El hecho de que en Afganistán se prive a niñas del derecho de acceder a la educación, es motivo de honda preocupación, planteó la directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la estadounidense Henrietta Fore.

Resulta esencial que las niñas de toda edad puedan regresar a clase, luego del cierre de escuelas, en al país asiático, a causa de la pandemia del nuevo coronavirus, estallada al inicio de 2020, a nivel mundial, planteó Fore, una experta en salud pública, citada en una nota informativa que Noticias ONU, la agencia periodística de la organización mundial, difundió el 17 de setiembre.

El medio de comunicación indicó, citando versiones de medios de comunicación, que el régimen del movimiento fundamentalista islámico Talibán -violentamente instalado- anunció la reapertura de los centros de enseñanza secundaria, refiriéndose, “únicamente al regreso de los niños, sin mencionar una fecha de regreso para las niñas”.

Al respecto, señaló que Unicef “recibió con beneplácito la noticia de que las escuelas secundarias deben reabrir en Afganistán (…) pero enfatizó que las niñas no deben ser excluidas de las aulas”.

“Según los despachos de prensa, el anuncio de reapertura de la escuela por parte de los talibanes se refirió únicamente al regreso de los niños, sin mencionar una fecha de regreso para las niñas”, agregó ONU Noticias.

En ese sentido, Fore expresó que “estamos profundamente preocupados de que, a muchas niñas, no se les permita regresar a clases, en este momento”.

“Las niñas no pueden ni deben quedarse atrás”, señaló, como advertencia, la titular de Unicef, una ex administradora (2007-2009) de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (United States Agency for International Development, USAID).

En opinión de la funcionaria internacional, “es fundamental que todas las niñas, incluidas las mayores, puedan reanudar su educación, sin más demoras”.

“Y, para eso, también necesitamos maestras que enseñen”, planteó, a continuación.

De acuerdo con datos de Unicef citados por Noticias ONU, antes de la crisis sanitaria mundial, aproximadamente 4,2 millones de menores en edad escolar no estaban matriculados.

Alrededor de 60 por ciento de esa población, estaba constituido por niñas, según las estimaciones del fondo.

En referencia a esa dramática brecha de género, la entidad puntualizó que, “cada día de educación que pierden las niñas, pierden, también, una oportunidad para ellas, sus familias, y sus comunidades”.

Al respecto, la titular de la agencia especializada del sistema de Naciones Unidas aseguró que la agencia especializada internacional “seguirá abogando, con todos los actores, para que todas las niñas y los niños tengan las mismas oportunidades de aprender”.

Asimismo, deben estar en igualdad de condiciones para “desarrollar las capacidades que necesitan, con el fin de prosperar y construir un Afganistán pacífico y productivo”, reflexionó Fore.

En cuanto a la equidad de género en materia de acceso a la educación en Afganistán, la directora general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), la francesa Audrey Azoulay, planteó, el mes pasado, que el futuro del país depende de la población femenina.

Por lo tanto, las afganas deben estar en condiciones de ejercer, libremente, ese derecho, advirtió Azoulay, citada en un comunicado que la Unesco emitió el 19 de agosto, cuatro días después de que los talibanes asumieron, por la vía armada, el poder en Afganistán.

Igualmente, la funcionaria de ascendencia marroquí, planteó la necesidad de que no haya vuelta atrás en el progreso que se logró allí, en materia de género, durante las dos décadas que el movimiento extremista no gobernó (2011-2021).

En la visión de la jerarca de Unesco, “no hay que perder los importantes progresos realizados en el país, sobre todo en materia de educación”.

“Nada debe obstaculizar el derecho fundamental a la educación, especialmente, para las niñas y las mujeres”, reafirmó.

Respecto al tema del acceso de género al sistema educativo nacional, la joven afgana Malala Yousafzai, activista por ese derecho, planteó, en un artículo de opinión que publicó, el 17 de agosto, en el diario estadounidense The New York Times, la urgente necesidad de ayudarlas.

“En este momento crucial, debemos escuchar las voces de las mujeres y niñas afganas”, quienes “piden protección, educación y la libertad”, expresó la promotora de la educación para las niñas en Afganistán, activismo que le significó, en 2012-cuando tenía 15 años- un atentado talibán, a balazos, del que, siguiendo un complejo y prolongado proceso médico, en Europa, logró recuperarse.

“No es demasiado tarde para ayudar al pueblo afgano, en particular, a las mujeres y los niños”, pero “no tenemos tiempo que perder”, planteó.

“Las niñas y mujeres jóvenes afganas están de nuevo en una situación en la que he estado: desesperadas por la idea de que otra vez no se les permita estar en un salón de clases o sostener un libro”, precisó.

“Dados los antecedentes de los talibanes de reprimir violentamente los derechos de las mujeres, los temores de las afganas son bien fundados”, aseguró Yousafzai, quien, en 2014
-a la edad de 17 años-, se convirtió en la persona receptora más joven, hasta ahora, del Premio Nobel de la Paz -y de cualquiera de los galardones Nobel-.

Surgido en 1994, en el marco de la guerra civil afgana (1992-1996), el grupo Talibán estuvo, desde 1996 hasta 2001, en control de aproximadamente tres cuartas partes de los algo más de 652 mil kilómetros cuadrados que constituyen el territorio afgano.

La violenta administración talibana -caracterizada por las brutales violaciones a los derechos humanos, en particular de las mujeres y las niñas- fue derrocada en diciembre de 2001, cuando Afganistán fue escenario de una invasión militar, encabezada por Estados Unidos.

No obstante esa derrota, el movimiento se mantuvo, desde entonces, en resistencia armada.

Tras el reciente retiro de las tropas estadounidenses -las fuerzas extranjeras que mantenían la ocupación en el país asiático-, la ofensiva talibana logró el objetivo de derrocar al gobierno del presidente (2014-2021) Mohammad Ashraf Ghani, cuando tomó el control de Kabul, el 15 de agosto de este año.