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“María Isabel Anita Carmen de Jesús Vargas Lizano, conocida como Chavela Vargas, figura femenina destacada del género ranchero en México, fue un personaje contracorriente: vestía como un hombre, fumaba tabaco, bebía mucho, llevaba pistola y cantaba emulando a un hombre ebrio”.
María Isabel Anita Carmen de Jesús Vargas Lizano, conocida como Chavela Vargas, fue una cantante mexicana de origen costarricense. Se la considera una figura principal y peculiar de la música ranchera. Chavela incursionó en la canción ranchera, que tenía un peculiar estilo de interpretar. Cantaba este tipo de canciones, pero lo hacía sola, con apenas una guitarra y con su voz, emulando la forma de cantar de un hombre ebrio. Por ello, en ocasiones, bajaba el ritmo de las melodías. De este modo, teñía de más desgarro canciones que otros entendían como pícaras o de humor.
Chavela Vargas se trasladó de Costa Rica a México cuando tenía 17 años y posteriormente adoptó la nacionalidad de este país. A los treinta se hizo cantante profesional, de algún modo, apadrinada por el compositor y cantante José Alfredo Jiménez, de quien era compañera de parrandas.
A finales de los años cincuenta empezó a hacerse conocida en algunos círculos artísticos, en parte gracias a sus actuaciones en Acapulco, Gro., meca del turismo internacional.
Fue un personaje a contracorriente desde joven: vestía como un hombre, fumaba tabaco, bebía mucho, llevaba pistola y era reconocida por su característico poncho rojo. A los 81 años, en una entrevista para la televisión colombiana en el año 2000, por primera vez expresó abiertamente que era lesbiana.
Los graves problemas producidos por el alcohol en su vida personal la llevaron a retirarse de una carrera artística de gran éxito a finales de los años setenta, y durante años se sumergió en el anonimato.
Chavela debió buena parte de la fama de su segundo periodo de actividad artística a su aparición en varias películas de éxito, bien mediante canciones incluidas en ellas, o como actriz.
Fue muy sonada la aparición de Chavela en la Sala Caracol de Madrid, en 1993, donde logró recobrar su fama y la atención, tanto de su público seguidor como de nuevas generaciones de admiradores y de los medios de comunicación, en particular en España. En una ocasión, Rocío Jurado la vio cantar y le gritó: “¡Viva tú!”.
Fue distinguida con el Premio a la Excelencia Musical de la Academia Latinoamericana de las Ciencias y Artes de la Grabación en el 2007.
Durante 2009, con motivo de su 90º aniversario, el Gobierno de la Ciudad de México le rindió un homenaje nombrándola Ciudadana Distinguida.
Sus últimos años los vivió en Tepoztlán, Morelos, a las faldas del cerro del Tepozteco, con quien decía charlar todas las mañanas.
Murió el domingo 5 de agosto de 2012.