presidenta de Brasil, convirtiéndose en la primera mujer en el cargo al conseguir más del 55% de los votos emitidos. Su rival, el opositor José Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), recibió algo más del 44,78%.
El 26 de octubre de 2014, Dilma fue reelegida presidenta de Brasil por un estrecho margen en la elección más disputada de la historia democrática de Brasil. Se impuso gracias a una ventaja mínima de algo más de tres millones de votos sobre el opositor Aécio Neves, del PSDB. La derrota de Neves en su estado natal, Minas Gerais, fue una de las claves para la reelección de Rousseff. Los estados del nordeste, que concentran a más pobres que reciben gran parte de las ayudas sociales del gobierno, votaron masivamente a la líder del Partido de los Trabajadores (PT).
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