Quedan apenas cinco años para que venza el plazo de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. El mundo estableció esa fecha para hacer realidad la igualdad para todas las personas.
El 2025 nos plantea una encrucijada. Uno de los caminos conduce a una pobreza más aguda, a economías más débiles y a la supresión de los derechos humanos. El otro lleva al progreso de las economías, la construcción de sociedades más seguras y futuros más justos para todas las personas.
Lo que hace que este año sea crucial es el calendario: quedan apenas cinco años para que venza el plazo de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. El mundo estableció esa fecha para hacer realidad la igualdad para todas las personas. El Panorama de género 2025, elaborado por ONU Mujeres y el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, muestra lo que costaría el fracaso, pero también los beneficios que están a nuestro alcance.
Hay motivos para la esperanza. Las niñas superan a los niños en la finalización de los estudios escolares, las mujeres están obteniendo escaños en los parlamentos y, en tan solo cinco años, casi 100 países han eliminado leyes discriminatorias, por ejemplo, para proteger a las niñas del matrimonio infantil y establecer la definición de la violación con base en el consentimiento. Sin embargo, la pobreza, el hambre, la guerra, las catástrofes climáticas y la reacción contra el feminismo están erosionando el progreso y podrían anular los avances logrados por toda una generación.
Los datos dejan clara la decisión a la que nos enfrentamos: todavía es posible alcanzar la igualdad para las niñas que están naciendo hoy, pero el mundo tiene que empezar a invertir ahora.
Puertas abiertas en las escuelas, pero el matrimonio infantil y la violencia truncan el futuro
Hoy en día las niñas tienen mayor probabilidad que los niños de terminar la escuela, pero el camino hacia el liderazgo está truncado. En 65 países de un total de 70 analizados, las mujeres tienen una probabilidad mucho mayor de ser profesoras que directoras de centros de enseñanza secundaria, lo que demuestra que muy pocas llegan a asumir puestos de máxima responsabilidad, incluso en un sector dominado por las mujeres.
Para demasiadas niñas, la educación termina abruptamente con el matrimonio, pues casi una de cada cinco jóvenes se casa antes de cumplir los 18 años. La violencia también es un horror cotidiano, ya que 1 de cada 8 mujeres de entre 15 y 49 años ha sido víctima de violencia de pareja tan solo en el último año. Sin embargo, allí donde existen leyes, servicios y sistemas sólidos, los índices son 2,5 veces inferiores, lo que demuestra que la protección funciona.
Las prácticas nocivas siguen despojando a las niñas de su dignidad y autonomía corporal. Cada año, 4 millones de niñas siguen siendo sometidas a la mutilación genital femenina (MGF), la mitad de ellas antes de cumplir los 5 años. Para acabar con la MGF en 2030, el ritmo de los avances debería ser 27 veces más rápido que el actual.
La educación puede abrir puertas, pero el matrimonio infantil, la MGF, la violencia y la discriminación las cierran de golpe, dejan el techo de cristal intacto y excluyen a las mujeres de los puestos de liderazgo.
Pobreza, brechas en el poder y la IA
El 10 por ciento de las mujeres viven en la pobreza extrema, una proporción que no ha mejorado desde 2020, y 351 millones de mujeres y niñas podrían seguir atrapadas en la pobreza extrema en 2030. Si los Gobiernos actúan de manera inmediata, la pobreza extrema de las mujeres podría reducirse del 9,2 por ciento en 2025 a solo un 2,7 por ciento en 2050.
Las mujeres solo representan alrededor del 29 por ciento de la fuerza laboral en tecnología a escala mundial y tan solo el 14 por ciento del personal directivo en el sector tecnológico. Además, casi el 28 por ciento de los puestos de trabajo ocupados por mujeres están en peligro de cara a la IA, frente al 21 por ciento de los desempeñados por hombres.
Sin datos no hay progreso
Es imposible arreglar lo que no se ve. Sin embargo, los Gobiernos están retirando sistemáticamente el financiamiento de una de las herramientas más importantes para el progreso: los datos.
Desde 2025, más de la mitad de los institutos nacionales de estadística han notificado recortes presupuestarios, que afectan incluso a las encuestas demográficas y de salud. Solo se dispone del 57 por ciento de los datos de género necesarios para realizar un seguimiento de los avances, solamente 1 de cada 4 países sabe cuánto gasta en igualdad de género y únicamente la mitad de las instituciones nacionales de género cuenta con el personal adecuado.
Si no cuentan con datos sólidos, los Gobiernos no podrán liderar la carrera por la igualdad. Proteger los datos significa proteger el progreso. Es una de las medidas más sencillas y eficientes en materia de costos que podemos tomar, porque si no se tienen en cuenta las necesidades y los éxitos de las mujeres, quedan excluidas del futuro.
Cinco años para apostar por la igualdad
Al mundo le quedan cinco años para decidir si la igualdad seguirá siendo una promesa vacía o se convertirá en una realidad para todas las personas.
Nos lo jugamos todo. Mantener a las mujeres en la pobreza, apartadas del liderazgo y expuestas a la violencia es un sabotaje económico. La desigualdad lastra el crecimiento, desperdicia el potencial y frena a sociedades enteras.
La acción puede transformar la privación en crecimiento. Invertir en las mujeres podría sacar a cientos de millones de personas de la pobreza extrema y añadir 4 billones de dólares a la economía mundial de aquí a 2030, lo que permitiría alcanzar un total acumulado de 342 billones de dólares para 2050. La igualdad no es un costo que haya que absorber: es el beneficio que el mundo pierde cada día que la retrasa.
Pero el dinero por sí solo no basta. Lo que está en juego es la exclusión. Las mujeres y niñas se ven expulsadas de los mercados laborales, se les niega la asistencia sanitaria, son excluidas de los presupuestos y silenciadas en la toma de decisiones. Los sistemas no se derrumban de repente, se van vaciando poco a poco.
El camino a seguir no es ningún misterio. El Panorama de género 2025 señala seis áreas que podrían cambiar las reglas del juego: inclusión digital; fin de la pobreza; protección frente a la violencia; igualdad en la toma de decisiones; paz y seguridad; y justicia climática. Todas ellas conforman la hoja de ruta de Beijing+30: soluciones concretas que pueden acelerar el progreso, mejorar la vida en todas partes y reconectar las economías con la igualdad.
El futuro solo será justo y próspero si quienes ostentan responsabilidades de liderazgo optan por la igualdad de género ya.
Fuente: ONUMujeres
Foto: Monstera Production








