El grado de displasia y artrosis determina el tratamiento, que podría ser fisioterapia, medicamentos, infiltraciones y cirugía (osteotomías) y prótesis de cadera
En adultos, los síntomas de displasia de cadera no tratada (o residual desde la infancia) suelen manifestarse debido al desgaste articular anormal, provocando dolor y limitación funcional.
Los síntomas más comunes vistos en adultos son:
1. Dolor en la cadera o ingle: Empeora con la actividad física y puede irradiarse hacia el muslo o la rodilla (confundiéndose con problemas lumbares o de rodilla).
2. Rigidez y limitación del movimiento: Dificultad para abrir las piernas, molestia al cruzar las piernas o ponerse en cuclillas.
3. Cojera (marcha anormal): Por inestabilidad de la cadera o diferencia en la longitud de las piernas.
4. Sensación de chasquido o roce al mover la cadera.
5. Fatiga muscular en la zona glútea o del muslo por sobrecarga compensatoria.
6. Artrosis precoz (desgaste acelerado del cartílago): Dolor persistente incluso en reposo y crujidos articulares.
Entre las complicaciones si no se trata la displasia de cadera tenemos: Osteoartritis severa de cadera, necrosis avascular por mala distribución de cargas y dolor crónico e incapacidad funcional.
Diagnóstico en Adultos
• Examen físico (evaluación de la marcha, rango de movimiento).
• Radiografías (para ver la forma del acetábulo y la cabeza femoral).
• Resonancia magnética (RM) o Tomografía (TAC) en casos complejos.
El tratamiento depende del grado de displasia y artrosis asociada: Fisioterapia, medicamentos, infiltraciones y cirugía (osteotomías) y prótesis de cadera.
Es importante consultar si tienes dolor persistente en la cadera, especialmente si: Empeora con la actividad, presentas rigidez matutina o cojera y si hay antecedentes de displasia en la infancia.
#drmigueltorresbatista #displasiacaderaadultos
Foto: Roberto Rosi
En adultos, los síntomas de displasia de cadera no tratada (o residual desde la infancia) suelen manifestarse debido al desgaste articular anormal, provocando dolor y limitación funcional.
Los síntomas más comunes vistos en adultos son:
1. Dolor en la cadera o ingle: Empeora con la actividad física y puede irradiarse hacia el muslo o la rodilla (confundiéndose con problemas lumbares o de rodilla).
2. Rigidez y limitación del movimiento: Dificultad para abrir las piernas, molestia al cruzar las piernas o ponerse en cuclillas.
3. Cojera (marcha anormal): Por inestabilidad de la cadera o diferencia en la longitud de las piernas.
4. Sensación de chasquido o roce al mover la cadera.
5. Fatiga muscular en la zona glútea o del muslo por sobrecarga compensatoria.
6. Artrosis precoz (desgaste acelerado del cartílago): Dolor persistente incluso en reposo y crujidos articulares.
Entre las complicaciones si no se trata la displasia de cadera tenemos: Osteoartritis severa de cadera, necrosis avascular por mala distribución de cargas y dolor crónico e incapacidad funcional.
Diagnóstico en Adultos
• Examen físico (evaluación de la marcha, rango de movimiento).
• Radiografías (para ver la forma del acetábulo y la cabeza femoral).
• Resonancia magnética (RM) o Tomografía (TAC) en casos complejos.
El tratamiento depende del grado de displasia y artrosis asociada: Fisioterapia, medicamentos, infiltraciones y cirugía (osteotomías) y prótesis de cadera.
Es importante consultar si tienes dolor persistente en la cadera, especialmente si: Empeora con la actividad, presentas rigidez matutina o cojera y si hay antecedentes de displasia en la infancia.
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Foto: Roberto Rosi