La pobreza extrema de las mujeres podría reducirse del 9,2 por ciento en 2025 a solo un 2,7 por ciento en 2050. ¿Qué se conseguiría con esta reducción? Un impulso de 342 billones de dólares a la economía mundial de aquí a 2050.

El 10 por ciento de las mujeres viven en la pobreza extrema, una proporción que no ha mejorado desde 2020, y 351 millones de mujeres y niñas podrían seguir atrapadas en la pobreza extrema en 2030. Las mujeres asumen una mayor carga de trabajo de cuidados no remunerado que los hombres, se ven excluidas de la propiedad de la tierra, de las finanzas y de los empleos decentes; es decir, se les niegan las herramientas necesarias para prosperar.

Si los Gobiernos actúan de manera inmediata, la pobreza extrema de las mujeres podría reducirse del 9,2 por ciento en 2025 a solo un 2,7 por ciento en 2050. ¿Qué se conseguiría con ello? Un impulso de 342 billones de dólares a la economía mundial de aquí a 2050. Invertir en las mujeres es la estrategia de crecimiento más inteligente que puede elegir un país.

Hambrientas, agotadas y olvidadas

En 2024, las mujeres tenían una probabilidad mayor que los hombres de pasar hambre: el 26,1 por ciento de ellas se enfrentaban a la inseguridad alimentaria, frente al 24,2 por ciento de ellos, lo que equivale a 64 millones más de mujeres que de hombres. Las mujeres también pasan casi tres años más de su vida con mala salud. Para 2030, una de cada tres mujeres en edad reproductiva podría padecer anemia, una enfermedad que merma la energía, la productividad y la salud.

El hambre y la mala salud alejan a las mujeres de la escuela, el trabajo y los puestos de liderazgo, y los costos de esta exclusión repercuten en las familias y las economías enteras. Quienes nacen de madres con malnutrición, por ejemplo, corren un mayor riesgo de padecer mala salud y de obtener menores ingresos a lo largo de su vida.

Una sociedad es tan fuerte como la salud de las mujeres que viven en ella. Cuando las mujeres reciben los alimentos y la atención sanitaria que necesitan, las familias prosperan y se pone fin a los ciclos de pobreza.

Fuente: ONUMujeres

Foto: Olia Danilevich