Por apenas segunda vez en el medio siglo de existencia del Premio Nobel de Economía, una mujer recibió, este año, el galardón, compartido con otras dos personas.

Se trata de la economista francesa-estadounidense Esther Duflo, cuya labor en el estudio de opciones para combatir la pobreza fue reconocida por la Real academia Sueca de Ciencias, la que deicidio otorgarle el premio, compartido con su esposo y colega indio-estadounidense Abhijit Banerjee, y con el colega norteamericano de ambos Michael Kremer.

La Real Academia Sueca de Ciencias –que entrega el premio de nueve millones de coronas (algo más de 914mil dólares), creado en 1968 y financiado por el Banco Central de Suecia (Sveriges Riksbank)- anunció, el 14 de este mes, que los tres fueron seleccionados “por su enfoque experimental para el alivio de la pobreza”.

Asimismo, destacó que, además, han desempeñado un papel decisivo en redefinir la investigación en el campo de la economía para el desarrollo.

En declaraciones que formuló un día después del anuncio, Duflo se declaró sorprendida por su designación para el premio –porque no es hombre ni mayor de 60 años-, y expresó la esperanza de que, haberlo obtenido, se constituya en una señal para que más mujeres se interesen por la economía.

Duflo, quien también es docente, dijo, a la emisora británica British Broadcasting Corporation (BBC), que no imaginaba que la academia sueca la seleccionaría, porque, “habitualmente, un premio nobel va a algún economista mayor de sesenta años”.

La galardonada atribuyó esa realidad a causas tales como que el número de mujeres economistas es bajo.

“Sencillamente, no somos muchas”, lo que responde, por ejemplo, a la cultura, que es “un poco machista y agresiva”, reflexionó.

Además, “las mujeres jóvenes no se sienten necesariamente inspiradas por la economía como algo que pueda marcar una diferencia, en el mundo”, porque “creen que, si quieren ser útiles, deben ser médicas o, quizá, científicas, pero no economistas”, agregó.

Duflo manifestó la esperanza de que, en tal contexto, el otorgamiento del premio correspondiente a este año envíe una señal, a las mujeres, en el sentido de que la economía “no se limita a usar corbatas y trajes, ni a pensar en la macroeconomía y las macrofinanzas” sino que “puede consistir en cambiar el mundo, hacer que el mundo sea un mejor lugar”.

La economista es, no solamente la segunda mujer sino, a la edad de 46 años, la persona más joven que hasta ahora ha recibido el premio.

La primera fue la politóloga estadounidense Elinor Ostrom (1933-2012), quien fue galardonada en 2009.

Transcurrida parte de su infancia en condiciones de pobreza, a causa de la Gran Depresión económica estadounidense (1929-1939), Ostrom aprendió, con su madre, el cultivo de hortalizas y, a partir desea materia prima, la elaboración hogareña de conservas, con las que financió sui educación secundaria, para convertirse, luego, en la primera persona de su familia quien logró título universitario.

Graduada en Ciencias Políticas, con honores, en 1954, Ostrom llegó a constituirse en un referente en el campo de la acción social colectiva, área en la cual fundó, con su esposo, el profesor Vincent Ostrom, El Taller de Teoría Política y Política Pública (The Workshop in Political Theory and Public Policy).

Al explicar la decisión de otorgarle el premio, la academia señaló que “Elinor Ostrom desafió la concepción tradicional de que la propiedad común está mal administrada”, y “observó que quienes utilizan los recursos, frecuentemente, desarrollan sofisticados mecanismos de decisión y cumplimiento de las normas para manejar conflictos de interés”.