Erika Hilton -activista de derechos humanos-, y Duda Salabert -profesora-, tienen algo en común: son las primeras mujeres trans, en la historia de Brasil, quienes ocuparán escaños en la Cámara de Representantes
Las pioneras Hilton y Salabert se aprestan a incorporarse, en febrero, a ese organismo del bicameral parlamento del país sudamericano-.
Ambas pertenecen, respectivamente, a agrupaciones políticas progresistas: Hilton, al izquierdista Partido Socialismo e Liberdade (Partido Socialismo y Libertad, Psol), mientras que Salabert milita en el centroizquierdista Partido Democrático Travalhista (Partido Democrático Laborista, PDT).
El Psol fue fundado en 2004, por disidentes del entonces gobernante (2003-2007, 2007-2011) e izquierdista Partido Travalhista (Partido Laborista, PT), que, en el presente proceso electoral -con segunda vuelta presidencial programa para el 30 de octubre- postula, otra vez, al ex sindicalista y ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
El PDT surgió, en 1980, en el escenario político del territorialmente mayor país latinoamericano, por iniciativa de Leonel Brizola, ex gobernador (1959-1963) del sureño estado de Rio Grande do Sul -fronterizo con Uruguay, donde se exilió inicialmente, a raíz del golpe que dio comienzo a la brutal dictadura militar brasileña de 1964 a 1985-.
Las dos diputadas electas han desempeñado labor pública -también pionera en materia de género-, como concejalas -la primera, en la ciudad de São Paulo, capital del costero estado de igual nombre, la segunda, Belo Horizonte, capital del estado de Mina Gerais, ambos en el sureste del país-.
La afrodescendiente Hilton, de 29 años, es una defensora de los derechos de la población negra brasileña -que representa casi ocho por ciento de la cifra total nacional, estimada en algo más de 217 millones- lo mismo que de la comunidad sexualmente diversa.
De acuerdo con versiones periodísticas, la activista transcurrió su infancia, y parte de su adolescencia, en una familia conservadora, de la que fue expulsada, a los 14 años, a causa de su orientación sexual.
Ello la obligó a vivir en la calle, y, para sobrevivir, a convertirse en trabajadora sexual.
Un pleito legal, en 2015, con una empresa de transporte de pasajeros -que rehusó imprimir su nombre de mujer, en un boleto-, la proyectó como figura pública -específicamente como defensora de los derechos trans-, marcando, inesperadamente, el inicio de su carrera política.
Al año siguiente, el Psol la invitó a incorporarse a la militancia partidaria, lo que aceptó.
Como militante de la agrupación, se postuló, en 2020, como aspirante a ser concejala en la ciudad de São Paulo, iniciativa que resultó plenamente exitosa, ya que reunió 50,508 votos -el mayor volumen logrado por una mujer en ese puesto-.
Además, se convirtió, así, en la primera integrante trans de la Cámara Municipal de São Paulo.
En la reciente votación parlamentaria, enmarcada en los comicios generales brasileños del 2 de octubre, Hilton reunió aproximadamente 257 mil sufragios, para incorporarse, como diputada paulista, a la Cámara de Representantes.
Al conocer la información de su elección, la activista tuiteó: “ya podemos decir: ¡Travesti negra elegida!”.
En declaraciones reproducidas entonces por la Agence France Presse (AFP), Hilton dijo que, en la cámara baja parlamentaria, proyecta, como plan general de trabajo, “luchar para erradicar el hambre y la miseria”, y, en particular, “garantizar derechos para la comunidad” sexualmente diversa.
“Interpreto el grito de desesperación de los que siempre han estado casi nada representados, tratados como ciudadanos de segunda clase, y que ahora toman el poder para intentar reconstruir nuestra dignidad”, aseguró.
Hilton también hizo referencia al prejuiciado sector conservador de la sociedad brasileña, aunque aclaró que el peso de ese segmento poblacional no le impedirá esforzarse por cumplir su agenda social.
“Estoy muy feliz, a pesar de que el escenario general en Brasil es de aprensión, y mucha lucha para derrotar a Bolsonaro”, expresó.
Se trata del misógino y transfóbico presidente (2019-2023) brasileño, el ultraderechista capitán retirado Jair Bolsonaro -quien aspira a la reelección- quien, resultó segundo en la reciente votación presidencial, con un 43 por ciento de sufragios, frente a Lula, que reunió algo más de 48 por ciento.
Sin embargo, el derechista Partido Liberal (PL) -que postuló a Bolsonaro-, se posicionó como la principal fuerza en la Cámara de Diputados -con por lo menos 99 de los 513 escaños-, según las cifras preliminares del escrutinio.
En materia de representación de género, los datos iniciales ubican en 91 diputadas la participación de mujeres en ese organismo del bicameral Poder Legislativo brasileño, lo que, proporcionalmente, implica presencia de 18 por ciento -tres punto arriba de la correlación actual-, con Hilton y Salabert como integrantes del bloque femenino parlamentario.
Por su parte, Salabert, de 41 años, profesora de literatura, se desempeña -desde 2020- como concejala en el Concejo Municipal de Belo Horizonte, habiendo sido la primera persona transgénero postulada para ese cargo.
La docente es, además, una ambientalista cuyo plan de trabajo como integrante de ese parlamento local incluyó la siembra de 37 mil árboles -el número de votos que recibió entonces-.
Ahora, durante su exitoso esfuerzo proselitista como candidata a diputada, impulsó lo que definió como la primera campaña electoral “cero basura” en la historia nacional.
Este esfuerzo se tradujo en la ausencia de acciones contaminantes tales como el uso de símbolos externos -banderas, carteles, volantes, entre otros-.
Al conocer su triunfo electoral, la docente y activista ambiental expresó, en redes sociales, satisfacción por haber resultado “¡la diputada federal más votada de la historia de Minas Gerais!”.
La diputada electa indicó que, no obstante fuertes obstáculos, entre los cuales mencionó “los ataques (…) de los cristianos, y las amenazas de muerte de la extrema derecha, ganamos la elección”.
Respecto al último de esos aspectos, reveló, en declaraciones reproducidas por medios de comunicación, que, recibió “cinco amenazas de muerte en (…) 30 días”.
“Fueron correos electrónicos, cartas, y hasta un sitio (web) fue hecho exclusivamente para describir formas en que quieren matarme”, denunció.
La futura diputada indicó que, debido a ello, y por recomendación policial, usó chaleco antibalas, para acudir a votar, el 2 de este mes, en Belo Horizonte.
En declaraciones reproducidas, luego de la votación, por medios de comunicación, respecto a ambas pioneras trans en el ámbito de la cámara baja legislativa, la presidenta de la Asociación Nacional de Travestis y Transexuales (Antra), Keila Simpson, aseguró que “son dos personas que estaban en cargos electivos, y, ahora, pasan para un cargo de mayor importancia, en el parlamento federal”.
En su nuevo hábitat político, Hilton y Salabert “van a continuar levantando las banderas que las eligieron, pero, también, legislando em beneficio del pueblo brasileño.”
En ambos casos, los resultados de la reciente votación, “fueron producto de una campaña extremadamente intensa, y de muchas batallas”, reflexionó, a continuación, para agregar que “la democracia está ahí, para ser respetada”.
En una línea de análisis coincidente con la de Hilton, en cuanto al reto que implica, para las dos, incorporare a la Cámara de Representantes, Simpson advirtió que, “si bien el saldo es positivo, las elecciones nos remiten a un cuadro de angustia muy fuerte, por la forma como quedó establecido el parlamento”.
Ello, a causa de que “algunos senadores que fueron elegidos (…) son personas que no consiguen convivir con la diversidad que tenemos en Brasil”.
Ese contexto fue descrito en términos similares por la docente y coordinadora del Programa de Diversidad de la Facultad de Derecho de la Fundación Getulio Vargas (FGV), Ligia Fabris.
Vargas fue un polémico político brasileño, quien se desempeñó como residente de facto (1930-1945) y presidente constitucional (1951-1954), mandato, el segundo, en cuyo desempeño se suicidó -el 24 de agosto de 1954-, disparándose al corazón.
Fabris dijo, a la AFP, que “el bolsonarismo, que representa a los ultra conservadores, son frontalmente contrarios a los derechos de las personas” sexualmente diversas.
En tal contexto, “estimulan la violencia contra las personas trans, dentro o fuera de la política”, señaló.
Por ello, “hay preocupación sobre la integridad física, psicológica, y (la) vulnerabilidad” de Hilton y de Salabert.