Viajar siempre es un motivo de alegría para quienes amamos subir en un avión para conocer nuevos destinos, ya que tocar el suelo de otra nación nos abre la mente y nos demuestra que el mundo es tan variado como curioso.
Si bien es cierto la pandemia alteró la forma en que las personas ahora pueden viajar y conocer nuevas ciudades, la espinita de palpar otras culturas sigue latente en los corazones de los viajeros, en mi caso particular es así, por eso quiero compartir lo maravillo que resultó uno de mis viajes por México, especialmente por Guadalajara.
Guadalajara es la capital del estado de Jalisco y muchos le conocen como la perla tapatía, un lugar que desde la primera impresión provoca un sentimiento de calidez y humanidad. El Centro Histórico, por ejemplo, cuenta con edificaciones y espacios que reflejan la historia de ese lugar como lo es la Plaza Tapatía, el Hospicio Cabañas, el Teatro Degollado entre otros lugares dignos de fotografiar.
Además, al recorrer las calles y ver todo lo que ofrece esta ciudad, no se puede dejar de lado la alegría que provoca al corazón y al estómago, la variedad culinaria cargada de tradición mexicana, ya que en diferentes restaurantes se pueden disfrutar de las famosas tortas ahogadas, tacos de barbacoa y en el mercado de San Juan de Dios se puede degustar una inolvidable birria , así como comer un postre tradicional llamado jericalla, el cual está compuesto por una mezcla de ingredientes europeos con mexicanos como leche, azúcar, huevos, canela y vainilla ¡Una verdadera delicia!
Vale la pena mencionar que, en Guadalajara, además de lugares históricos, deliciosos platillos y gente bondadosa existen otras ciudades que embellecen al estado de Jalisco por la variedad de artesanía, sabores y texturas, no se puede dejar de ir a Tlaquepaque-considerado uno de los pueblos mágicos desde el año 2011- es un lugar que muestra la cercanía con el hogar y en todas sus calles se ve el reflejo de los colores y obras que artesanos realizan. Se pueden encontrar sombreros coloridos, alebrijes, joyería y una variedad de productos ¡Por cierto! En Tlaquepaque no se puede dejar de visitar las Nieves de Garrafa Chapalita, ya que esos helados reviven la ilusión de cualquier amante de los dulces, no en vano había que hacer una fila para comprar las famosas nieves.
Otro de los lugares que siempre recuerdo con cariño es Tonalá, un lugar donde la cultura y la artesanía rebosan por doquier. Cuando tuve la oportunidad de ir, recuerdo que el sábado en las calles se organizaba el tianguis, un mercado al aire libre que ofrece una gran cantidad de artesanías, comidas y más. Metros y metros de personas vendiendo sus productos, no sabía ni para donde mirar porque quería traérmelo todo.
Sin duda, México es un país que encierra un mundo mágico, sus pueblos, su gastronomía y su gente hacen que los viajeros quieran volver cada vez que puedan, al menos yo, espero que la vida me permita regresar siempre, porque uno debe volver a los lugares donde ha sido feliz.