La gran mayoría de los problemas en la cama se deben a que la mujer sigue sin explorar al 100% su sexualidad, no se conoce y esto causa que no disfrute de la intimidad.

Las relaciones sexuales son parte importante de la vida de muchas mujeres, no hay nada más sabroso que ese momento de intimidad, sin embargo para algunas el sexo se convierte en una pesadilla y no es por falta de amor o desinterés, sino porque son víctima de una disfunción sexual.

De acuerdo con Marianela Arias, sexóloga de Durex, son cinco los problemas por los que puede atravesar una dama: anorgasmia, vaginismo, dispareunia, falta de deseo sexual y poca o nula lubricación.

La anorgasmia es la imposibilidad de llegar al orgasmo, el vaginismo se refiere a la imposibilidad de penetración; mientras que la dispareunia, que también lo pueden experimentar hombres, es el dolor durante o después de la penetración.

Factores o motivos hay muchas, la edad y el estado de salud son dos variantes: “en mujeres jóvenes, siempre y cuando sea saludable, la razón es psicológica, por ejemplo cuando llegan a mi terapia y la disfunción es sencilla de detectar entonces las mando donde el ginecólogo para descartar algún problema, pero casi siempre el motivo es emocional”, comentó Arias.

Eduardo Ruiz, sexólogo, indicó que la anorgasmia y la pérdida de apetito sexual son las más comunes y tienden a confundirse. En el caso del vaginismo hay pequeños desgarros que pueden provocar dolor, así como una condición llamada anillo vaginal; cuando es un tema mental, la mujer provoca una especie de espasmo que impide la penetración.

Trabajo de hormiga

“La primera responsabilidad de un sexólogo es discernir cuándo el problema es físico y cuándo es psicológico, no siempre son fáciles de determinar, muchas veces uno ve problemas de mujeres con vaginismo que estuvieron años en terapia pero que nunca les determinaron que era un asunto congénito, o a quienes les han mandado hormonas y lo que ocupaban era terapia”, agregó Ruiz.

Cuando el problema es ideático se debe a varios factores, como falta de educación sexual, creencias religiosas muy estructuradas, abuso, entre otras. Edad en específico no hay, ya que hay muchos elementos que influyen, puede ser que se presenten al inicio de la vida sexual, así como puede aparecer a los 40 años y después de haber tenido una intimidad muy satisfactoria.

A nivel físico, el dolor a la hora de penetrar puede ser consecuencia de una infección o malformaciones, la menopausia es motivo de la falta de lubricación, al igual que la disminución del apetito sexual.

“En muchos de los casos el estrés es el detonante: el trabajo, los hijos, la casa, etc, entonces les queda poco tiempo, en los casos donde la vida sexual no es satisfactoria se siente como un alivio”, indicó Arias.

Ruiz manifestó que lo físico y lo emocional siempre van de la mano, porque aunque exista un tratamiento para el malestar se pudieron generar resentimientos, por lo que es necesario trabajar en este tema.

 

La feminidad complica

La doctora Arias señaló que ser mujer complica la sexualidad, porque aunque hay más acceso a la información, las damas no se educan en este tema, además seguimos viviendo en una sociedad machista.

“Seguimos condicionadas: qué la enagua está muy corta, que aquella es una…, no nos hemos logrado sacudir de esos estereotipos, hay una diferencia  generacional importante, pero lastimosamente sigue existiendo miedo”, expresó la sexóloga.

Todo viene desde la educación, de qué pensamos acerca de la sexualidad, si la fémina cree que el sexo es una imposición y experimenta alguna disfunción, entonces no se va a preocupar por acudir a un especialista.

Por ejemplo Ruiz manifestó que en el caso de falta de deseo sexual son pocas las damas que consultan porque lo ven normal, ya que sigue presente la idea que una mujer decente no tiene ganas de sexo.

Además de todas esas pésimas ideas, el sexólogo añadió que la gente todavía cree que la vida sexual de una pareja debe ser como una película pornográfica, sexo 24/7 y que si la mujer no tiene 700 orgasmos están mal.

Otra cosa importante que mencionó Eduardo Ruiz es que hay que respetar las diferencias, ya que a como a una persona le gusta tener relaciones varias veces a la semana, otra se siente satisfecha con dos ocasiones. De igual forma recalcó que la terapia no es mágica, es para ayudar a quién la recibe, no para cumplir con las expectativas de su pareja.

“Cuando el problema es recurrente es mejor acudir donde el especialista, puede haber momentos donde la persona o la pareja no desee tener relaciones, pero si es algo muy frecuente, mejor consultar”, declaró Ruiz.

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