Durante toda la historia de la humanidad asumieron el rol de parteras y siglos más tarde alcanzaron logros en la medicina, una profesión vetada a las mujeres hasta mediados del siglo XIX.
Aunque la historia registra que la primera mujer en graduarse como médico en una universidad fue Elizabeth Blackwell, Estados Unidos, 1849, en Italia las mujeres recibieron enseñanza médica durante siglos e incluso ocuparon cátedras universitarias de gran prestigio. Una de ellas es Trotula dama de Salerno, que en el año 1100 se desempeñaba como maestra y autora de dos trabajos que sirvieron de texto para los estudiantes de Medicina.
En Francia, en general puede considerarse que la atención de los partos fue el punto de partida de la actuación de la mujer en la Medicina. Entre las parteras famosas de Francia se encuentran Louise Bourgeoins Boursier, que en 1600 fue elegida por la reina María de Medici para atender sus partos. También Angelique Du Coudray (1712-1789) dama de París que dedicó su vida a combatir la mortalidad materno-infantil.
Muchos trabajos de enfoque médico científico que fueron menospreciados por varias generaciones de médicos, ahora son considerados pioneros como el de Luoyse Bourgeois (1563-1636) que asoció la mala alimentación como factor de la anemia y fue la primera en tratar con hierro la clorosis o anemia de los adolescentes. Fue pionera en tratar la causa de la enfermedad antes que los síntomas.
Marguerite de Terte, en 1677 registró sus experimentos sobre el líquido amniótico y el suero sanguíneo. Mari Anne Victorine Boivin, en 1773 hizo descubrimientos anatómicos originales relacionados con el embarazo. Fue quien por primera vez utilizó un estetoscopio para escuchar el corazón del feto. Su obra sobre las enfermedades del útero fue durante muchos años libro de texto primordial para el estudio de la ginecología. Charlotte von Sichold Heidenreich en 1817 publicó sus trabajos donde comunica avances sobre el tratamiento de los embarazos extrauterinos.
Sophia Jex-Blake, nació en 1840 en Inglaterra, fue médica, profesora y feminista. Dirigió la campaña para garantizar el acceso de las mujeres a la educación universitaria cuando ella y otras seis mujeres, conocidas colectivamente como Edinburgh Seven, comenzaron a estudiar medicina en la Universidad de Edimburgo en 1869. Fue la primera doctora en práctica en Escocia, y uno de los primeros en el conjunto del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda. Fue una destacada defensora de la educación médica para mujeres y participó en la fundación de dos escuelas de medicina para mujeres en Londres, en un momento en que ninguna otra escuela de medicina estaba capacitando a mujeres.
Florence Nightingale, nacida en Florencia en 1820, es considerada la fundadora de la moderna enfermería. Propuso al gobierno británico ir al frente de batalla con un batallón, no de soldados, sino de enfermeras y ese paso marcó el nacimiento de una nueva profesión formal, la de Enfermería, cuya primera escuela fundó tras regresar de la guerra. Su talento iba mucho más allá del curativo. Percibió la importancia de las estadísticas en la Medicina e introdujo los primeros formatos para recoger la información clínica de los pacientes. Fue la primera mujer admitida en la Royal Statistical Society británica, y miembro honorario de la American Statistical Association. Sentó las bases de la profesionalización de la enfermería con el establecimiento, en 1860, de su escuela de enfermería en el hospital Saint Thomas de Londres, actualmente parte integrante del King’s College de Londres y del NHS. Fue la primera escuela laica de enfermería en el mundo.
Margaret Sanger, una enfermera nacida en Corning, estado de Nueva York, en 1879, fundó la primera institución de planificación familiar de la historia y fue la principal promotora en favor de un fármaco que permitiera evitar el embarazo, lo que la condujo a la cárcel. Cuando Margaret tenía 80 años de edad fue que apareció la primera píldora anticonceptiva, que había sacrificado su vida con 18 embarazos y 11 hijos.
Elizabeth Blackwell, primera mujer en la historia en titularse como médico, nació en el 1910, en Inglaterra. Diez universidades rechazaron su solicitud de estudiar medicina hasta que fue admitida en Ginera (Nueva York). En 1868 funda una Universidad de Medicina para mujeres y al año siguiente marcha a Inglaterra donde ejerce la cátedra de ginecología hasta su jubilación en 1907. Tuvo un papel activo en el movimiento abolicionista estadounidense.
Cecilia Grierson, nacida en Buenos Aires en 1859, fue la primera mujer en ejercer como médico en Suramérica. Fue fundadora de la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios, en 1892. Como varias de las mujeres de su tiempo que destacaban en un campo específico, también fue una luchadora por los derechos civiles de las damas. Fue pionera de la kinesiología en el mundo de habla hispana, tras publicar su libro Masaje práctico, en 1897.
El 3 de enero de 1887 se graduó de la carrera de Medicina la chilena Eloísa Díaz Insunza, convirtiéndose en la primera mujer médica-cirujana tanto en nuestro país como en Latinoamérica. Junto con abrir paso a otras mujeres en el ámbito profesional, Díaz dedicó su carrera a la promoción de importantes políticas públicas ligadas a la medicina social en Chile, entre ellas, la creación de jardines infantiles y consultorios, y la promoción de la vacunación para escolares.
Matilde Petra Montoya Lafragua, nacida en Ciudad de México, en 1859, fue la primera mujer mexicana en alcanzar el grado académico de médica, y obtuvo su doctorado en 1887. En 1925, ella y Aurora Uribe fundaron la Asociación de Médicas Mexicanas.
En Centroamérica, la primera mujer en graduarse como Doctora en Medicina, fue Concepción Palacios Herrera, nacida en León, en 1893. Se graduó como médica y cirujana, con altas calificaciones en la Escuela Nacional de Medicina de la Universidad Autónoma de México (UNAM), en 1927. En 1928 regresó a Nicaragua, para ayudar al desarrollo de la medicina en su país. A su actividad social y científica, se sumó la política, que se manifestó con el apoyo a la lucha de Sandino contra la ocupación norteamericana, por tal motivo, cuando visitó su país, el presidente Moncada la encarceló. Al salir, volvió a México como exiliada.
En 1917 se reporta en Costa Rica a la primera mujer que obtuvo un título profesional y primera farmacéutica, Felícitas Chaverri Matamoros, conocida cariñosamente como Lita, quien con su dedicación y excelencia consolidó el derecho de las mujeres al ingreso de la educación superior. Su logro permitió superar los grandes estereotipos que ponían en duda las capacidades intelectuales de las mujeres y permitió que la Universidad de Costa Rica abriera sus puertas a las féminas en diferentes carreras como ciencias, arte, ingenierías, salud y letras.