Fue médica obstetra, ginecóloga, profesora, masona, publicista, benemérita, pacifista, abolicionista, defensora de los animales y humanista.
Escribió decenas de artículos, esencialmente de carácter médico–sanitario, manifestando muy frecuentemente sus preocupaciones sociales, y presentando soluciones y medidas profilácticas de dolencias y epidemias. Fundó y dirigió la revista Alma Feminina (entre 1920 y 1929).
Fue pionera en reivindicaciones de los derechos de la mujer, y durante más de veinte años, presidió el Conselho Nacional das Mulheres Portuguesas, que con gran capacidad reclamó para las mujeres el derecho a un mes de descanso antes del parto. Apoyó el derecho al voto femenino, siendo en 1933 la primera y única mujer en votar en Luanda. Tomó parte activa en la defensa y lucha por la implantación de la república, que pudo llegar a ver.