El nacimiento prematuro de su hijo mayor la hizo retirarse un tiempo del trabajo, pero sigue al pie del cañón tanto en su empresa como en un laboratorio de materiales y es que a esta ingeniera civil nada la detiene.

Su profesión es campo casi de dominio masculino, vive en una zona rural, brinda consultorías en material de obra vial y todos los días busca la superación personal, se trata de Mariana Céspedes, quien a sus 28 años rompe esquemas.

Ella es ingeniera civil, oriunda de Pérez Zeledón, sus papás tenían  una finca y le llamaba la atención la maquinaria, en especial cuando arreglaban los caminos, ver cuando se tomaba una calle de lastre, le pone una base, una sub base, otra base y en un abrir y cerrar de ojos, se cambió una comunidad.

“Cuando le dije a mi papá quiero ser ingeniera civil, él cayó de espaldas porque pensó que iba a estudiar otra cosa, no le gustó la idea por ser un ambiente machista, yo le contesté ‘papi, yo sí puedo’, mi mamá sí creyó en mí un 100%”, recordó.

Se fue a estudiar a San José, sus padres le dieron la oportunidad el primer cuatrimestre para ver cómo le iba, sacó la tarea y terminó la carrera. Al graduarse fue a trabajar a Limón, donde no solo tuvo que acostumbrarse a otro ambiente, también a que la vieran menos por ser mujer.

Céspedes se desempeña como gerente técnica en un laboratorio de calidad, revisa los materiales de construcción, en especial los que se destinan a las carreteras.

Además, hace tres años fundó su propia empresa llamada “B&M Consultores”, donde ve la parte de diseño y construcción de casas de bono, proyectos habitacionales que no están relacionados con esta figura, entre otros.

“Mi esposo es arquitecto, cuando empezamos a salir me llamó la atención la profesión de él, entonces tomamos la decisión de ponernos una compañía, pero al final a él le salió una oportunidad en el Gobierno, yo seguí dando consultorías, luego una amiga iba a construir una casa de bono de la vivienda, entonces yo la ayudé, me contactó con otras personas y cuando me di cuenta estaba involucrada con proyectos de bien social, de ahí nació mi empresa”, expresó.

Generalmente las personas renuncian a sus trabajos para emprender, pero por razones personales la ingeniera Céspedes no lo hizo, la razón es simple: un segundo ingreso no está de más.

La parte que más le apasiona es ver terminados los proyectos, asegura que ellos son como hijos a los que se les vio crecer, se les dio forma y luego se entregan.

Indicó que desenvolverse en un ambiente laboral tan machista es difícil pero no imposible: “una tiene que desarrollar su carácter, hay que estudiar más las cosas porque cuando asistís a una reunión son solo hombres y yo, entonces cuando yo llego la gente cree que no sé nada, asimismo siempre tengo que capacitarme para demostrarme a mí misma que sí se puede”.

Otra parte complicada es cuando ponen en tela de juicio sus conocimientos y es que para poder trabajar en un grupo donde hay hasta diez personas y todos creen tener la razón, ella tiene que plantarse y demostrar con argumentos que sí sabe de lo que habla.

Cuando estaba esperando su primer hijo, sus jefes le advirtieron que sus labores eran muy pesadas, pero ella no claudicó, iba a giras, tomaba las precauciones del caso y así como pide permisos para llevar a su pequeño a citas médicas, trabaja domingos o se levanta a las 4 am para ir a supervisar una obra.

Trabajo en equipo

Mariana tiene un año de casada, el nacimiento prematuro de su hijo provocó que pusiera en pausa su trabajo, aunque su vida se alteró un poco ella sabía que no podía parar porque tenía proyectos que supervisar, pero el apoyo de su marido Diego y de su familia ha sido fundamental para continuar con la tarea.

“Cuando yo he tenido que trabajar un sábado él se queda con el bebé o me dice ‘vamos, yo la llevo’ y se queda con el chiquito mientras yo estoy en un proyecto, si tengo que llegar tarde él se encarga de todo, en caso de tener que madrugar él se levanta y lo atiende, es más, hasta clientes me busca”, comentó.

La ingeniera Céspedes está embarazada de su segundo hijo, espera terminar pronto su maestría en Ingeniería Vial y quiere estudiar Derecho, además desea cumplir con los requisitos que le pide el Consejo Nacional de Vialidad (Conavi) para ser Consultora de Calidad.

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 Mariana Céspedes es ingeniera civil, estudia una maestría en Ingeniería Vial y espera a su segundo hijo.

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