La sociedad le exige que sea pura, que llegue virgen al matrimonio, pertenezca a un solo hombre y reprima sus deseos carnales, por eso la trabajadora sexual se convierte en la antítesis de la dama.

Grettel es una mujer como cualquiera, es madre, abuela y a sus 50 años aún ejerce la profesión que le ha permitido llevar el sustento a su casa: el trabajo sexual.

No se avergüenza de su oficio, incluso cuando solicité la entrevista y mencioné la palabra prostitución, con toda propiedad me corrigió: “no somos prostitutas, somos trabajadoras sexuales”, porque tal y como ella y su compañera Yamileth lo indicaron, su cuerpo es su instrumento de trabajo.

Grettel comenzó a los 18 años, nadie la obligó, trabajó como empleada doméstica un tiempo, buscó otros empleos, pero con este ganaba más. Yamileth inició a los 23, un poco vieja como dice, fue mesera, administró negocios, pero al igual que a su amiga, el “oficio más antiguo del mundo” generaba más ingresos.

Hablar de trabajo sexual es un tema complicado, todos saben que existe, todos saben que hay hombres y mujeres que se dedican al mismo, unos lo llaman un mal de la sociedad y buscan erradicarlo.

Como ambas lo señalaron, ellas trabajan con su cuerpo: “así como usted usa su voz para hacer preguntas y sus manos para escribir, nosotras utilizamos la vagina. Damos un servicio, el sexual y recibimos dinero, por eso es un trabajo”, comentó Grettel.

Quienes se dedican a este oficio no son bien vistas, ya que según la antropóloga social Maritere Anchio, es la práctica más transcultural que existe, es decir que a más allá de todo pensamiento patriarcal y moral impuesto hasta el momento sobre lo que es bueno y lo que es malo, sobre lo que debe hacer una mujer y lo que no.

La sociedad le exige que sea pura, que llegue virgen al matrimonio y que reprima todos sus deseos carnales, por eso la trabajadora sexual se convierte en la antítesis de la “verdadera” dama.

“Socialmente, se percibe como una mala mujer, la que realiza una actividad sexual que es censurada. Por ende, al tener relaciones coitales con muchos hombres y recibir un pago a cambio, se visualiza como alguien sin valores, que tiene problemas, consume drogas, que no vale como ser humano. Ya que la construcción de género sobre relaciones de pareja ha establecido que el mandato femenino es tener relaciones sexuales por amor hacia un hombre y no por recibir nada a cambio”, explicó Anchio.

Alrededor de esta figura hay muchos mitos, el primero es que son analfabetas o tienen poco estudio, adictas a las drogas, alcohólicas, les gusta la vida fácil, son portadoras de enfermedades. Físicamente visten de forma provocativa, con tacones muy altos, labios pintados de rojo “pasión” o rojo “puta” como dicen por ahí y tienen muy buen cuerpo.

Pero la realidad es otra, muy distinta a la que pintan en las películas…

La trabajadora sexual es una mujer preparada, con familia, algunas casadas, otras madres solteras, incluso gracias al sexo muchas logran pagar sus estudios universitarios, hay quienes trabajan por temporadas, Grettel expresó que para la época escolar es común que algunas regresen a ejercer para cubrir los gastos de entrada a clases de sus hijos.

Anchio también señaló que son conocedoras de su cuerpo y se cuidan, saben prevenir las enfermedades de transmisión sexual, por eso la incidencia de VIH en esta población es mínima.

1176

Servicios de todos los tipos

El sexo es su forma de ganarse el pan, en un reportaje en un medio nacional, una trabajadora cobraba ¢7500 por complacer al cliente y ¢20 mil con sexo sin condón, Yamileth y Grettel comentaron que de acuerdo a lo que la persona quiere, así se cobra, igual que cualquier otro profesional por desempeñar una labor.

“El paquete completo es sexo vaginal, anal y oral, la tarifa incluye el cuarto, que ahora son como ¢2 mil, a veces quieren hacer lo que sus esposas o novias no se atreven; pero muchas veces el cliente no quiere sexo, sino que lo escuchen, quiere desahogarse de los problemas del trabajo y llegan a pagar media hora más para seguir hablando, así que también somos psicólogas y consejeras”, declaró Yamileth.

Hay distintos tipos de trabajadores sexuales, quienes ejercen en las calles, en un night club, en salas de masaje y los conocidos acompañantes de lujo, en una nota del sitio web Forum libertas, una “scort” llamada Mar Fontes declaró que esperaba con ansías con evento tecnológico que se iba a celebrar en Barcelona ya que la demanda de sus servicios se incrementa y muchos de sus clientes la necesitan para que los acompañe a cenas de negocios.

Algo similar comentó Raúl a la Revista Perfil, este sexo servidor indicó que la mayoría de mujeres que utilizan sus servicios lo hacen para no sentirse solas o para impresionar a sus conocidas.

Incluso una vez, una clienta le pagó para que acompañara a una amiga de ella a una fiesta de generación ya que estaba recién divorciada y no quería ir sin pareja.

Clientela de toda clase

Así como varían los servicios y las tarifas, varía quien los solicita, eso lo dejaron muy claro Grettel y Yamileth, quienes han atendido hombres educados, con cargos importantes, Yamileth mencionó que entre sus clientes tuvo a un gerente bancario, Grettel cuenta que ella había uno que le llevaba chocolates.

La licenciada Anchio aseguró que generalmente quienes buscan a las trabajadoras sexuales son hombres con pareja que quieren compañía, pagan para poder llorar y expresar lo que sienten sobre dificultades en la casa y con la misma pareja sentimental, tal y como lo indicaron nuestras entrevistadas. Otros llegan para aprender sobre sexualidad, posiciones y cómo complacer a su esposa o novia.

“Algunos las utilizan para la iniciación sexual, un grupo de hombres llevan a un chico que acaba de cumplir 18 años y le pagan una hora para que deje de ser virgen. Actividad que ha disminuido también, ya que más chicas acceden a tener relaciones sexuales con sus parejas, empero es todo un símbolo sexual”, informó.

Hay otros hombres que son violentos, misóginos, agreden a estas mujeres por considerarlas no personas y objetos. Algunos las violan o hay historias donde no les pagan, les pegan después del encuentro sexual y se van, con esto también coindicen las entrevistadas.

“El hombre busca en la calle lo que no tiene en la casa”, se escucha en la calle, el por qué hay demanda de servicios sexuales es todo un tema complejo, pero para esta antropóloga social, la construcción de la masculinidad es vital.

Anchio apuntó que al caballero se le dice que solo debe penetrar y eyacular, el tema de placer, de complacer y de entregarse a su pareja está censurado: “algunas de las trabajadoras sexuales con las cuales he conversado expresan que algunos llegan muy bruscos sin saber cómo tener un encuentro sexual y dejan que ellas hagan todo el trabajo. Pero con los que más frecuentan y tienen más confianza empieza a crearse un proceso de enseñanza donde ella le explica que le gusta y cómo lo quiere”.

Legal, pero siempre a escondidas

En Costa Rica, el trabajo sexual es legal, no así el proxenetismo ni la explotación sexual, hace unos años varios medios de comunicación informaron que nuestro país era  promocionado en el extranjero como un paraíso sexual, incluso se vendían guías con recomendaciones de lugares y tarifas.

Marcelo Solano, Director de la Policía Municipal de San José, explicó que el Área Metropolitana tienen identificados al menos 74 locales que funcionan como sitios de encuentro, entre salas de masaje, cuarterías con servicio de cuarto sexual, cafés internet, estéticas,  salas de proyección de películas XXX, entre otros.

Es importante hacer una diferencia entre la prostitución y la explotación sexual, ese grupo de personas que mediante engaños o amenazas obligan a una persona a vender su cuerpo.

Datos de la Unidad de Trata de tráfico de personas del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) revelan que en 2014 desarticularon 12 redes de prostitución, mientras que en 2015 fueron 14 las bandas desmanteladas.

En marzo de 2015, arrestaron a una mujer de 73 años y a su hijo de 52 dueños de una pensión en donde seis mujeres prestaban sus servicios, a ellas les tenían horario fijo, tarifa establecida, las multaban si faltaban y tenían que justificar su ausencia.

El OIJ investiga cualquier dato donde se informe de una posible situación de explotación sexual comercial. De igual forma actúa la Policía Municipal, acuden solo cuando se desvirtúa la patente comercial para fines no autorizados, sospechas de trata de personas y presencia de menores de edad en los locales.

En Costa Rica se tipifica el proxenetismo simple (reclutar a personas con fines sexuales) con una pena de prisión de dos a cinco años o bien el proxenetismo agravado con una pena de cuatro a diez años de cárcel.

En otros países

El periódico El Confidencial publicó un reportaje llamado “China y el fenómeno de la prostitución 2.0”, entrevistaron a una estudiante universitaria de 21 años quien usa las redes sociales para contactar clientes.

Como lo indica la nota, en China la prostitución no fue tipificada como delito sino hasta finales de la década de los 80, cuando “vender sexo” o “tener relaciones ilícitas con una prostituta” aparecieron en las regulaciones provinciales, aunque no en el Código Penal de la República Popular China de 1979, vigente en aquel momento. En Corea del Sur surgió un grupo llamado «Chicas Bacchu», mujeres de la tercera edad que venden sus cuerpos al mejor postor para poder comer.

Holanda es un caso de estudio, ahí la prostitución adulta voluntaria y el proxenetismo son legales desde el año 2000, siempre y cuando no exista coerción, quienes laboral en negocios legalizados tienen un contrato de trabajo, cobertura social, subsidios de desempleo y una pensión de jubilación del Estado, pero generalmente muy baja.

Uno de los sitios preferidos por los turistas es el Barrio Rojo de Amsterdam, no funcionan burdeles sino vitrinas, incluso las trabajadoras sexuales pagan un alquiler, según datos, en este lugar unas 8 mil personas se dedican a esta profesión.

En abril de 2015, Nicaragua certificó a 18 trabajadoras sexuales como facilitadoras judiciales, una figura legal creada por la Corte Suprema de Justicia (CSJ) para que sirvan de guías en temas legales a personas que desconocen los procedimientos.

Suecia aplicó una ley que trata la prostitución como una forma de violencia contra las mujeres, se penaliza a los hombres que las explotan comprando servicios sexuales; ven a la mayoría de trabajadoras sexuales como víctimas que requieren ayuda y se educa al público.

Trabajo sexual es un mercado, tal y como lo retrata la serie brasileña “El Negocio”, la cual presenta a tres sexo servidoras que se unen, forman la empresa llamada Oceáno Azul y contactan a las  “garotas” con los clientes.

1415503326204

Con la frente en alto

Para Grettel y Yamileth, esta es su profesión, la que les ha dado de comer y les ha permitido sacar a sus familias adelante, nadie las obligó, como cualquier trabajador vivieron buenos y malos momentos, se han enfrentado al mundo y caminan con la cabeza en alto, orgullosas de lo que hacen.

Aquí en nuestro país funciona la organización La Sala, de la cual Grettel es la presidenta, esta organización busca empoderar de sus derechos a las sexo servidoras, además les dan charlas de autoestima e imparten cursos como computación, buscan que se reconozcan sus derechos, que puedan asegurarse como trabajadoras sexuales y tengan acceso a servicios de salud, pensión, préstamos y bono de la vivienda.

¿Hay competencia?, sí, desde jovencitas de 18 ó 23 años de muy buen ver que cobran ¢10 mil hasta las veteranas cuya experiencia vale más que esa suma, pero como todo entra por los ojos, ellas tienen que bajar el precio a unos ¢3 mil ó ¢4 mil, lo cual apenas les alcanza para pagar el alquiler del cuarto, que ronda los ¢2 mil.

Grettel nunca ocultó su profesión, su familia y sus vecinos saben a qué se dedica; Yamileth sí, para ella era complicado contestar dónde trabajaba o qué tal eran los compañeros, preguntas normales cuando que se le hace a cualquier persona.

Han sido muchos años en esta labor, muchas lágrimas, muchas satisfacciones, muchos sacrificios, pero nada de remordimientos: “a una siempre le preguntan que si volviera a nacer haría las cosas diferentes y yo digo que no, me gusta mi trabajo, lo disfruto, es lo que sé hacer y me ha dado de comer”, sentenciaron ambas.

rcastropetra@gmail.com