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Mujeres rurales, dueñas de las tierras que trabajan y de sus vidas

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A sus 71 años doña Luz Haro Guanga trabaja enfocada a dos objetivos, el proyecto de Escuelas de Formación de Mujeres Lideresas Rurales, y la propuesta de la Declaración de la Década de las Mujeres Rurales

Este domingo 15 de octubre celebramos el Día Internacional de las Mujeres Rurales, ocasión en que la Organización de las Naciones Unidas, ONU, pide que no olvidemos las demandas de las trabajadoras de este sector y apreciemos su labor en el suministro de alimentos y servicios en zonas menos desarrolladas y reivindiquemos unas zonas rurales en las que puedan contar con las mismas oportunidades que los hombres.

“Conseguir la igualdad de género y empoderar a las mujeres rurales no solo es lo correcto, sino que es un ingrediente fundamental en la lucha contra la pobreza extrema, el hambre y la desnutrición”, asegura la ONU.

Argumenta, que las mujeres rurales -que son una cuarta parte de la población mundial- trabajan como agricultoras, asalariadas y empresarias. Labran la tierra y plantan las semillas que alimentan naciones enteras. Además de garantizar la seguridad alimentaria de sus poblaciones y ayudar a preparar a sus comunidades frente al cambio climático.

Sin embargo, el organismo internacional sostiene, que las campesinas sufren de manera desproporcionada los múltiples aspectos de la pobreza y pese a ser tan productivas y buenas gestoras como sus homólogos masculinos, no disponen del mismo acceso a la tierra, créditos, materiales agrícolas, mercados o cadenas de productos cultivados de alto valor. Tampoco disfrutan de un acceso equitativo a servicios públicos, como la educación y la asistencia sanitaria, ni a infraestructuras, como el agua y saneamiento.

“Las barreras estructurales y las normas sociales discriminatorias continúan limitando el poder de las mujeres rurales en la participación política dentro de sus comunidades y hogares. Mundialmente, con pocas excepciones, todos los indicadores de género y desarrollo muestran que las campesinas se encuentran en peores condiciones que los hombres del campo y que las mujeres urbanas”, destaca la ONU.

Datos de mujeres rurales (fuente ONU)

  • En promedio, las mujeres representan algo más del 40% de la fuerza laboral agrícola en los países en desarrollo, pudiendo llegar a más del 50% en determinadas partes de África y Asia.
  • Menos del 15% de los propietarios de tierras en todo el mundo son mujeres.
  • En algunos países, más del 50% de las niñas de familias rurales pobres se casarán siendo niñas.
  • Alrededor del 10% de las mujeres rurales dan a luz asistidas por una persona profesional de la salud, en comparación con el 30% de las mujeres urbanas.
  • Solo el 2% de las mujeres rurales más pobres de los países con bajos ingresos completan la educación secundaria superior.
  • La mayor parte de los 3.700 millones de personas no conectadas a internet son mujeres y niñas rurales más pobres y con menos formación.

Una líder rural: Luz Haro Guanga

Doña Luz Haro Guanga, destaca la periodista Marilyn Batista Márquez, en su columna publicada en el periódico La República, trabajó la tierra desde pequeña. A los 14 años, con cuarto grado de escuela, dejó su hogar huyendo del matrimonio impuesto con un hombre que tenía 50 años. A los 35 años, unida al hombre que eligió -y con tres hijos- inició sus estudios secundarios. Más de veinte años pasaron para obtener la licenciatura en Ciencias de la Educación y otros diez años más para alcanzar el título de maestría en Dirección y Gestión Pública. A estos títulos se le unieron varios diplomados en gestión de proyectos, tecnología y desarrollo, y políticas públicas con enfoque de género.

Sostiene Batista Márquez, que el gran aporte de las mujeres rurales a la producción y al desarrollo agrícola ha sido invisibilizado durante siglos, pero gracias a mujeres como doña Luz, que luchan por la adopción de medidas que les permitan el acceso a los recursos productivos, el fomento de la educación y la promoción de la participación en la vida pública, mujeres como yo, -que como mucho han sembrado unas plantitas de orégano y de menta en el patio de su casa- se sienten motivadas a unirse a la misión de caminar junto a ellas para eliminar la brecha de género en la agricultura.

El primer paso para alcanzar esta meta, es el involucramiento y empoderamiento de las mujeres rurales en las políticas y programas agrícolas, de forma que sean valoradas y visibilizadas en sus respectivos países.

“Las mujeres que creemos en la igualdad y equidad de género”, afirma la columnista, “debemos unirnos -con voz y acción- para apoyar acciones afirmativas dirigidas a este grupo, porque es necesario que el mundo tenga más mujeres rurales como Luz Haro Guanga, dueñas de las tierras que trabajan y de sus vidas”.

Actualmente, la lideresa ecuatoriana, es secretaria ejecutiva de RED LAC (Red de Fondos Ambientales de Latinoamérica y el Caribe) y vocal principal de la Red Iberoamericana de Municipios por la Igualdad de Género (RIMIG).

A sus 71 años tiene dos objetivos: hacer realidad el proyecto de Escuelas de Formación de Mujeres Lideresas Rurales; y mundializar la propuesta de la Declaración de la Década de las Mujeres Rurales.

 

 

 

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