A partir de la infancia y la adolescencia inicia la violencia de género, de acuerdo con un reciente informe de la CEPAL
La violencia de género golpea, a la población femenina latinoamericana y caribeña, a partir de la infancia y la adolescencia, de acuerdo con los hallazgo del más reciente informe que, sobre esta nociva característica de sociedad patriarcales, dio a conocer la ConferenciaEconómica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Ello se evidencia en contextos de agresión que incluyen, entre otros componentes, violencia sexual, además de matrimonios infantiles, indicó el Observatorio de Igualdad de Género de AméricaLatina y el Caribe, de la Cepal, en el estudio que presentó al final de noviembre.
“La violencia por razón de género es un fenómeno que se expresa de diferentes formas y afecta a las mujeres de manera transversal”, señaló, en la segunda de tres secciones del análisis, titulada “Niñas y adolescentes: la violencia por razones de género se inicia a temprana edad”.
“Es sabido que, en relación con sus pares varones, las niñas y adolescentes mujeres experimentan un abanico más amplio de formas de victimización y están más expuestas que cualquier otro grupo a formas específicas de violencia, como la violencia sexual y los matrimonios y uniones infantiles, tempranos y forzados”, indicó.
Al centrar la atención en la agresión de que niñas y adolescentes mujeres son víctimas, el organismo especializado precisó que “la discriminación de género adquiere particularidades específicas cuando se cruza con la edad y el ciclo de vida, factores que también representan un eje determinante de la distribución del bienestar y el poder en la estructura social”.
En ese sentido, mencionó datos correspondientes al período 2019-2021, según los cuales los femicidios se concentraron en el grupo etario de 15 a 29 años -y, en más reducida frecuencia, afectando a niñas de 14 años-.
También puntualizó que la agresión sexual constituye una de las formas de violencia en las cuales la desigualdad de género se manifiesta con mayor claridad. “Se ha constatado que tanto mujeres adultas como niñas y adolescentes mujeres presentan una mayor exposición a este tipo de violencia que los hombres de sus mismos grupos etarios”, indicó.
“Específicamente en el caso de las niñas, esto es concordante con la información disponible de tres países de la región, que muestra que esta es una forma de violencia que las afecta de manera desproporcionada”, planteó.
Otras variantes de agresión igualmente golpean a este segmento de la población femenina regional, y sus secuelas con considerablemente tóxicas para las víctimas, de acuerdo con lo señalado en el informe de doce páginas que el observatorio dio a conocer el 25 de noviembre.
“Los matrimonios y uniones infantiles, tempranos y forzados constituyen una manifestación de violencia de género y una práctica nociva y violenta”, denunció.
Ello, debido a que “afecta fuertemente el desarrollo integral de niñas y adolescentes”, comenzó a explicar.
“Las expone a situaciones de violencia, embarazos no deseados a temprana edad y sobrecarga de trabajo de cuidados cuando todavía no han consolidado sus trayectorias educativas o sus decisiones laborales”, siguió indicando.
Se trata de un contexto en el cual “el confinamiento al espacio doméstico como ámbito prioritario de desarrollo personal, junto con el abandono temprano de la educación, limita sus posibilidades de relacionamiento y sociabilidad, afectando el desarrollo de su autonomía e integración en la sociedad”.
Al ilustrar, con cifras, el señalamiento, el observatorio denunció que “los matrimonios y uniones infantiles, tempranos y forzados son una realidad extendida en América Latina y el Caribe y afectan a 1 de cada 5 niñas y adolescentes”.
Esto, “reproduciendo y profundizando las desigualdades de género existentes en la sociedad”, agregó.
El organismo especializado de la Cepal indicó que el fenómeno abordado en el estudio es poco visibilizado, en la mayoría de los países de la región, no obstanteel hecho de que se dispone de datos que, aportados por encuestas, permitirían producir informaciónreveladora.
El observatorio aseguró que, no obstante ello, losnúmeros disponibles muestran “un vínculo claro entre los matrimonios infantiles y uniones tempranas y el riesgo de sufrir violencia por parte de la pareja”.
Sobre este aspecto, aseguró que “aquellas mujeres que se casan o se unen a temprana edad están más expuestas a sufrir algún tipo de violencia dentro de la relación de pareja que aquellas que se unen en edad adulta”.
“Esta práctica nociva y violenta impacta en la autonomía física de niñas y adolescentes y en el goce de sus derechos sexuales y reproductivos”, advirtió.
Igualmente, “las expone a mayor riesgo de sufrir violencia obstétrica cuando son madres y al control sobre su cuerpo y sus decisiones por parte de su pareja y su familia, así como al riesgo de ser sometidas a aislamiento social y discriminación escolar, entre otras formas de exclusión que atentan contra su pleno desarrollo”, planteó, a continuación.
La dramática situación -en particular la más brutal manifestación del machismo agresor, que es el femicidio-, visibiliza, con particular fuerza, lo que el observatorio describió, en el análisis, como “la persistencia de los nudos estructurales de la desigualdad de género y de la discriminación y la violencia por razón de género contra las mujeres y las niñas en América Latina y el Caribe”.
“Debido a su arraigo histórico y estructural, los patrones culturales patriarcales, discriminatorios y violentos basados en la cultura del privilegio muestran ser uno de los nudos más complejos de desarticular”, reflexionó, para agregar que, por lo tanto, es necesario “implementar compromisos colectivos de toda la sociedad para eliminar la violencia por razón de género contra mujeres y niñas”.
Foto: THIS IS ZUN