El Nuevo Partido Socialista busca reabrir la discusión por una Asamblea Constituyente para refundar el país desde la clase trabajadora, las mujeres y la juventud.
El Estado costarricense aún mantiene su carácter confesional, por lo cual la Iglesia Católica cuenta con enormes cuotas de poder político y beneficios económicos. Además, el rol de la Iglesia consiste en ser institución de mediación y control social, así como sostener negocios mutuos con los principales sectores burgueses del país.
Por eso, el gobierno del PAC no hizo nada por cumplir su promesa de convertir a Costa Rica en un Estado laico. Aunque avanzó con los planes de educación sexual (una medida progresiva pero insuficiente), no impulsó la reforma al artículo 75 de la Constitución política donde se consagra el carácter confesional del Estado, pues esto representa chocar con una institución pilar del capitalismo costarricense.
Así, se ha fortalecido el discurso misógino y discriminatorio que se posiciona contra la diversidad sexual y contra la educación sexual laica y científica sostenido por la alianza entre la Iglesia Católica y las sectas cristianas, cuyo trasfondo es reproducir la familia como institución burguesa encargada de la crianza (y el trabajo doméstico en general), es decir, recargando la responsabilidad en las mujeres. Además, a partir de sus posturas conservadoras y homolesbobitransfóbicas aspiran a la presidencia y a varias curules en la Asamblea Legislativa para legislar desde sus creencias religiosas, negando derechos democráticos.
Por todo lo anterior, es necesario retomar la lucha por un Estado Laico sin concordato en Costa Rica articulada con el conjunto de reivindicaciones del movimiento de mujeres y LGBTI, tal como se está articulando por parte del movimiento Yo sí quiero un Estado laico CR. En este marco, es necesario exigir la inmediata aplicación de los derechos descritos por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el matrimonio igualitario y los derechos trans deben ser garantizados por el Estado. De esta manera, solo mediante la vía de la movilización se puede luchar para garantizar el Estado laico, la educación sexual, el aborto legal, matrimonio igualitario y derechos trans.
La Iglesia y los grupos religiosos conservadores tienen una ofensiva para imponer su forma de Estado y sociedad, en lo cual cuenta con el apoyo de los principales sectores burgueses. Pero la lucha por estas reivindicaciones se realiza con la movilización callejera, no solicitando al Vaticano que intervenga (como hicieron recientemente dirigentes del Frente Amplio), porque justamente repudiamos el rol de mediación de la Iglesia Católica, al igual que su intervención en la política.
Por eso, desde el Nuevo Partido Socialista y Las Rojas sostenemos que la lucha por el Estado laico tiene que articularse con las reivindicaciones de la clase trabajadora y demás sectores oprimidos en la sociedad y reabrir la discusión por una Asamblea Constituyente para refundar el país desde la clase trabajadora, las mujeres y la juventud.
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Heidy Valencia Espinoza
Candidata a diputada por el Nuevo Partido Socialista
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