La esencia de la Biblioteca Zam, era constituirse en un instrumento de resistencia civil, de las mujeres, contra las políticas erróneas de los talibanes
Las afganas contaron, durante poco más de medio año, con una biblioteca específicamente para mujeres, un espacio cultural, de lectura, reflexión, tallereseducativos, que fue una manifestación de resistencia de género frente a la misógina represión que la patriarcal dictadura teocrática de Afganistán mantiene, brutalmente, contra la población femenina.
Fundada en agosto de 2022 -un año después de la toma del poder por parte del terrorista grupo fundamentalista afgano Talibán-, el centro cultural funcionó como una trinchera de combate del intelectofrente a la irracionalidad.
En declaraciones reproducidas, el 27 de marzo, por el diario español El País, Laila Basim, cofundadora de la Biblioteca Zam -Biblioteca Mujer, en darí (persa), uno de los idiomas hablados en el país surasiático-, denunció la clausura del lugar, casi siete meses después de su fundación, por parte del régimen.
Con ello, los talibanes destruyeron motivo de esperanza para mujeres y niñas -quienes, a partir de la edad de 12 años, tienen prohibido recibir educación formal-, planteó Basim, de 28 años, una economista y defensora de los derechos de las afganas.
Basim relató, al periódico español, que la biblioteca se instaló, en un sótano del mercado en el barrio Red Pol, en Kabul, al cumplirse el primer año del régimen.
La idea consistió en crear un espacio para, principalmente, “promover la cultura y la lectura, entrelas mujeres y las niñas, quienes tienen cerradas las puertas de las escuelas y las universidades,”, explicó.
La esencia de la Biblioteca Zam, era constituirse en un instrumento de “resistencia civil, de las mujeres, contra las políticas erróneas de los talibanes”, siguió puntualizando.
La cofundadora informó que, al momento de la clausura, la iniciativa beneficiaba a algo más de 400 participantes.
Entre los servicios ofrecidos, figuraban “el préstamo de libros en cuatro idiomas -darí, pastún, inglés, árabe–, así como talleres de formación gratuitos, y de entrada libre, sobre derechos de la mujer, política, religión, y otros temas, dos veces por semana”, precisó.
El objetivo era el de educar: “aumentar los conocimientos de las mujeres”, subrayó.
También reveló que los aproximadamente cinco mil libros con los cuales contaban las beneficiarias, fueron donados, principalmente por afganas, además de simpatizantes fuera de Afganistán.
Mientras fue posible mantenerlo operativo, el centro educativo y cultural fue blanco de constante hostigamiento por parte del régimen.
“En los siete meses (agosto de 2022 a marzo de 2023) que duró la biblioteca, los talibanes nos sellaron la puerta dos veces, pero nosotras la abrimos, con ayuda de amigos, y seguimos trabajando”, comenzó a relatar, a manera de testimonial denuncia. “Sin embargo, los talibanes no se detuvieron ahí”, agregó.
“Empezaron a venir, todos los días, y a preguntarnos qué estaba pasando allí, y qué hacían las lectoras en la biblioteca”, siguió relatando.
“Un día, cuatro miembros de las fuerzas de seguridad entraron, furiosos, y empezaron a preguntarme quién nos había dado permiso para abrir el local”, indicó, a continuación.
“Luego, nos dijeron que el sitio de una mujer está en su casa, y no fuera de ella”, precisó.
Basim reveló, por otra parte, que el acervo de libros de la biblioteca esta distribuidos en su casa, al igual que en los respectivos domicilios de las trabajadorasvoluntarias de la biblioteca.
Asimismo, denunció que la ofensiva misógina fue constante, desde el inicio de la materialización del proyecto, y que se mantiene luego del ilegal cierre de la biblioteca.
Al respecto, dijo que, al igual que ella, “las otras voluntarias de la biblioteca han recibido –y reciben aún– amenazas telefónicas”.
La defensora de los derechos de sus compatriotas mujeres y las niñas, dijo que el grupo que creó la biblioteca, ha estado en resistencia, desde lainstalación del violentamente machista régimen teocrático.
“Hace 19 meses (desde agosto de 2021), mis compañeras y yo, luchamos contra las políticas de los talibanes”, dijo.
Al describir su defensa del derecho, de las niñas y las mujeres, planteó que “nuestro combate, es una guerra de los bolígrafos frente a las pistolas”.