Casi la tercera parte de los femicidios registrados de enero a mayo de este año en territorio hondureño ocurrió desde marzo, cuando el gobierno impuso el confinamiento obligatorio, por la pandemia del nuevo coronavirus, de acuerdo con datos del Observatorio de la Violencia (OV) de la Universidad Nacional autónoma de Honduras (UNAH).
De los 118 tales asesinatos que el OV-UNAH anotó para el periodo del 1 de enero al 31 de mayo, 45 ocurrieron desde mediados de marzo, cuando comenzó el aislamiento social obligatorio -impuesto mediante estado de sitio- a nivel nacional.
Las cifras indican que, cada día, en Honduras, una mujer muere asesinada.
Las víctimas se ubicaron en el grupo etario de 15.a 39 año, de acuerdo con la misma fuente.
Citada por medios locales, la directora del OV-UNAH, Migdonia Ayestas, señaló que las cifras ponen de manifiesto “las vulnerabilidades que (las mujeres) sufren por quedarse en casa”.
El aislamiento social “pone a las mujeres en mayor riesgo, porque están viviendo con el agresor”, lo que significa que “la pandemia sólo está perpetuando la violencia contra la mujer, y eso es lamentable”, reflexionó.
“En el 60 por ciento de los casos, se le atribuye la culpabilidad al cónyuge”, precisó, al indicar que Honduras es, a nivel centroamericano, el país con la mayor incidencia de femicidios.
Junto con los limítrofes El Salvador y Guatemala, Honduras integra el Triángulo Norte de Centroamérica, considerado como una de las regiones más violentas, en términos generales, a nivel mundial.
Al explicar que es durante la emergencia sanitaria que se han disparado los casos del fenómeno que constituye la máxima expresión de la violencia de género, Ayestas indicó que, el encierro en la casa, 24/7 con el agresor, genera un contexto en el cual se agudiza la agresividad de los atacantes.
Al mismo tiempo, crece la indefensión de las víctimas, ya que ese encierro, por ejemplo, les reduce considerablemente las posibilidades de denunciar, vía telefónica, cualquier incidente, o desplazarse fuera de la casa, en procura de protección.
“Aparte de permanecer en sus hogares junto al agresor, se restringen las movilidades”, precisó.
En ese sentido, subrayó que “la mayoría de los atacantes son los hombres, quienes, en medio de la cuarentena, cambian de carácter, y lastiman a sus víctimas”.
“El encierro o quedarse en casa, no ha favorecido a las mujeres, porque se ha observado un aumento de la violencia intrafamiliar, y, por consiguiente, de los femicidios”, expresó, para puntualizar que “en este periodo de pandemia, se ha incrementado, en un cuatro por ciento, la violencia intrafamiliar, y eso se convierte en un serio problema para las mujeres”.
Ayestas enfatizó que, “en los últimos meses se han registrado femicidios, de manera constante”.
Un dato particularmente fuerte fue dado a conocer en setiembre del año pasado, por las no gubernamentales Asociación Calidad de Vida y Tribuna d Mujeres contra los Femicidios, en un informe conjunto en el que indicaron que los asesinatos de mujeres, en Honduras, generaron, en los doce años hasta la elaboración del documento, aproximadamente 15 mil huérfanos.
Durante la presentación del informe –“Las víctimas invisibles de los femicidios”-, en conferencia de prensa realizada el 10 de setiembre, la directora de la asociación, Ana Cruz, informó, cuitando el documento, que, “de 5,058 mujeres víctimas, por un promedio de tres hijos por mujer, da como resultado 15,174 niños en la orfandad, a causa de femicidios durante doce años”.
En el estudio se advirtió, además, que la ausencia de atención a esos menores “puede traer a la nación una catástrofe emocional e implicar la pérdida de dos generaciones”, además de causar “aumento de casos de represión, trastorno, ansiedad y estrés postraumático”.
En cuanto a la pandemia, de acuerdo con los más recientes datos de la estadounidense Universidad Johns Hopkins -actualizados diariamente-, el total de casos de Covid-19, a nivel mundial, era, al 29 de este mes, algo superior a 10.2 millones.
En el contexto específico centroamericano, Honduras se ubicaba en segundo lugar, 18,818 casos, luego de Panamá (32,785)-incluido el presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, y antes de Guatemala (17,409).