El empoderamiento femenino -que, de hecho, existe en la base de la pirámide socioeconómica- requiere, para emerger, una serie de condiciones mínimas, entre las cuales se destaca, como fundamental, la erradicación de la violencia de género
Lo mismo aplica para la mujeres quienes se desempeñan en el ámbito corporativo, sector que no está exento de agresión patriarcal.
Exponente de esta línea de análisis, Valeska Pesse, activista chilena de los derechos de las mujeres, planteó, en un reciente artículo de opinión, la necesidad de procurar la concientización de la sociedad en cuanto a lograr la consolidación de espacios libres de violencia machista.
A partir de ello, será posible construir las herramientas que permitan ese necesario empoderamiento, aseguró, en el texto difundido, el 1 de enero, por Diario Uchile -medio de comunicación de la Universidad de Chile-.
“Hace años que escucho, leo y uso la palabra empoderamiento”, señaló Pesse, cofundadora de la organización no gubernamental Women Innovation Lab (Laboratorio de Innovación de Mujeres, WIL).
“Ahora lo hago con naturalidad, pero al comienzo me resistí”, porque “era, para mí, una traducción facilista de empowerment”, agregó, en el texto que tituló “¿Cómo nos empoderamos las mujeres?”.
“Hoy lo asocio con habilitar, atreverse, tomar acción, ser protagonista, decidir, sacar tu voz y ser dueña de tu destino”, indicó, para señalar, a continuación, que “suena a autoayuda o coaching, vinculados al ámbito de desempeño de las mujeres profesionales de elite”.
En ese sentido, la activista preguntó: “es posible que este empoderamiento sea sólo para que las mujeres ejecutivas desarrollen su carrera y liderazgo?”.
A continuación, señaló que, “aunque empoderarse debiera tratarse de adquirir la capacidad para tomar decisiones sobre tu vida, hoy es visto como un mandato tácito que dicta, a las mujeres profesionales el deseo de hacerlo y llegar a ser gerentas”.
Al respecto, planteó, en modo de reflexión, que “surge otra inquietud: de qué otra forma, aparte de ser gerenta, se valida el empoderamiento femenino, por ejemplo, fuera del mundo corporativo?”.
Sobre este punto, escribió que, “en la sociedad civil y en las organizaciones de base, sin duda hay mujeres liderando”.
Se trata de “dirigentas vecinales y sindicales, directivas en centros de padres, presidentas de comités administrativos en edificios, organizadoras de ollas comunes (para la alimentación de personas sin recursos), o de comités para vivienda”, puntualizó, para destacar que, “todas ellas, están empoderadas, en mayor o menor medida”.
En ese aspecto, preguntó: “cuáles son las condiciones mínimas para que emerja ese empoderamiento, y que las mujeres se sientan poderosas?”, para responder que “un requisito fundamental es la seguridad”.
“Debe ser seguro, ser poderosa, para que aquellas lideresas ejerzan su rol con confianza, sin miedo, viviendo en un entorno libre de violencia de género”, agregó, para, a continuación, precisar que “también debiera ser la base en el mundo corporativo”.
Pesse explicó que, “a veces, pensamos que la violencia está presente sólo en algunas capas de la sociedad, pero es un fenómeno que atraviesa todos los estratos sociales”.
Y, de inmediato, planteó que, “a menudo, en círculos corporativos, obviamos la posibilidad de que mujeres con perfil ejecutivo vivan violencia de género, poniendo el acento solo en conseguir ascensos, negociar mejor, y ser asertivas”, e informó que, “en esos ámbitos, la violencia se suele abordar con reglamentos y canales de denuncia”.
“Pero son los menos, y se remite a empresas de vanguardia en equidad”, aclaró, a continuación.
“Más escasas aún son las iniciativas empresariales dirigidas a un cambio cultural que permita romper tabúes al respecto”, denunció.
En ese sentido, la experta señaló que “la pregunta medular es: puede empoderarse realmente una mujer que es víctima de violencia de género?”.
“Y, enseguida: qué abordamos primero?, eliminar dicha violencia, para luego empoderar, o empoderamos, para romper el círculo de la violencia?”, continuó reflexionando.
En ese sentido, Pesse expresó que es necesario lograr la concientización de la sociedad.
Con miras a llegar a ese objetivo, “en cada encuentro, charla, o taller con lideresas ejecutivas o sociales, debemos relevar que lo primero es garantizar espacios libres de violencia, recogiendo sus necesidades, para intentar priorizar, dentro de este desafío multifactorial de inequidades que vivimos las mujeres”.
En opinión de la activista, “sólo desde ahí podremos construir herramientas para empoderar a más mujeres”.