La tasa de pobreza femenina, a nivel mundial, tenía descenso pronosticado casi tres por ciento, para 2021, pero a raíz del surgimiento de la pandemia del nuevo coronavirus, la previsión se disparará en alrededor del triple, de acuerdo con el más reciente cálculo de dos agencias especializadas de Naciones Unidas.
A causa de la propagación del virus, causante de la Enfermedad Coronavirus 2019 (Coronavirus Disease 2019, Covid-19), ese fenómeno social aumentará también para los hombres, aunque la desigualdad de género, en histórico detrimento de las mujeres, se mantendrá, según lo pronosticado en el informe “De percepciones a Acción: Igualdad de Género tras COVID-19” (“From Insights to Action: Gender Equality in the wake of COVID-19”).
La proyección, en materia de pobreza femenina mundial, para el período 2019-2021, era de 2.7 por ciento, pero las estimaciones actuales apuntan a un alza de 9.1 por ciento, a causa de la pandemia y sus consecuencias socioeconómicas, señalaron en el texto de 17 páginas, producido por la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud), y dado a conocer el 2 de septiembre.
El impacto, en términos proporcionales desagregados, será desproporcionadamente fuerte entre las mujeres -afectando, en particular, a aquellas en edad reproductiva-, según la misma estimación.
De acuerdo con el pronóstico de ONU Mujeres y Pnud, para 2021, por cada 100 hombres en el grupo etario de 25 a 34 años en situación de extrema pobreza -subsistiendo con 1.90 dólares, o menos, por día- habrá 118, brecha que, para 2030, se ensanchará a 121 mujeres por cada 100 hombres.
En términos generales, se prevé que, para 2021, la pandemia eleve el número de personas en pobreza extrema, a 96 millones, total cuyo componente femenino -mujeres y niñas- será 47 millones, proporción que llegaría a 435 millones antes de empezar a bajar, en 2030, a niveles prepandémicos, según la misma fuente.
En opinión de la directora ejecutiva de ONU Mujeres, la sudafricana Phumzile Mlambo-Ngcuka, esas proyecciones ponen en serio cuestionamiento los modelos económicos nacionales.
“Los aumentos de la pobreza extrema de las mujeres (…) son una marcada acusación contra las profundas fallas en las maneras en que hemos construido nuestras sociedades y nuestras economías”, planteó Mlambo-Ngcuka, citada en una comunicado que ONU Mujeres emitió el 2 de setiembre.
“Sabemos que las mujeres asumen la mayor parte de la responsabilidad en el cuidado de la familia, ganan menos, ahorran menos, y tienen empleos mucho menos seguros”, agregó.
Al respecto, la experta precisó que “el empleo de las mujeres está 19 por ciento más en riesgo que el de los hombres”.
“La evidencia que tenemos aquí, de múltiples desigualdades, es clave para impulsar una acción ágil, de restauración de políticas que ponga, a mujeres, en el corazón de la recuperación pandémica”, preció.
Por su parte, y también citado en el texto informativo de la agencia, el administrador del Pnud, Achim Steiner, planteó un enfoque optimista, aunque dependiente del accionar gubernamental.
“Sería posible levantar de la pobreza, a más de cien millones de mujeres y niñas, si los gobierno implementasen una estrategia integral que apunte a mejorar el acceso a la educación y a la planificación familiar, salarios justos e iguales, y expansión de transferencias sociales”, sugirió.
También hizo alusión a la adicional carga laboral que sobrellevan las mujeres, en el desempeño de tareas de cuido a nivel familiar, las que, de acuerdo con los históricos esquemas sociales machistas, no son remuneradas.
“La mujeres están cargando el peso de la crisis de Covid-19, ya que son más propensas a perder su fuente de ingresos y menos propensas a ser cubiertas por medidas de protección social”, subrayó.
“Invertir en reducir la desigualdad de género es no sólo inteligente y asequible sino una urgente opción que los gobiernos pueden hacer para revertir el impacto (negativo) de la pandemia en la reducción de la pobreza”, recomendó, a continuación.
Al apoyar los planteamientos de ambos funcionarios, ONU Mujeres indicó, en el comunicado, que algunos de los sectores más golpeados por los negativos efectos laborales y económicos de la emergencia sanitaria mundial -servicios de aojamiento y de alimentación, trabajo doméstico, entre otros- son los que más fuerza laboral femenina emplean.
Esas mujeres “han sido particularmente vulnerables a despidos y a pérdida de medios de vida”, precisó, para agregar, citando a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que, a junio de sete año, globalmente, 72 por ciento de quienes desempeñan tareas domésticas había perdido su trabajo, a causa de la pandemia.
En el informe, ONU Mujeres y Pnud advirtieron que “que el virus mantiene globalmente su tendencia ascendente, y lo peor puede estar por venir, a menos que se emprenda acción urgente para entender y atender su impacto generalizado”.
“Los impactos de las crisis nunca son neutrales en materia de género, y la COVID-19 no es la excepción”, precisaron, para agregar que “las mujeres y las niñas son especialmente perjudicadas por las consecuencias económicas y sociales”, y que “los impactos en mujeres y niñas se han agudizado en general”.