Los mercados emergentes y las economías en desarrollo enfrentan déficits de financiamiento considerables en lo que se refiere a inversiones con bajas emisiones de carbono y con resiliencia climática

Según un nuevo informe del Banco Mundial, en casi el 60 % de los bancos en mercados emergentes y economías en desarrollo (MEED), el financiamiento para inversiones relacionadas con el clima representa menos del 5 % de sus carteras totales, y más del 25 % de esas instituciones no ofrecen ningún tipo de financiamiento climático.

Esto es significativo porque, en las economías en desarrollo, los bancos son predominantes en el sector financiero, a diferencia de lo que ocurre en las economías avanzadas, donde el sector financiero está más diversificado. Se prevé que el cambio climático tendrá un gran impacto en las oportunidades económicas y en los resultados en términos de desarrollo en los MEED, por lo que será necesario que en esos mercados y economías se realicen muchas más inversiones que las que reciben en la actualidad. En ese sentido, los bancos podrían desempeñar un papel más importante en los MEED para reducir el déficit de financiamiento climático.

“Los mercados emergentes y las economías en desarrollo enfrentan déficits de financiamiento considerables en lo que se refiere a inversiones con bajas emisiones de carbono y con resiliencia climática. Es necesario que intensifiquemos las acciones climáticas y atraigamos la inversión privada”, afirmó Axel van Trotsenburg, director gerente sénior de Políticas de Desarrollo y Alianzas del Banco Mundial. “Para esto deben llevarse adelante acciones colectivas, y el sector bancario es indispensable en este proceso de transición. Puede ser primordial en el financiamiento para un camino de desarrollo ecológico, con bajas emisiones de carbono y sostenible.

En el ámbito internacional, las autoridades bancarias ponen a prueba nuevos enfoques para respaldar el financiamiento relacionado con el clima, sin poner en riesgo las importantes metas de estabilidad del sector financiero y la inclusión de las personas desfavorecidas. Por ejemplo, es fundamental adoptar taxonomías verdes y sostenibles, un sistema de clasificación que identifica actividades e inversiones para acercar a los países a objetivos ambientales específicos, entre otros, para aumentar el financiamiento relacionado con el clima. En la actualidad, solo existen en el 10 % de los MEED, en comparación con el 76 % de las economías avanzadas.

“Los fondos para la adaptación son insuficientes; solo el 16 % del financiamiento climático nacional e internacional se destina a la adaptación en los mercados emergentes y las economías en desarrollo (salvo China). De esta pequeña proporción, el 98 % son recursos públicos o financiamiento oficial”, comenta Pablo Saavedra, vicepresidente de Prosperidad del Banco Mundial. “Para reducir este déficit no solo se necesita un mayor financiamiento climático de los bancos, sino también que los mercados de capital y de seguros en las economías en desarrollo sean más amplios para que puedan proporcionar financiamiento esencial a largo plazo, que se destine a infraestructuras críticas resilientes al clima. Es importante, además, mejorar el acceso a los servicios financieros para las personas, en especial, para quienes se encuentran en grupos vulnerables”.

Informe Finance and Prosperity 2024

El informe Finance and Prosperity 2024 (Financiamiento y prosperidad 2024) es la primera edición de una serie anual en la que se analizan la evolución y las vulnerabilidades del sector financiero en los países de ingreso bajo e ingreso mediano. En el informe se incluyen dos temas especiales: La relación entre la deuda soberana y el sector bancario y El clima y el sector bancario.

De acuerdo con datos recientes, en el informe se hace hincapié en las diferencias que existen en cuanto a la resiliencia y la estabilidad entre los sectores financieros. Después de analizar a 50 países, que representan el 93 % del total de los activos bancarios en los MEED, se concluyó que el sector financiero del 30 % de esos países enfrentará altos riesgos en los próximos 12 meses. La mayoría no cuenta con un marco normativo adecuado ni con capacidad institucional para hacer frente a problemas de estabilidad financiera.

En el informe también se llama la atención sobre las excesivas tenencias de deuda soberana en los bancos locales, el talón de Aquiles para algunas economías, en especial, para aquellas con políticas macroeconómicas más frágiles y que enfrentan desafíos relacionados con la sostenibilidad de la deuda pública. Entre 2012 y 2023, la exposición de los bancos a la deuda gubernamental aumentó más de un 35 %.

En el informe se recomienda a los países que fortalezcan las reservas bancarias con suficiente anticipación, que pongan en funcionamiento redes de protección financiera, que lleven adelante pruebas de tensión y que implementen diversos instrumentos esenciales. Esto incluye mecanismos firmes de gestión de crisis entre organismos, asistencia de liquidez de emergencia totalmente operativa, marcos de resolución bancaria consolidados y sistemas de seguro de depósito que cuenten con fondos suficientes para reducir las probabilidades de tensión financiera y de efectos secundarios en la economía en general. Además, las economías en desarrollo deben considerar la posibilidad de incorporar requisitos de divulgación con respecto a las exposiciones que los bancos realicen frente al Gobierno para promover que esas entidades sean más prudentes a la hora de asumir riesgos y para incentivar la disciplina del mercado.

Foto: Mario A. Villeda