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Un enfoque teológico feminista sobre el aborto y el pecado en la biblia

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“En el mundo bíblico no existían los derechos humanos y hoy sí. No podemos traer el texto bíblico ingenuamente y adaptarlo a una cultura del siglo XXI, que tiene, por ejemplo, inteligencia artificial”, Marilú Rojas Salazar

Marilú Rojas Salazar, teóloga feminista de la liberación, en una entrevista con BBC News Mundo, afirma que en la Biblia “el aborto no existe como concepto si uno va al hebreo o al griego”.

Comenta que “Se habla de la pérdida de un hijo. En el Levítico está el concepto de que si un hombre duda de la fidelidad de su mujer embarazada puede llevarla al templo, en donde el sacerdote le dará a beber unas aguas amargas. Si se le infla el vientre, es infiel y si no, es fiel. Las aguas amargas eran los deshechos de todos los sacrificios, agua sucia. A cualquier mujer se le hincharía el vientre con eso”.

Añade que “…a la Biblia no le interesaba hablar del aborto porque no era el tema, en la Biblia estaba la necesidad de tener muchos hijos para tener la tierra, para colonizar la tierra, es un modelo colonial”.

Asegura la teóloga que lo mismo pasó cuando llegaron los colonizadores a América Latina, que requerían de muchas personas para colonizar a los que están del otro lado.

“La promesa de tener muchos hijos, además de fuerza de trabajo, obviamente es un asunto colonial….acuérdate de que el cristianismo es una religión proselitista, hay que ser muchos, mientras que el judaísmo, como otras religiones, no lo es. El aborto es un problema para las religiones proselitistas porque tienen que tener muchos adeptos”.

Sostiene Rojas Salazar, que “pecado” es una traducción latina. “El peccata mundi, el pecado del mundo, es una traducción que se hizo del latín, pero el concepto de pecado como tal no existe en el sentido de lo que entendemos actualmente”.

Para la teóloga -que entró a un convento a los 16 años y después de 30 años renuncia a una vida consagrada-, en la Biblia, el pecado es errar, no dar en el tino, ese es el concepto.

“En el latín tiene otra connotación. Cuando pasan del hebreo al griego y, luego, del griego al latín, las traducciones colocan ´pecado´ en el concepto occidental que entendemos, pero el pecado en el concepto de Oriente, que es donde se escribe el texto sagrado, tiene otra connotación”.

“Habrá que decir que el pecado es matar, violar, agredir. La Biblia habla muchísimo de la corrupción, de la violencia, del asesinato. Si queremos ver el concepto pecado en el sentido bíblico habrá que colocarlo así, como corrupción, violencia, infidelidad a Dios, darles culto a otros dioses, por ejemplo”.

Sostiene Rojas Salazar que, en su mayoría, quienes atacan a las mujeres por el derecho a decidir o a los grupos que defienden esta causa, son hombres, muchos de ellos con una doble moral.

“En esa situación, la responsabilidad recae en el cuerpo de la mujer y en su sexualidad, mientras que los hombres se zafan, literalmente, porque si hay mujeres que abortan, hay hombres que abortan, hay sociedades que abortan”.

“No podemos ver el aborto como una decisión individual, sino que tiene una colectividad detrás y una sociedad que no apoya a las mujeres, un grupo patriarcal, misógino, machista, de hombres que no se hacen responsables de los hijos, que tienen iglesias jerárquicas patriarcales, que no responden a las necesidades y demandas de los derechos de las mujeres”, dice la teóloga.

Marilú Rojas Salazar, es doctora en Teología Sistemática por la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica, y profesora en el doctorado de estudios críticos de género y en la maestría en teología y mundo contemporáneo de la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México.

Foto: Karolina Grabowska

 

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