El intestino alberga lo que se conoce como el microbioma o la microbiota, un ecosistema complejo compuesto por billones de bacterias beneficiosas y patógenas que regulan la absorción de nutrientes

Probablemente han escuchado la frase “Toda enfermedad comienza en el intestino y si bien no todas las enfermedades se originan en el intestino, la evidencia científica actual respalda la idea de que la salud intestinal juega un papel importante en la prevención y el tratamiento de diversas enfermedades, incluyendo enfermedades metabólicas crónicas.

Entonces la frase: “Toda enfermedad comienza en el intestino” no se encuentra textualmente en ninguno de los textos hipocráticos conocidos que han llegado hasta nuestros días. Lo que sí está claro es que Hipócrates y su escuela médica sostenían una visión integral (mal llamada holística) de la salud, donde se valoraba profundamente la alimentación, la higiene y el equilibrio del cuerpo como factores clave para prevenir y tratar las enfermedades.

Esta frase refleja fielmente la filosofía médica de Hipócrates, quien creía que la salud se originaba en la correcta digestión y eliminación de los alimentos, y que muchos males podían estar relacionados con problemas digestivos. En ese sentido, aunque no haya pronunciado exactamente esas palabras, la esencia de la frase representa muy bien su pensamiento.

La sabiduría ancestral de Hipócrates, considerado el padre de la medicina moderna, nos invita a reflexionar sobre la conexión entre nuestra salud digestiva y nuestro bienestar general. Esta afirmación, aunque simple, encierra una verdad que hoy en día la ciencia moderna respalda cada vez más; el intestino por medio la microbiota es mucho más que un órgano digestivo; es el centro de múltiples funciones vitales que influyen en nuestro sistema inmunológico, emocional e incluso cognitivo.

El intestino alberga lo que se conoce como el microbioma o la microbiota, un ecosistema complejo compuesto por billones de bacterias beneficiosas y patógenas que regulan desde la absorción de nutrientes hasta la producción de neurotransmisores como la serotonina, conocida como la hormona de la felicidad. Cuando este equilibrio se rompe (disbiosis) por una mala alimentación, el estrés crónico, el uso excesivo de antibióticos o hábitos poco saludables, pueden desencadenarse una serie de problemas que van más allá del aparato digestivo: inflamación sistémica, trastornos autoinmunes, depresión, ansiedad y enfermedades metabólicas, cáncer, entre otras.

Por eso, cuidar el intestino debe convertirse en una prioridad para mantener una buena salud integral. Una dieta rica en fibra, alimentos fermentados, hidratación adecuada, manejo del estrés y ejercicio regular son herramientas clave para fortalecer este “segundo cerebro” del cuerpo humano.

En definitiva, la frase de Hipócrates no solo es un recordatorio histórico, sino también una guía práctica para abordar la prevención y tratamiento de las enfermedades desde sus raíces. Si queremos sentirnos mejor físicamente, mentalmente y espiritualmente, quizás debamos empezar por escuchar a nuestro intestino y nutrirlo con consciencia.

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Foto: Kindel Media