Desde el lunes 12 de septiembre España es el primer país del mundo con una estadística oficial de feminicidios, dividido en cuatro categorías: familiar, sexual, social y vicario
En España, los asesinatos que tengan componente de género, en cuatro categorías, son clasificados, a partir de ahora, como femicidio, de acuerdo con la contabilización puesta recientemente en vigencia, por el gobierno del país europeo.
En tal cuadro de situación, para el primer semestre de este año, los femicidios en el contexto de pareja sentimental o posterior a la ruptura, fueron 28, de los cuales 19 ocurrieron fuera de ese marco.
El nuevo procesamiento de datos -vigente desde el 12 de setiembre- hará posible analizar, en mayor detalle, la violencia contra mujeres, más allá del entorno del vínculo de pareja -actual o pasado-, precisó, al respecto, la secretaria (ministra) de Igualdad, Ángela Rodríguez, citada en una nota informativa que el diario español El País publicó ese día.
Se salda una deuda con la población femenina nacional, aseguró, por su parte, la delegada del gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell, en declaraciones también reproducidas por el medio de comunicación.
Al respecto, El País indicó que, “a partir de ahora, el Gobierno no solo contabilizará los asesinatos cometidos por las parejas o exparejas —lo que ha estado conformando el marco de la violencia machista—, sino todos aquellos que tengan un componente de género”.
Ello, “porque la violencia relacionada con la misoginia y las desiguales relaciones de poder va más allá de lo sentimental”, agregó.
“Así, España será desde este lunes 12 de septiembre el primer país del mundo con una estadística oficial de feminicidios, que amplía ese ámbito de las relaciones”, aseguró el diario.
“Con este nuevo listado, entre enero y junio de este año, han sido asesinadas 19 mujeres (…) todas, víctimas de hombres que las conocían. 19 mujeres que dejan una niña y dos niños huérfanos”, señaló.
Categorías de feminicidios
Al detallar las categorías, la publicación puntualizó que dejará de usarse el término “asesinatos por violencia machista”, para clasificar esos crímenes, en términos generales, como “femicidio en la pareja o expareja”.
De ese modo, se formalizó el concepto de “feminicidio familiar”, consistente en “el asesinato cometido por un hombre del entorno familiar de la mujer, e incluirá los llamados crímenes de honor”.
Además, el “feminicidio sexual”, para calificar “el asesinato de cualquier mujer directamente relacionado con una agresión sexual”, clasificación que “incluirá también a las víctimas de trata y/o explotación sexual, mujeres con profesiones estigmatizadas por cuestión de género, matrimonio forzado y mutilación genital femenina”.
Al mismo tiempo, el registro de “feminicidio social”, se refiere a “la agresión no sexual por parte de un hombre que no sea ni familia ni pareja o expareja de la víctima, por ejemplo, los que puedan cometerse por vecinos, amigos, compañeros de trabajo o empleadores”.
Igualmente, como “feminicidio vicario”, quedó definido “el asesinato de una mujer mayor de edad como instrumento para el perjuicio o daño a otra mujer”, sea “dentro o fuera del ámbito de la pareja o expareja”.
Un acto de ruptura del silencio
En opinión de Rodríguez, la nueva herramienta no es meramente técnica sino que es “profundamente política (…) sirve para nombrar aquello que, hasta ahora, ha permanecido en silencio”.
“Es un acto de ruptura de ese silencio, y, también, de reparación de las víctimas, y ha de servir para un empuje de políticas y recursos y para poner el foco en la desigualdad de poder que las mujeres sufrimos a lo largo de toda la vida”, subrayó.
En la visión de Rosell, “era algo que le debíamos a la sociedad, y a las mujeres”.
De acuerdo con lo indicado por ambas funcionarias, los datos procesados según la nueva modalidad, serán actualizados trimestralmente.
Según la secretaria, se trata de visibilizar, en mayor detalle, la más brutal manifestación de la violencia de género.
“Lo que no se nombra, no existe”, reflexionó, para agregar que “hay que empezar a reconocer, como Gobierno, que ha habido asesinatos que han pasado debajo del radar”, los que ahora serán contabilizados.
Características sociodemográficas de agresores
Los primeros datos revelados, indicaron que, durante el período analizado, los femicidios familiares encabezaron la lista, con 11, lo que representa casi 60 por ciento del total, seguidos por los sociales, con seis (32 por ciento).
Además, en 17 casos (89.5 por ciento) las víctimas no denunciaron violencia machista, mientras que, en los otros dos (casi 20 por ciento), se tramitó denuncia.
Las víctimas colaterales fueron tres huérfanos -dos niños y una niña menores de 18 años-.
En cuanto a las características sociodemográficas de los agresores, por segmentos etarios, el grupo de mayor incidencia -cinco- se ubicó en el rango de 31 a 40 años.
En lo que tiene que ver con las víctimas, el sector más golpeado fue el de 51 a 60 años -cinco.
Por otra parte, en 36.8 por ciento de los casos -siete-, existía relación de convivencia entre el victimario y la asesinada.
En ese sentido, nueve de los femicidios fueron cometidos por familiares -hijos, hijastros, o nietos-, mientras que en seis, la agresión fue perpetrada por vecinos, además de que, en un caso, el atacante fue el padre o padrastro.
Rodríguez explicó que las cifras del primer estudio revelaron, entre otros aspectos, “que la relación de las mujeres con la violencia es, a lo largo de toda la vida, no solo en la pareja”.
Asimismo, que “hijos y nietos, y los hombres que conviven con esta violencia, desde que nacen, también perpetúan esas relaciones de poder que ven en casa, y no sólo cuando llegan a la edad adulta, y no sólo con sus parejas”.
También quedó demostrado que, “en el 100 por ciento de las muertes, los asesinos conocían a sus víctimas”, además de que, “al considerar la edad de las mujeres asesinadas, el 57,9 por ciento eran mayores de 60 años”, precisó.
El segundo dato, es prueba de lo que la funcionaria gubernamental definió como “la perpetuidad de la violencia”, lo que significa que es una realidad que “acompaña, a las mujeres, durante toda su vida, por parte no sólo de novios, o maridos, o ex, sino de cualquier hombre con quienes tengan una relación más o menos cercana, familiar o no”.
Foto: Arina Krasnikova