El combate a la preocupante y persistente violencia de género en América Latina y el Caribe, fenómeno agudizado por la presente pandemia del nuevo coronavirus, debe desarrollarse en cuatro frentes simultáneos: financiamiento de servicios esenciales, prevención contra la agresión, respuesta con medidas efectivas, recopilación de información para acciones eficaces.

Se trata de los puntos centrales de la estrategia formulada por el secretario general de las Naciones Unidas, el portugués António Guterres, que forman parte del documento que, sobre el tema, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) dio a conocer esta semana, en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.

En el extenso texto que encabezó “Enfrentar la violencia contra las mujeres y las niñas durante y después de la pandemia de COVID-19 requiere FINANCIAMIENTO, RESPUESTA, PREVENCIÓN Y RECOPILACIÓN DE DATOS”, la comisión planteó, además, preocupación por la espiral ascendente en materia de agresión machista en el contexto de la emergencia sanitaria mundial -que, desde marzo, golpea con fuerza a esta región-.

El título hace mención de la crisis generada por la masiva propagación del nuevo coronavirus, causante de la Enfermedad Coronavirus 2019 (Coronavirus Disease 2019, Covid-19), dolencia que irrumpió, al inicio de marzo, en el área.

El documento de ocho páginas, fechado este mes, incluyó la advertencia de que todas las mujeres, sin excepción, son vulnerables en lo que tiene que ver con violencia de género.

“La estrategia de compromiso político del Secretario General de las Naciones Unidas para poner fin a la violencia contra las mujeres para el 2020-2021, insta a los gobiernos” a emprender acciones en los cuatro frentes, indicó la Cepal.

Es necesario “financiar prioritariamente un paquete de servicios esenciales que incluya la prevención de la violencia de género contra las mujeres y las niñas en los paquetes de estímulo fiscal. Y asegurar financiamiento de las organizaciones de la sociedad civil”, comenzó a enumerar.

Igualmente, “prevenir con políticas nacionales de tolerancia cero hacia la violencia de género contra las mujeres”.

Además, “responder con medidas explícitas para que los servicios a las sobrevivientes de violencia de género se mantengan o que se adopten como servicios esenciales y se garantice el acceso continuo al sistema de justicia penal”.

Asimismo, “recopilar datos para mejorar servicios y programas de violencia de género”.

La Cepal expresó, en particular, preocupación por la persistencia, en la región, de la más brutal forma de agresión machista: el femicidio.

La incidencia de este crimen, el año pasado, fue de por lo menos 4,640 casos, de acuerdo con datos oficiales de 18 países de América Latina y 6 del Caribe, números registrados por el Observatorio de Igualdad de Género de la CEPAL.

Creado en 2007, durante la Décima Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, llevada a cabo en Quito, la capital ecuatoriana, el observatorio analiza, el cumplimiento, por parte de gobiernos, de metas y objetivos internacionales en materia de igualdad de género en la región.

Entre otros aspectos, evalúa la violencia de género, como uno de los componentes que inciden en la desigualdad entre mujeres y hombres.

Según las cifras citadas en el documento de la Cepal, para 2019, entre los países con tasas de femicidio superiores a 2.0 por cada 100,000 habitantes, figuran Honduras (6.2) y El Salvador (3.3) -ambos países, junto con Guatemala, integrantes del Triángulo Norte de Centroamérica, una de las regiones más violentas a nivel mundial-.

La comisión precisó, en este sentido, que la producción de datos sobre la violencia de género contra niñas y adolescentes es reciente, en algunos países de la región, y que el desglose por grupo etario está muy poco difundido como método estadístico.

En ese contexto, se ha determinado, también respecto a 2019, que 25 niñas en el rango de 0 a 14 años de edad, así como 61 adolescentes en el estrato de 15 a 19 años, fueron víctimas de feminicidio, en 7 países del área, señaló.

En términos generales, la Cepal advirtió que la población femenina, sin excepción, es un sector vulnerable a la agresión machista en sus diversas manifestaciones.

“Todas las mujeres y las niñas están en riesgo de sufrir algún tipo de violencia por razón de género en algún momento de sus vidas”, aseguró la entidad, creada en 1948 como una de las cinco comisiones regionales de Naciones Unidas, en su caso, con el cometido de contribuir al desarrollo económico de esta área.

“Con base en las encuestas nacionales disponibles en la región, entre el 60 y 76% ha sido víctima o ha experimentado algún episodio de violencia por razón de género en distintos ámbitos de su vida”, precisó, a continuación.

“La violencia por razón de género contra las mujeres acontece en el ámbito doméstico y también en los espacios públicos, en el mercado laboral, en el marco de la participación política y comunitaria, en el transporte y en la calle, en la escuela y los espacios educativos y en el ciberespacio; este último especialmente preocupante en tiempo de alta exposición a medios digitales por causa del distanciamiento físico”, agregó, a manera de ejemplo.

“La violencia además se entrecruza con otras formas de discriminación y desigualdades como las producidas en el mercado laboral, la falta de ingresos propios, o las dificultades para acceder a servicios básicos de calidad”, y “se interseca y agudiza con otras dimensiones como la violencia y discriminación por motivos de raza, origen étnico, orientación sexual, identidad de género, y la edad, entre otras”, explicó.

“Todo ello agudizado en situaciones de crisis como la producida por la pandemia y las medidas de aislamiento para contener el contagio”, puntualizó.

En este sentido, la Cepal hizo alusión a acciones implementadas en la mayoría de los países golpeados por el virus, destacándose entre ellas el distanciamiento social -cuarentena, en algunos casos, obligatoria, hasta mediante toque de queda-, que obliga a víctimas de violencia de género -o en riesgo de serlo-, tanto adultas como niñas y adolescentes, a permanecer en encierro, 24/7, con los agresores, lo que reduce sus posibilidades de obtener protección.

Citada en un comunicado mediante el cual la Cepal informó sobre la divulgación del documento, el 25 de noviembre, la secretaria ejecutiva de la comisión, la mexicana Alicia Bárcena, hizo referencia a la invisibilización que históricamente se ha procurado hacer de la estructural violencia machista a nivel mundial.

“La violencia de género ocurre de forma sistemática en nuestra región, no conoce fronteras, afecta a mujeres y niñas de todas las edades, y sucede en todos los espacios: en los lugares de trabajo, en el marco de la participación política y comunitaria, en el transporte y en la calle, en la escuela y en los centros educativos, en el ciberespacio y, sin duda, en los propios hogares”, dijo Bárcena, una bióloga y diplomática.

“Es lo que en el sistema de las Naciones Unidas hemos llamado una ‘pandemia en la sombra’”, precisó.

“Nuestro mensaje es contundente: la violencia contra las mujeres, sin importar el lugar en que ocurra, es inaceptable”, agregó.

La jerarca de la Cepal aseguró, además, que “las múltiples manifestaciones de violencia que sufren las mujeres -y el feminicidio como su máxima expresión-, son prevenibles”, por lo cual “necesitamos a todas y todos, para que este cambio ocurra”.