Más de 100 millones de madres crían solas a sus hijos, a escala global, mientras un alto porcentaje de mujeres utilizan el procedimiento de inseminación artificial porque desean experimentar, sin pareja, la maternidad.

Al proporcionar estos datos, la British Broadcasting Corporation (BBC) difundió relatos cuatro mujeres, de diferentes nacionalidades, quienes tomaron esta decisión.

Según cifras de la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres), “a nivel mundial, hay más de 100 millones de madres que crían solas a sus hijos”, indicó el medio de comunicación británico.

“Aunque no hay datos suficientes sobre cuántas de ellas son madres solteras por elección, cuando forman una familia en sus propios términos”, agregó la BBC, en nota informativa que publicó el 19 de marzo.

“Más del 50% de las mujeres que utilizan donantes de esperma son solteras que tienen la intención de criar a su hijo solas”, precisó, citando números de Cryos International, en el artículo titulado “Los desafíos de ser madres solteras por elección”.

En su sitio en Internet, Cryos International, que trabaja en un centenar de países, se define como “un banco de esperma y óvulos de reconocimiento internacional que ha ayudado a hacer realidad miles de sueños”.

Según esta fuente, existe “un aumento constante de la demanda por parte de mujeres solteras en los últimos siete años, alcanzando un máximo de 54 % en 2020”.

Una de las citadas en el artículo de la BBC, identificada como Sarah, aseguró, en cuanto a ser madre, que “no creo que haya tenido un momento, en mi vida, en el que haya dudado si lo seré o no”, porque, “simplemente, lo sabía”.

“Estaba al aire libre, hacía calor, lo sentía, y lo sabía”, agregó Sarah, de 36 años, una curadora de arte, quien aseguró que su infancia se enmarcó en la guerra (1975-1990) que conmocionó, durante 15 años, a Líbano.

“Crecí en Líbano, durante la guerra civil”, dijo, al narrar que “nací en 1985, en medio del periodo más duro de la guerra”, contexto en el cual “tuve una infancia feliz, pero también estuvo imbuida de muchos traumas”.

Igualmente, narró que, no obstante estar casados hace aproximadamente cuarenta años, sus padres “vivieron separados, aunque bajo el mismo techo, durante mucho tiempo”.

“No tienen una gran relación”, agregó, para reflexionar que “diría que han tenido una relación bastante tóxica, y eso influyó mucho en mi decisión”.

En su opinión, “creo que la relación de mis padres me traumó”.

Sin embargo, “creo que hubo un llamado de vida, después de una serie de eventos trágicos que le han estado sucediendo a mi gente, a mi país, a mi comunidad”.

En lo que tiene que ver con su opción por la maternidad, Sarah considera que, en tal contexto, “no hay nada especial o heroico en lo que hice, porque las mujeres en pareja o incluso casadas, con mucha frecuencia, cuidan solas a los niños”.

Por su parte, la estadounidense Anne Marie Vasconcellos, de 44 años, debió superar dificultades para lograr el objetivo de tener hijos.

Tras serle diagnosticada, hace 10 años, una dolencia en sus ovarios, “el endocrinólogo dijo, con base en las pruebas de laboratorio, que tendría problemas para tener hijos y que, si quería tenerlos, entonces debería poner manos a la obra”, relató Vasconcellos, quien, laboralmente, se desempeña en el ámbito gubernamental federal.

“Le dije que no estaba casada, y me respondió que no hacía falta, para tener hijos”, siguió narrando.

“Nunca lo había pensado así”, agregó la mujer, una católica practicante quien aseguró que, convertirse en madre soltera, y a través de la inseminación artificial, le planteó problemas de índole moral, para cuya superación acudió al sacerdote de su comunidad.

“Me aseguró que, si seguía por este camino, mis bebés aún podrían ser bautizados”, y que, si bien “no podía apoyar los métodos de fertilidad, no me juzgaría ni a mí ni a mi familia”.

Durante dos años intentó, infructuosamente, concebir, algo que, sumado al aspecto emocional, le significó un alto costo monetario.

Vasconcellos dijo que “se necesitaron cinco inseminaciones artificiales y dos tratamientos de fertilización in vitro, para tener a mi hijo mayor”, además de que el tratamiento “me costó 95 mil dólares, porque mi seguro de salud no cubría nada de eso, así que junté todos mis ahorros, tomé préstamos de la jubilación y volví a hipotecar mi casa”.

Entretanto, la francesa Mam Issabre narró que, después de meditarlo, tomó, hace dos años, la decisión.

“Decidí hablar con mi madre, al respecto, y me dijo que tal vez era un buen momento para intentarlo, ya que tenía 38 años”, indicó.

“Tomé mi decisión en diciembre, y, para febrero, estaba embarazada”, agregó la madre de una niña cuyo nombre es Imany.

La decisión de Issabre enfrentó la dificultad de que, en ese momento, Francia no permitía, a solteras, acceso a tratamientos contra infertilidad.

Si bien su médico le recomendó realizar, en otro país, la inseminación, Issabre encontró a otro médico en disposición de llevar a cabo el procedimiento, algo que la mujer desconocía que era ilegal.

El acceso a tratamientos contra infertilidad -que estaba disponible solamente a parejas heterosexuales- es, desde el año pasado, legal, en Francia, lo mismo para mujeres solteras que para uniones de lesbianas, precisó la BBC.

Al recordar su inmersión en la maternidad, Issabre expresó que, “la primera vez que sostuve a mi hija en mis brazos, fue cuando, realmente, me di cuenta de que era mamá”.

“Lloré mucho ese día”, señaló, además de reflexionar que “fue un momento muy emotivo”, y que “es la mejor decisión de mi vida”.

“Espero que sea una buena decisión para mí y para mi hija, pero le explicaré todo cuando tenga la edad suficiente”, agregó.

“Mi sueño es tener cuatro o cinco hijos, pero me estoy haciendo mayor, así que, tal vez, un hijo sea un muy buen regalo de Dios”, planteó.

Por su parte, la nigeriana Nyakno Okokon, de 37 años, quien trabaja como guardia de seguridad, esbozó un diferente cuadro de situación como marco para tratar de convertirse, este año, en madre sin pareja, algo que no considera enteramente por opción personal.

“Digo ‘madre soltera por elección’ muy vagamente, porque, en realidad, no fue una elección”, reveló.

“Era mi destino, y tuve que aprender a aceptarlo”, agregó, a manera de reflexión.

Al relatar que creció como una de veinte hijos de un hombre polígamo -la madre de Okokon fue su carta esposa-, dijo que “tuvimos que luchar para sobrevivir por nuestra cuenta, por lo que, realmente, no recibimos la mejor educación: solo la escuela primaria y secundaria básica”.
“Pero no puedo culparlos”, ya que “esa es su mentalidad”, agregó.

Establecida, hace seis años, como inmigrante, en Dubai, donde trabaja turnos de doce horas, la mujer indicó que no tiene tiempo para conocer personas, y decidió optar por la maternidad.

“Me di cuenta de que no había nada que me impidiera convertirme en madre, si podía mantenerlos, darles amor, y una buena educación”, indicó.

“Si no tengo un hijo, creo que me amargaré mucho”, aseguró, además de subrayar que “necesito alguien a quien amar”.