Durante el proceso de crianza de los hijos e hijas, surgen una serie de preguntas que hacen que las madres se cuestionen si están haciendo las cosas para el bien del menor.

La crianza de un hijo no es tarea fácil, de hecho, muchas mujeres desean tener un manual con instrucciones que les ayude a descifrar si están tomando las decisiones correctas, pero esta es una tarea que se aprende con el tiempo.

A veces, el propósito de criar niños educados y responsables es un proceso de prueba y error en el que surgen preguntas como ¿lo hago bien?, ¿en qué momento debo ser exigente?, ¿permito que mi hijo haga eso?, etc., y según especialistas es normal que en ocasiones las cosas salgan distintas a como se tienen pensadas.

Las madres suelen incurrir en una serie de conductas que, sin ninguna intención negativa, pueden constituir errores, claro está, la mayor parte del tiempo en función de dar y hacer lo mejor para sus hijos e hijas.

Es importante que, en la educación de los hijos, se eviten algunos errores. La psicóloga Carol Garita, enlista los más comunes que comenten las mamás:

  • Pensar que si aplica a sus propios hijos las mismas reglas que sus padres aplicaron con ellas, dará el mismo resultado con estas. Lo cual no siempre es así ante las diferencias individuales y temporales.
  • Proteger en exceso a los hijos para evitar que pasen por experiencias que los puedan lastimar, muchas veces sobreprotegiendo en exceso.
  • Hacerles todas las cosas, desde ponerles la ropa, darles de comer, hacerles la habitación, lavarles los platos, comprarles todo lo que quieran, etc., con el fin de evitarles malestares, cortando así la adquisición de responsabilidades y sobre todo la autonomía.
  • Decidir por ellos, pensando que saben todo lo que piensan, quieren o los gustos, incluso sin tomar su opinión, cortando así la iniciativa y la seguridad personal.
  • Asumir que los hijos son de las madres, que son una copia, una extensión de ellas, limitando así el pleno desarrollo y la libertad de elección.
  • El principal error es no aplicar disciplina, en aras de pensar que están muy pequeños o que están muy grandes y que ya no se puede seguir con el proceso de formación con ellos, formando así personas conflictivas, narcisistas, egocéntricas que no respetan la autoridad en otros contextos y sobre todo causando culpa en las madres.

“Debemos tener claro que los hijos son prestados, que son personas autónomas. Como madres somos formadoras en la crianza, supervisoras, compañeras en el camino, autoridad con amor, firmeza y consistencia, pero que nuestros hijos, al fin y al cabo, elegirán su propio camino, su destino”, explicó la especialista.

Educando con amor

Datos del Patronato Nacional de la Infancia (PANI), indican que en Costa Rica se reciben 134 denuncias de violencia infantil diarias, por lo se ha dado a la tarea de concientizar a las familias sobre la educación de los niños y niñas mediante consejos sencillos y fáciles de aplicar:

0-2 años

  • Ante los berrinches de su hijo, no pierda la tranquilidad, pero también enséñele al menor a conservar la calma.
  • Revise los muebles, adornos y demás cosas de su hogar para evitar golpes del menor o que algún objeto se quiebre.
  • Hágale saber la diferencia entre lo bueno y lo malo, lo se puede hacer y lo que no, para que desde pequeño el menor tenga conocimiento y responsabilidad por sus acciones.

3-6 años

  • Evite problemas fijando límites claros.
  • Si tiene que corregir al menor, tranquilícese y piense antes de golpear o gritar.
  • Comparta tiempo con ella o él.
  • Durante esta etapa los menores son muy vulnerables, por lo que se recomienda el cuidado, pero dándoles cierto grado de independencia en sus acciones.

7-12 años

  • Dele la oportunidad de explicarse ante alguna situación y aplique limites, pero sin gritos ni golpes.
  • Defina y organice las tareas y responsabilidades del menor dentro del hogar.
  • Ayúdele en el desarrollo de sus destrezas y habilidades físicas y mentales, para que su etapa de crecimiento sea idónea.
  • Este pendiente de sus necesidades de alimentación, salud, afectivas, de higiene, para que el niño o la niña crezca lo más saludable posible.