Miles de mujeres participaron, en Islandia, en el paro laboral de género convocado, a nivel nacional, para protestar contra la brecha salarial que separa a trabajadoras y trabajadores y contra la violencia machista
La medida de fuerza se enmarcó, el 24 de octubre, en el kvennafrí (Día Libre de la Mujer, en islandés), jornada que, desde su primera realización -el 24 de octubre de 1975- se ha llevado a cabo seis veces en la nórdica nación insular europea.
La suspensión de actividades remuneradas y no remuneradas, durante 24 horas, fue coordinada por alrededor de cuarenta organizaciones de sociedad civil -sindicales, feministas, de la diversidad sexual-, ¿bajo la consigna “A esto le llaman igualdad?”.
Si bien Islandia es considerada, por organismos internacionales especializados, como una nación vanguardista en materia de igualdad de género, diferentes cálculos -incluidas cifras oficiales- indican que la disparidad salarial -en detrimento de la fuerza de trabajo femenina- cubre, según las actividades laborales de las que se trate, el rango de 20 a casi 27 por ciento.
Las organizaciones que estructuraron la protesta, exhortaron, a las islandesas, a abandonar, durante la jornada, sus respectivos puestos de trabajo, así como a no realizar ninguna labor doméstica, además de que llamaron, los hombres, a cumplir las labores que, en el hogar, tradicionalmente son asignadas a las mujeres.
“Esperamos que maridos, padres, hermanos, y tíos asuman responsabilidades relacionadas con la familia y el hogar”, indicaron, en la convocatoria.
“Por ejemplo: preparar el desayuno, y (…) el almuerzo, recordar los cumpleaños de los seres queridos, comprar un regalo para la suegra, concertar una cita con el dentista para el niño, etc”, expresaron, como ejemplo.
De acuerdo con versiones periodísticas, la huelga fue particularmente sentida en el área de servicios públicos.
Ello fue visible, por ejemplo en centros educativos, hospitales -con excepción de servicios de emergencia-, bancos, transporte público de pasajeros, precisaron.
De acuerdo con datos de organizaciones sindicales, las mujeres constituyen algo más de 90 por ciento del personal docente, mientras que, en el área de salud, en algunos hospitales, la proporción es de un 80 por ciento.
Citada, el 24 de octubre, por la agencia informativa británica Reuters, al referirse al paro de género, la directora de Comunicación de la Federación Islandesa de Trabajadores Públicos, y una de las organizadoras de la protesta, Freyja Steingrímsdóttir, describió una situación de contraste entre la imagen internacional que proyecta el país, y la realidad que enfrentan las mujeres.
En materia de maltrato machista -el otro foco de la protesta-, según los datos más recientes proporcionados por la pública Universidad de Islandia, un 40 por ciento de las mujeres es víctima de violencia de género -incluida agresión sexual-.
“Queremos llamar la atención sobre el hecho de que se nos llama paraíso de la igualdad, pero sigue habiendo disparidades de género, y una necesidad urgente de actuar”, dijo la sindicalista
A manera de ejemplo, denunció que “las profesiones dirigidas por mujeres -como los servicios sanitarios, y el cuidado de niños-, siguen estando infravaloradas y mucho peor pagadas”.
En ese sentido, en declaraciones reproducidas por diferentes medios de comunicación, la directora de la no gubernamental Organización Islandesa para los Derechos de la Mujer, Tatjana Latinovic, atribuyó, ese cuadro de situación, la conservadora visión que, respecto al trabajo femenino, impera en la sociedad.
“Creo que es porque el patriarcado está muy arraigado”, comenzó a explicar.
“La sociedad sigue organizada de tal manera, que nos resulta imposible alcanzar la igualdad”, agregó.
Entre las participantes en el paro por el figuró la centroizquierdista -ecosocialista- primera ministra Katrín Jakobsdóttir.
“No trabajaré, este día, como espero que todas las mujeres lo hagan también”, dijo, al formular un llamado a sus cuatro colegas del gabinete ministerial –Liljia Dögg Alfreðsdóttir (Cultura y Asuntos empresariales), Þórddís Kolbrún Gylfadóttir (Relaciones Exteriores), Áslaug Arna Sigurbjörnsdóttir (Educación Superior, Ciencia e Innovación), Svandís Svavarsdótir (Alimentación, Pesca y Agricultura).
La primera ministra y sus cuatro colegas son las cinco mujeres quienes son parte -casi la mitad del gabinete de 12 integrantes.
Al definir la brecha laboral de género como inaceptable, Jakobsdóttir. planteó, en términos generales, que, “si tenemos en cuenta todo el planeta, llevaría 300 años lograr la igualdad de género”.
También subrayó que “seguimos luchando contra la violencia de género, que es una prioridad para mi gobierno”.
Por su parte, el presidente islandés, Guoni Thorlacius Johannesson, apoyó la medida.
En ese sentido, expresó que “el activismo de las mujeres, sigue cambiando la sociedad, a mejor”.
Johannesson hizo, al respecto, referencia a la primera acción de esta naturaleza llevada a cabo, en 1975, en el país.
Islandia eligió, cinco años después, a su primera presidenta – Vigdís Finnbogadóttir-, quien, de acuerdo con registros históricos y versiones periodísticas locales, se convirtió en la primera jefa de Estado, y la que por más tiempo ha desempeñado el cargo -16 años- en la historia.
Finnbogadóttir se desempeñó, como presidenta de Islandia, durante cuatro períodos cuatrienales consecutivos, todos como resultados de procesos electorales (1980-1984, 1984-1988, 1988-1992, 1992-1996).
Al informar sobre el kvennafrí, el medio de comunicación British Broadcasting Corporation (BBC), relató que la ex presidenta le declaró, en 2015, que la huelga inicial -hace casi medio siglo- constituyó “el primer paso para la emancipación de las mujeres en Islandia”.
También planteó que el paro de 1975 abrió la ruta para su llegada, en 1980, a la presidencia.