En sesión plenaria llevada a cabo el 2 de enero, la Suprema Corte de Justicia eligió por primera vez a una mujer, Norma Lucía Piña, para desempeñar la titularidad de la institución fundada en el 1825
No obstante, el machismo arraigado en su sociedad, y a pesar de la enraizada violencia contra las mujeres, México inició este año anotando un triunfo para la lucha universal por la igualdad de género: su máximo tribunal judicial eligió a su primera presidenta -en casi dos siglos de existencia-.
En sesión plenaria llevada a cabo el 2 de enero, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (Scjn) eligió a la ministra (magistrada) Norma Lucía Piña, para desempeñar la titularidad de la institución fundada el 15 de marzo de 1825.
Docente de educación primaria, desde 1978, y abogada desde 1988 -cuando se graduó en la estatal Universidad Nacional Autónoma de México (Unam)-, Piña fue nombrada, el 10 de diciembre de 2015, para desempeñarse en la Scjn, en reemplazo de la entonces saliente ministra Olga Sánchez -actual senadora-.
Designada por el senado mexicano -a propuesta del entonces presidente (2012-2018) Enrique Peña Nieto-, la abogada se convirtió en la decimosegunda mujer integrante de la corte.
La escasa sucesión de ministras fue iniciada, en mayo de 1961 -a los 136 años de constituido el máximo tribunal-, por María Cristina Salmorán.
Actualmente -en una situación de casi equilibrio-, cuatro de los 11 asientos en la Scjn son ocupados por mujeres -Piña, Yasmín Esquivel, Ana Margarita Ríos, Loretta Ortiz-, a quienes, ahora, se sumaron dos ministros, para lograr el 6-5 que definió la elección de la primera presidenta.
“Por decisión de mis compañeras y compañeros, asumo la máxima responsabilidad a la que, como mexicana, abogada, jurista, integrante del Poder Judicial Federal, puedo aspirar”, dijo la nueva conductora de la corte, en el mensaje de inauguración, formulado minutos después de la elección sin precedente.
“La asumo, consciente de su complejidad, y, ante ello (…) lo que ofrezco es una representación basada en las herramientas que me han guiado en lo que soy, en lo que somos, como juzgadoras y juzgadores: estudio, reflexión, acción, autocrítica, honradez, empatía”, agregó, a continuación y de la primera juramentación que marcó una victoria en la lucha por la igualdad de género en el ámbito estatal del norteamericano país latinoamericano.
“Así, con lo que sabemos y somos, dando pasos firmes, caminando juntos, estoy convencida que sabremos aprovechar la oportunidad que representa todo reto en beneficio del Poder Judicial de la Federación, en beneficio de nuestro país, en beneficio de México”, subrayó.
“La representación que se me encomienda, tiene una doble dimensión, una doble responsabilidad”, reflexionó.
Por una parte, “los represento a ustedes ministras y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, consejeras y consejeros de la Judicatura Federal”, agregó.
Por la otra, “al mismo tiempo, al ser la primera mujer que preside este máximo tribunal, represento también a las mujeres”, planteó, a continuación.
“A nuestro nombre, reconozco la congruencia de mis compañeras y compañeros”, expresó, en alusión a la ajustada votación.
“Me siento acompañada, respaldada por todas ellas y nosotras, me siento muy fuerte, porque sé que estamos todas, aquí, demostrando que sí podemos”, aseguró, a manera de consigna.
“Agradezco a las que siempre han creído, a las que no se han cansado de luchar para arrinconar a nuestra cultura patriarcal”, declaró, para expresar, de inmediato, que “honro a las que ya no están”.
La abogada especializada en Derecho Constitucional y Administrativo, es, una tenaz defensora de los derechos de las mujeres, aunque sostiene que prefiere no ser etiquetada como activista ni como feminista.
Sin embargo, en su trayectoria de más de tres décadas en el Poder Judicial mexicano, asumió, en 2022, la dirección de la Unidad General de Igualdad de Género de la corte, y la presidencia del Comité Interinstitucional de Igualdad de Género del Poder Judicial -cargos que desempeñó hasta el 2 de enero-.
Un año antes de asumir esas dos responsabilidades, votó, como integrante de la Scjn, a favor de la despenalización del aborto.
Ello en el contexto de la controversia generada a raíz de la prohibición para interrupción del embarazo impuesta en el nororiental estado de Coahuila -limítrofe con Estados Unidos-.
Mediante esa decisión, la corte nacional eliminó la criminalización de las mujeres quienes se someten a ese procedimiento médico, además de establecer, a nivel nacional, la obligación de proporcionar los servicios médicos y sociales que necesiten las que se hallan en esa situación.
Otra preocupación de la nueva presidenta de la Scjn, respecto a las mexicanas, radica en los elevados índice de violencia de género que presenta el país.
Al respecto, en una declaración que emitió el 25 de diciembre, la representación de Naciones Unidas en México informó que, a nivel nacional, “7 de cada 10 mujeres han experimentado una situación de violencia a lo largo de su vida, y 10 mujeres en promedio son asesinadas al día”.
Al desglosar las cifras generales, agregó que “7 de cada 10 adolescentes, de entre 15 y 17 años, han experimentado al menos una forma de violencia a lo largo de su vida; 53% ha experimentado algún tipo de violencia sexual”.
En términos generales, y a nivel internacional, la violencia de género, “repercute gravemente en la salud, integridad y en la vida de las mujeres y las niñas, de las familias, de las comunidades y de las sociedades en general”, precisó, como parte del texto que difundió en el marco de la conmemoración del Día Internacional de las Defensoras de Derechos Humanaos -fecha observada anualmente, cada 29 de noviembre, desde 2006-.
Al respecto, en declaraciones que el diario español El País reprodujo el 11 de noviembre, Piña destacó, en alusión a sus prioridades como integrante de la Scjn, que “me preocupan, mucho, los asuntos relacionados con la violencia contra las mujeres”.
Combatirla “es algo que tenemos que seguir reforzando”, precisó, además de señalar que la agresión de género, en todas sus manifestaciones, requiere eficaz atención judicial.
“Tiene mucho que ver con cómo se hace la justicia a ras de tierra, local”, dijo.
También se necesita “ver las técnicas de investigación”, porque “los ministerios públicos, los fiscales, todos, necesitan mayor capacitación”, puntualizó.
“Observamos muy claro, esto, en los casos de violencia contra la mujer”, planteó.
“Un homicidio de una mujer se debe investigar como feminicidio, y, después, si no es el caso, se descarta”, comenzó a explicar en ese sentido.
“Pero, muchas veces, sucede al revés”, de modo que, “sí, nos falta mucho por hacer”.
Al hablar inmediatamente después de su juramentación en la presidencia de la Scjn, Piña destacó el valor de su elección, desde el punto de vista de la lucha de las mexicanas, por la igualdad de oportunidades.
“Reconozco la importantísima determinación, de la mayoría de este Tribunal pleno, de romper lo que parecía un inaccesible techo de cristal”, expresó.
En ese sentido, durante su participación en la reciente juramentación, en noviembre, de 87 juezas, planteó, a manera de reflexión -y, al mismo tiempo, de recomendación-, en un mensaje a las mexicanas jóvenes, que, las mujeres quienes logran romper ese techo, asumen, ante las que aún luchan por ello, la responsabilidad de “ayudarlas a levantarse del piso pegajoso” de la desigualdad.