Una bióloga pasa sus días entre artrópodos e investigaciones
Todas las profesiones son necesarias e importantes, pero hay algunas que resultan fascinantes y curiosas, ese es el caso de la biología y hay quienes deciden destacar su trabajo es áreas poco comunes, pero que gracias a su aporte alcanzan grandes descubrimientos.
Marcela Sánchez Ocampo es una bióloga tropical que desde hace siete años ejerce su profesión yactualmente es curadora de colecciones en el Museo Nacional y realiza consultorías privadas. Al escucharla hablar se denota la pasión que siente por lo que hace, ya que como ella misma menciona, nunca nada es aburrido.
“Me gusta que, en términos de investigación, el mundo de los invertebrados es tan complejo y poco estudiado, que no solo nunca me aburro, sino que no hay gira de campo en la que no aprenda algo nuevo. La naturaleza es simplemente fascinante, y hace que uno se conecte con la comunidad”, manifestó.
Además, indicó que “dentro de los invertebrados, los artrópodos presentan comportamientos muy complejos, desde colonias donde incluso tienen modificaciones físicas para una tarea puntual, hasta especies de abejas que crean su propio perfume para cortejar a las hembras. Son impredecibles, con adaptaciones que superan a veces a la ciencia ficción, por eso me gusta estudiarlos, siempre hay algo nuevo esperando a ser documentado”, de ahí que su amor por estas especies se alimenta cada vez más.
Ocampo, también le dedica parte de su tiempo a producir hidromiel y fermentos caseros, además es aficionada a la fotografía y a la pintura acuarela. También practica la fitoterapia y etnobotánica.
La joven profesional considera que, pese a que en su campo laboral trabajan tanto hombres como mujeres, aún se ven las brechas salariales, entre otras cosas.
“Siempre existen brechas salariales, o en términos de consultorías, es común que empresas norteamericanas prefieran trabajar con hombres, en especial si son hombres quienes realizan las contrataciones. No es hasta que ven a una mujer trabajar y ven los resultados que entonces nos toman más en cuenta” comentó.
Por otra parte, la bióloga asegura que lo más difícil de su trabajo es enfrentarse con ambientes negativos que generalmente se crean en torno a las modas de pensamiento, o a tendencias poco realistas que atacan a la ciencia, pues afectan el acceso a la investigación, el desarrollo científico, e incluso la conservación de la propia vida silvestre.
Marcela, vive entre investigaciones, giras de campo y estudios detallados de diferentes invertebrados, tareas que suenan curiosas y ante una lupa se ven enormes y maravillosas.