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El debate del color rosa

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El debate del color rosa es banal, superfluo e insignificante, cuando lo que debería estar en discusión es si esta inversión millonaria realizada por el Banco de Costa Rica, realmente viene a llenar las necesidades de bancarización de las mujeres  en nuestro país.

En esta semana se ha desatado un inusitado debate en redes sociales sobre el color rosa característico de Kristal, la denominada primera banca para la mujer, recientemente lanzada por el Banco de Costa Rica.

Desde la Vice Presidenta de la República, Ana Helena Chacón, y el ex embajador de Costa Rica ante la ONU, Eduardo Ulibarri, hasta Juan del Pueblo y María la del Barrio, han opinado que el rosa refuerza los estereotipos femeninos y carga prejuicios.

Al igual que ellos el rosa no me pareció el color adecuado para identificar una banca dirigida a las mujeres, hubiera preferido el rojo, verde o el morado, pero supongo que cualquiera de esos colores también hubieran provocado críticas, el rojo porque  ya lo utilizan muchos bancos; el verde por ser muy liberación nacional y el morado saprisista.

Cuando entré a la página de Kristal mi percepción se fundió en una frase: “mundo  Barbie”, pero dejando a un lado mi propio prejuicio con el rosa, quise conocer la oferta de productos y quedé sorprendida con los préstamos de consumo sin garantía, los de vivienda que cubre el 100% del valor de la propiedad, y tasas preferenciales con la tarjeta de crédito a un 24% en compras y servicios de educación y salud, que incluyen financiamiento para inseminación artificial y fertilización invitro. Ahí comprendí lo alejado que estaba esta banca del mundo Barbie, y lo cercana que parece estar a las necesidades de la mujer contemporánea.

Re capitulo en positivo mi pensamiento y emergen un sin número de datos que durante mis años como líder de una organización de mujeres empresarias me he dado a la tarea de estudiar y que comparto en esta nota, como por ejemplo, que en la gran mayoría de los países occidentales y desarrollados, incluyendo los nórdicos considerados los más avanzados en equidad de género, en la unidad de maternidad de sus hospitales se le asigna el color rosa a las bebés niñas para diferenciarlos de los bebés varones que utilizan el color celeste.

General Motor ha pintado más de 100 mil Cadillac color rosa para Mary Kay, la empresa estadounidense de productos cosméticos. Estos vehículos han sido otorgados a las mejores vendedoras de esta empresa, no para humillarlas, sino para reconocer su liderazgo y éxito en los negocios.

Y menciono muchos ejemplos más de lo que en Costa Rica podría tildarse de clichés y ecos de feminidad acartonada, como que existe en Berlín un hotel de nombre  Artemisia  que es solo para mujeres. El Hamilton Crowne Plaza en Washington DC y el Naomi en Singapur tienen un piso solo para mujeres; y Focus on Woman es una agencia de viajes española solo para mujeres.

El Banco Grameen, (que no utiliza el color rosa) creado en 1976 por Muhammad Yunus, tiene como mercado meta las personas «más pobres entre los pobres», y estas son las mujeres quienes han recibido el 95% de los préstamos. Por esta acción recibió numerosas burlas,  críticas y cuestionamientos,… y también el Premio Nobel de la Paz en el  2006 “por sus esfuerzos para incentivar el desarrollo social y económico desde abajo”.

Cabe destacar que en Japón, uno de los países más conservadores del planeta en cuanto a igualdad de género se refiere, hay bares y trenes para mujeres. Desde 2005 funcionan en las líneas más concurridas del metro de Tokio unos vagones especiales que solo pueden ser usados por mujeres. Hay cafeterías para mujeres y hasta bloques de apartamentos a precios asequibles para madres solteras y divorciadas que viven solas.

Además contamos, y desde hace muchos años, con televisión temática, en donde hay canales dirigido a mujeres como Home & Health, Divinity, Cosmopolitan y Mas Chic.

La Fundación Anna Ross utiliza desde su creación el rosa como parte de su identidad de marca e impulsa en octubre –Mes contra la lucha del cáncer de mama- la venta de pañitos, jarras, zapatillas y muchos otros artículos color rosa Barbie. Estoy segura que no pretendieron sus fundadoras enviar el mensaje de la “vie rose” cuando se padece de cáncer, sino que utilizaron el color que a su juicio más se vinculaba con la mujer, indistintamente de que fuera un estereotipo.

Hace apenas dos semanas la empresa Nike abrió en Multiplaza Escazú la primera tienda Nike Woman en Costa Rica, especializada en calzado deportivo solo para mujeres. Además recibimos con los brazos abiertos la franquicia  de  Hooter, un restaurante bar en donde aparentemente la condición para trabajar como mesera es tener “senos grandes”.

Destaco que ninguno de los ilustres críticos de la banca color rosa hizo un pronunciamiento en contra de ambos negocios.

¿Opinarían ellos y ellas que Angela Merkel y Hillary Clinton, las dos mujeres consideradas por Forbes las más poderosas del mundo, refuerzan estereotipos cuando se visten de color rosa para asistir a cumbres, reuniones con oficiales de Estado y entrevistas?

Hace poco oí a la Ministra de la Condición de la Mujer, Alejandra Mora Mora, contar un relato en el que logró reunir los recursos para los uniformes de un equipo de fútbol femenino en una zona rural del país. Les dijo a las chicas que ellas eligieran el color de éstos, y se sorprendió cuando en forma unánime acordaron que querían uniformes rosa, la razón aludida fue “ese es el único color que no nos quitarían los hombres”.

Es claro, que el rosa y los servicios dirigidos a las mujeres son para los especialistas en mercadeo temas comerciales, de estrategia de negocios y poco o nada tienen que ver con fortalecimiento de estereotipos, aunque indirectamente se perpetúe el concepto universal de la ecuación:  rosa = femineidad.

Concluyo que el debate del color rosa es banal, superfluo e insignificante, cuando lo que debería estar en discusión es si esta inversión millonaria realizada por el Banco de Costa Rica, o sea, con el dinero de todos sus clientes, realmente viene a llenar las necesidades de bancarización de las mujeres que en nuestro país –al igual que en todo el mundo- alcanzamos un mayor índice de pobreza, desempleo, ganamos hasta un 36% menos que los hombres y tenemos menos acceso al financiamiento.

mbatistapetra@gmail.com

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