Cada día son más los varones que realizan tareas domésticas y apoyan a sus compañeras de vida, sin sentirse débiles, ridículos o menos hombres.
Comúnmente se pensaba que tareas como lavar, cocinar, limpiar o cuidar de los hijos eran tareas estrictamente para mujeres, sin embargo los tiempos cambian y hoy son más los varones que alzan la mano y comparten estas labores con su compañera; además de las finanzas del hogar.
Estos hombres mutaron y se salieron del esquema de la sociedad patriarcal en la que crecieron, rompieron paradigmas; ahora son padres de una generación diferente, más igualitaria, respetuosa y por muchísimo menos machista en donde por el hecho de cocinar o limpiar o es sinónimo de perdida de hombría (más bien es un plus).
Don Bernardo Villalobos es esposo, padre de dos hijos y químico de profesión. Contrajo matrimonio con su esposa hace veintiocho años de casado, después de haber sido novios por casi una década. Consciente del problema de caderas de su esposa no titubeó para compartir las labores más pesadas del hogar.
Desde el día después de su boda Bernardo tomo la batuta en lavar la ropa. «Yo sabía que era peligroso que en una gota de agua mi esposa se callera y se quebrara una cadera, además es una de las tareas más pesada en un hogar», explicó. Además a la hora de limpiar la casa se encargaba de pasar la cera y darle brillo al piso, con el fin de facilitar las tareas y no dejar la carga más pesada a su compañera, hasta el día que contrataron una persona para dichas actividades.
Por su parte Don Sergio Álvarez es padre de tres hijos, dos varones y una mujer, topógrafo en su propia empresa y tiene treinta y dos años de casado. Él siempre supo que la familia demanda tiempo y trabajo, es por tanto que siempre hizo un equipo con su esposa para todas las labores, desde cocinar hasta atender a los hijos.
«Mi esposa por motivos de trabajo siempre ha tenido que viajar mucho a Estados Unidos, en su ausencia yo me encargaba de todo, cocinar para los chiquillos, mantener limpia la casa, recogerlos en los lugares de estudio, llevarlos al doctor y demás», afirmó Don Sergio.
Y para arriba viene otra especie de hombre, anda entre los veinticinco y treinta años, coopera con el aseo, le gusta cocinar y sabe todo acerca de los hijos desde que son bebés, su cuidado y educación, lo mejor de todo es que disfruta ayudar y sabe que es necesario ser un dúo para salir adelante.
Luis Fernández es un joven de treinta años, padre de dos hijos y esposo desde hace cuatro años. Él asegura que desde el momento que sabía que iba a contraer matrimonio, se adquieren compromisos y responsabilidades compartidas.
Este joven padre es de los que cambian mantillas, da de comer, baña a los hijos, se tira al piso a jugar, ayuda con las asignaciones escolares y además sale todos los días a trabajar. «creo que a la hora de hacer todo eso se crea un vínculo con los hijos y ellos sabrán que pueden acudir con cualquiera de los dos siempre… la familia es un equipo», afirmó Luis Fernández.
Ya no es de extrañarse ver un hombre cambiando un pañal, limpiando la casa, lavando ropa o cocinando, estos héroes sin capa viven en nuestros hogares, no les da pena que los vean haciendo este tipo de tareas, más bien las lucen con orgullo.
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