Pociones y ungüentos a base de aceites, leche, miel, mirra y semen, son algunas de las sustancias que le otorgaron belleza a la última reina de Egipto.
Cleopatra, la última reina de Egipto que en el año 51 a.c. y a los 18 años heredó el trono, siempre ha sido descrita como una mujer hermosa y seductora, aunque los grabados y dibujos de su persona describen lo contrario.
Esta diferencia entre la leyenda y la realidad del físico de esta importante e imponente mujer de antaño radica posiblemente en los cuidados que ella se daba para lucir radiante.
Cleopatra hablaba el idioma egipcio, el griego, hebreo, sirio y arameo y latín. Conocía de literatura, música, ciencias políticas, matemáticas, astronomía y medicina. Además, según el historiador griego Plutarco, tenía fama de poseer modales dulces y refinados y una sugerente voz, cosas que hacían de ella una mujer muy seductora.
Su demostrada inteligencia y astucia, unida a la pasión por el uso de aceites, leche, miel, mirra, para cuidar su cuerpo fue responsable de que luciera atractiva para hombres poderosos como Julio César y Marco Antonio.
Su principal truco de belleza era sumergirse en largos baños de leche y miel. La leche tiene propiedades hidratantes y su combinación con la miel ayuda a recobrar la elasticidad.
Para mantener la piel tersa y libre de flacidez colocaba trozos de carne de ternera encima de la piel. La ternera se caracteriza principalmente por un gran poder nutricional, gracias a que cuenta con proteínas de gran calidad y es rica en agua.
A la reina le fascinaba el agua de rosas, la cual utilizaba para prevenir la aparición temprana de las líneas de expresión gracias a su efecto regenerador. También favorecía la cicatrización y marcas del acné, de huellas del cansancio, enrojecimientos y poros abiertos. Se dice que cuidaba sus ojos de la luz solar y los lavaba 3 veces al día con un preparado de agua de rosas.
Hoy día se conoce que los pétalos de rosa es uno de los mejores antisépticos para combatir el acné y que permiten un cutis muy terso, con la propiedad de tensar la dermis, por lo que disimula la celulitis y da un aspecto rejuvenecido al rostro. También para prevenir y eliminar el acné y las células muertas e imperfecciones del rostro, a la reina le hervía agua, leche de cabra y un poco de azúcar, creando un exfoliante natural.
Otro exfoliante que utilizaba en todo su cuerpo era una mezcla de miel, bicarbonato de sodio, sal de mar y aceites esenciales, los dejaba reposar 20 minutos.
Para desvanecer y prevenir las arrugas, sus doncellas le colocaban todas las noches una pomada en su rostro. Esta consistía en jugo de cebolla, 40 gramos de miel blanca, 40 gramos de lirio blanco y 40 gramos de cera fundida. También se colocaba una mascarilla de crema de leche, aceite de oliva y miel.
Dicen que su hermosa mirada felina se debía a dos trucos, el primero consistía en recortar sus pestañas en luna cuarto creciente durante 3 noches seguidas y posteriormente las friccionaba suavemente con aceite de almendras para hacerlas crecer y tupir rápidamente. Al otro día, perfilaba sus ojos con un polvo oscuro fabricado a partir de sulfuro de plomo conocido con el nombre de galena.
También cuentan que la reina colocaba una ligera capa de semen en el rostro por algunos minutos y después lo retiraba con agua. Siglos pasaron para confirmar que esta sustancia expulsada por el hombre sí hidrata la piel y aumenta su elasticidad al estar compuesto por sodio y otros elementos como fósforo, potasio, calcio, sodio y zinc, al igual que por el alto contenido de propiedades antioxidantes y astringentes.
Con este último truco de belleza suponemos que Cleopatra además de bella, inteligente y poderosa, era una mujer feliz, pues según una investigación realizada por la Universidad de Nueva York, las hormonas que contiene el esperma, como la testosterona y el estrógeno, influyen en el humor de las mujeres, haciéndolas más felices.