Joan Jara (Joan Turner) ha sido un ejemplo para muchos en su manera de asumir la búsqueda de la verdad, la justicia y la defensa de los derechos humanos durante y después del régimen de la dictadura militar chilena
De artista en el campo de la danza, a defensora de los derechos humanos, y reivindicadora del legado de su esposo -el cantautor chileno Víctor Jara, un paradigmático preso político asesinado, con particular ensañamiento, por la dictadura militar (1973-1990)-, Joan Jara fue tenaz opositora al criminal régimen -uno de los más brutales de la entonces masivamente tiranizada américa Latina-.
La constante luchadora por los derechos humanos, nacida británica y naturalizada chilena, murió, el 12 de noviembre, en Santiago -la capital de Chile-, a la edad de 96 años, sin haber tenido la satisfacción de ver extraditado, de Estados Unidos al andino país sudamericano, a uno de los principales asesinos de su marido: el teniente retirado Pedro Barrientos.
De acuerdo con versiones periodísticas, la extradición de Barrientos es inminente, después de su detención, en el sudoriental estado de Florida, como responsable de la tortura y el asesinato de Víctor Jara.
Joan Jara -nacida Joan Turner, en Londres, la capital británica-, estudió danza, desde los 15 años, en centros culturales del Reino Unido, lo mismo que de Bélgica, Holanda, y Suiza, en uno de los cuales conoció al bailarín y actor chileno Patricio Bunster, con quien se casó, en 1954, y tuvo una hija -Manuela Bunster-.
Radicada en el país sudamericano, concursó para ingresar al Ballet Nacional chileno, donde se desempeñó, inicialmente, como bailarina, tras lo cual trabajó como coreógrafa.
También fue docente en la Universidad de Chile, donde conoció a Víctor Jara, quien, en ese momento, era director de teatro, además de músico.
Luego de su divorcio de Bunster, se vinculó sentimentalmente con Jara, lo que condujo al matrimonio de ambos, en 1960, y al nacimiento de su hija -Amanda Jara-.
Jara fue detenido el 11 de setiembre de 1973, en las primeras horas del cruento golpe militar que derrocó al socialista presidente Salvador Allende (1970-1973).
Al igual que miles de presos políticos, el cantautor fue recluido en las instalaciones del capitalino Estadio Nacional.
La instalación deportiva fue convertida en centro de detención masiva, donde la dictadura torturó -con particular crueldad- y asesinó a opositores del régimen.
Jara fue sometido a bruital maltrato, y murió acribillado a balazos.
De acuerdo con versiones periodísticas, el juez chileno Miguel Vásquez determino, en 2013, que Jara murió, el 16 de setiembre 1973, a causa de “al menos, 44 impactos de bala” disparados por sus ejecutores extrajudiciales, incluido Barrientos.
Según las mismas fuentes, Barrientos alardeó, recurrentemente, empuñando su pistola de reglamento, que “con esta, maté a Víctor Jara”.
Tras haber reconocido, cuatro días después, el cadáver de Jara, y tras el funeral del cantautor, Joan Jara se exilió, con sus dos hijas, en Gran Bretaña, dedicándose a procurar el esclarecimiento del asesinato de su esposo.
En el contexto de su esfuerzo -que la involucró, además, en el activismo por los derechos humanos-, Barrientos -quien se radicó en estados Unidos, y, por matrimonio, se naturalizó ciudadano de ese país- fue identificado, en 2009, por la justicia estadounidense, como autor material del asesinato de Jara.
Un tribunal federal de la ciudad de Orlando, en Florida, determinó, en 2016, la culpabilidad, de Barrientos, en el crimen, y el ex militar fue detenido, el 5 de octubre, en la ciudad de Deltona, también en Florida.
Joan Jara estableció, en 1993, la Fundación Víctor Jara -cuyo objetivo central consiste en conservar y dar a conocer el legado del músico.
Por su parte, la entonces presidenta chilena (2006-2010, 2014-2018), Michelle Bachelet
-una expresa política de la dictadura-, anunció, en 2009, que, “como un reconocimiento a su labor”, el gobierno decidió otorgarle la nacionalidad chilena.
Al respecto, Bachelet subrayó, entonces, que “lo ocurrido en Chile (bajo el régimen militar), no puede ni debe desconocerse, ni relativizarse, ni compararse”.
La mandatario agregó que, en tal contexto, Joan Jara, ha sido un ejemplo, para muchos, en su manera de asumir la búsqueda de la verdad y la justicia, sabiamente”.